“Hacía muchísimo frío afuera, y mucho viento”, recuerda la diseñadora Clara Aynié sobre aquel día de este pasado febrero. Esa misma noche, resguardada en el calor de la residencia del embajador argentino en Londres, en el 49 de Belgrave Square, su marca, Aynié, se presentó por primera vez en London Fashion Week junto a La Rando, la firma de indumentaria de la arquitecta Gala Elman.
El cuero de inspiración industrial de la indumentaria de La Rando y los accesorios basados en las tipologías y materialidades de la talabartería familiar de Clara Aynié proceden del corriente y humano concepto del deseo. El deseo de eternidad, de trascender, que fue materializado en piezas durables y fragmentos de tradición; el deseo de crear y construir realidades, inherente a la especie de los creativos; y el deseo de comunicar, de poner en palabras (o maniquíes) una nueva noción de la argentinidad.
“La Rando nace del brutalismo y lo contemporáneo de la ciudad”, explica Elman, en diálogo exclusivo con Infobae, “y también de las posibilidades y capacidades que tiene la Argentina, su gente y su filosofía: hay una argentinidad que se da por aquel pensamiento contemporáneo que queremos mostrar”. “En mi caso la nueva argentinidad es lo latinoamericano, lo argentino y la tradición en técnicas locales”, agrega Aynié, “creo que es un buen momento para habitar nuestra región y presentarse en el exterior”, concluye.
Paneles empapelados con un manifiesto, ”en un mundo perecedero y fugaz, nuestra revolución es ‘el para siempre’, el actuar en función el deseo”, eran las líneas que orientaban el recorrido desde la calle hacia el primer piso en el que se encontraba la presentación de los diseños. En un salón de marcado estilo neoclásico, una instalación minimalista desarrollada por la creativa argentina Sol Mark, servía de telón a las colecciones.
“Creamos biombos espejados que, con mucho respeto al entorno, resaltaron las piezas de ambas marcas y transmitieron de forma sutil la esencia porteña”, reflexiona Mark. “Optamos por luz fría, líneas rectas, formas simples y una paleta de colores blanca y negra para transmitir la simpleza y potencia de la conversación entre Aynié y La Rando, entre Londres y Buenos Aires”.
El minimalismo monocromo de La Rando y las constantes interrupciones cromáticas de los accesorios de Aynié fueron orquestados por el dúo de estilistas argentinas Antonella y Aldana Simes. El algodón y el cuero fueron los materiales primarios y protagonistas de esta puesta en escena sin tiempo ni temporada. Al llegar al final del recorrido, tras el manifiesto y la sala de espejos, una mesa cubierta de empanadas premiaba a los invitados. Calor, furia y brutalismo urbanos y repulgue: lecciones de argentinidad al otro lado del mundo.
La cuestión de la identidad, desdoblada y repensada en sus infinitos reflejos, atraviesa cada pliegue de sus piezas. “Aynié está inspirada en la talabartería de mi familia que tiene más de 100 años: soy la cuarta generación y la primera mujer en entrar en el negocio familiar”, comenta Clara sobre los orígenes marca, “es una reinterpretación de esta herencia que se basa en tomar sus atributos, incluyendo técnicas ancestrales latinoamericanas, y generar una fusión de ideas”.
Para Elman, arquitecta, el punto de encuentro entre su métier y la indumentaria reside en su elección de materiales. “Me pareció lo más cercano a la arquitectura por la construcción, por la pureza de las prendas”. También sostiene que “las críticas fueron muy buenas” y que “no hay tantas marcas que se dediquen a hacer ropa de cuero: vino Suzy Menkes, una periodista de moda muy legendaria, y estaba genuinamente interesada”, recuerda. “La Rando significa ‘el borde’ en esperanto, es una metáfora vinculada a que cada uno busca su propio límite y que está bueno quebrarlo... un poco como hice yo”.
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