Paradojas del destino, el significado de su nombre parece determinar algo de su presente. Ucrania (Україна) significa “tierra en el borde”. Supondría estar al límite de varias cuestiones. Con antecedentes difíciles e, incluso, uno de los más tremendos accidentes nucleares de la historia, Ucrania es un país donde conviven dos espacios culturales y lingüísticos. Tal como ha sucedido con otros de los países independizados de la antigua Unión Soviética, ha atravesado tutelajes complejos, coletazos de la historia de la separación y, sobre todo, decisiones políticas que no siempre provinieron de la autodeterminación.
Uno de estos dos espacios, está localizado en la zona oeste del país, poblada por una mayoría étnica y lingüísticamente ucraniana. Una especie de Ucrania clásica, que incluye pequeñas áreas con ascendencias polacas y moldavas que le fueron asignados por Stalin durante las sucesivas modificaciones fronterizas que se sucedieron durante la URSS en las repúblicas soviéticas. Esta es la mitad más cercana a las costumbres de Occidente.
Por otra parte, en el sureste se encuentran los territorios que Moscú cedió a Ucrania cuando la URSS todavía era una realidad y desde el Kremlin no se imaginaba una Ucrania independiente. En ella existen regiones con fuertes tradiciones más cercanas a Rusia, como la Pequeña Rusia que los zares reconquistaron a los cosacos ucranianos, o la Nueva Rusia cedida por Lenin en 1920-22, donde la etnia rusa conforma aproximadamente la mitad de la población, aunque también hay muchos ciudadanos étnicamente ucranianos que tienen el ruso como lengua materna.
A esto se agrega un territorio clave: la península de Crimea (asignada a Ucrania por Nikita Jrushov en 1954), tanto por su mayoría de población étnicamente rusa (60%) como por su importancia estratégica: Crimea y su base naval de Sebastopol sirven como base de la flota rusa del Mar Negro.
Muerte cultural
La organización artística ucraniana J. Paul Getty Trust, condenó la destrucción del patrimonio cultural en Ucrania y señaló en un comunicado oficial que las fuerzas rusas han “quemado deliberadamente hasta los cimientos” del Museo Ivankiv al norte de Kiev, que albergaba valiosas obras de arte popular ucranianas. En paralelo al riesgo para la vida humana y la infraestructura, está el riesgo que enfrenta Ucrania de que se destruya su patrimonio cultural que representa siglos de historia desde el período bizantino hasta el barroco, así como sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Miles de museos en toda Ucrania almacenan importantes obras de arte de artistas ucranianos y rusos, artefactos bizantinos y pinturas de maestros como Giovanni Bellini, Francisco Goya y Jacques-Louis David, según un informe de Indian Express.
Fundado en 2014, el Museo de la Libertad en Kiev tiene una colección de alrededor de 4000 objetos. La mayoría de estos registran el movimiento a favor de la democracia de Ucrania y corren el riesgo de ser destruidos por las fuerzas rusas.
Una institución mucho más importante desde el punto de vista cultural es el Museo Nacional de Bellas Artes de Odessa, fundado en 1899. El museo alberga más de 10.000 piezas de arte, incluidas obras de algunos de los artistas rusos y ucranianos más reconocidos desde el siglo XV, entre ellos los artistas Ivan Aivazovskyi, Myhailo Vrubel, Valentyn Sierov, Mykola Reryh, Zinaida Serebriakova, Kostiantyn Somov y Vasyl Kandynskyi.
El país también alberga siete sitios del patrimonio mundial de la humanidad, incluida la Catedral de Santa Sofía del siglo XI en Kiev, y Kyiv-Pechersk Lavra, también conocido como el Monasterio de las Cuevas de Kiev, un monasterio ortodoxo fundado en 1051.
Todo el casco antiguo de Lviv que data del siglo XIII también es patrimonio de la humanidad. La ciudad de Kharkiv, que ha sido objeto de fuertes ataques por parte de las fuerzas rusas, también alberga una serie de museos, catedrales y barrios históricos.
Lo dado por perdido
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania tuiteó el 28 de febrero que el Museo de Historia Local e Histórica de Ivankiv fue incendiado en el asalto ruso. Dijo que 25 pinturas de la célebre artista ucraniana Maria Prymachenko también fueron quemadas durante el asalto.
En honor a la artista, que cautivó al maestro español Pablo Picasso con su talento, la UNESCO declaró el 2009 como el año de Prymachenko. “Me inclino ante el milagro artístico de este brillante ucraniano”, había dicho Picasso sobre su obra.
Un ataque aéreo ruso en Kiev el martes pasado derribó algunas torres de transmisión estatales al igual que el memorial del Holocausto de Babyn Yar en Kiev. Este es un monumento a la ejecución masiva de más de 33.000 judíos por parte de las fuerzas nazis en 1941 durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuatro museos en Vinnytsia, Zhytomyr, Sumy y Chernihiv lograron “desmontar y proteger sus exposiciones principales. En Vinnytsia, el edificio del museo ahora se usa parcialmente para personas desplazadas internamente”, según explicó el diario británico The Guardian, .
El mismo informe cita a Fedir Androshchuk, director del Museo Nacional de Historia de Ucrania en Kiev que, en dicho reportaje, indicó: “el museo está ubicado en medio de un área rica en patrimonio cultural cerca de tres hermosas iglesias, pero también cerca de algunos objetivos posibles el servicio de seguridad ucraniano y las fuerzas fronterizas”.
Además de las vidas humanas, el patrimonio de la civilización también está en riesgo. Una pérdida más de la que las guerras, inevitablemente, siguen dando cuenta.
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