Qué sucede con el COVID prolongado en Argentina: 10 redes de científicos buscan respuestas

Investigadores de institutos, universidades, hospitales públicos y privados, estudian las secuelas del COVID-19 y potenciales tratamientos. La palabra a Infobae de los expertos

La mayoría de las personas con COVID-19 se recupera totalmente, pero los científicos investigan quiénes y por qué tienen secuelas/ REUTERS/Agustin Marcarian/Archivo

Cuando era niña, Rosana Chehin vivía en la localidad de Aguilares, provincia de Tucumán, en el Norte de la Argentina, y se preguntaba cómo sería la vida en los océanos o en la Luna. Creció y se enfocó en moléculas esenciales para la vida: las proteínas. Con el paso del tiempo, pasó a estudiar proteínas que se agregan irregularmente y pueden aumentar el riesgo de que las personas tengan enfermedades como Parkinson o Alzheimer y aportó nuevos conocimientos. Pero llegó la pandemia en 2020, y Chehin se preocupó por cuál iba a ser el impacto de una infección con un patógeno como el coronavirus que puede ingresar en el cerebro.

El coronavirus ya afectó a más de 430 millones de personas en el mundo. En la Argentina, ya se reportaron más de 8,8 millones de casos de COVID-19. Aunque la incidencia está bajando, uno de los desafíos del futuro será prepararse para el impacto del COVID de larga duración (o también se llama Post Covid, Covid prolongado o Covid largo), que se desarrolla en algunos pacientes cuatro meses después de recuperarse de la enfermedad inicial.

Chehin, que es doctora en bioquímica y directora del Instituto de Investigación en Medicina Molecular y Celular Aplicada (IMMCA) en Tucumán, es líder de una de las 10 redes de institutos, universidades y hospitales públicos y privados que han recibido subsidios para investigar qué pasa con el COVID de larga duración en la Argentina. Cada una de esas redes implicará un trabajo colaborativo entre científicos y profesionales de la salud que se enfocará en responder diferentes preguntas que se han planteado por la infección con el coronavirus y sus secuelas.

La científica Rosana Chehin y su equipo en Tucumán que forma parte de una red que investiga por qué se produce pérdida del olfato, rigidez, temblores, y trastornos del sueño después del COVID-19

La mayoría de las personas que tienen COVID-19 se recuperan totalmente. Pero algunas personas sufren efectos a medio y largo plazo, como fatiga, dificultad para respirar, confusión, pérdida de memoria o falta de concentración o claridad, que se conoce como “neblina mental”. También algunas que se recuperaron de la fase aguda de la infección experimentan pérdida del olfato, rigidez, temblores, y trastornos del sueño, entre otros problemas.

“Algunos síntomas del COVID de larga duración son similares a los de la enfermedad de Parkinson. Por eso, ya desde 2020 estamos investigando las secuelas de un virus que puede ingresar en el cerebro humano”, señaló a Infobae la doctora Chehin. “Si bien son casos poco frecuentes, estamos investigando si existe una conexión entre la infección por el coronavirus y el desarrollo de un proceso de neurodegeneración que puede provocar la muerte de neuronas, como ocurre en Parkinson”.

La investigadora tiene una red de trabajo con el Instituto del Cerebro de París (liderado por Rita Raisman), el Instituto ANLIS-Malbrán (liderado por Claudia Perandones) en Buenos Aires, y los investigadores Alejandra Martínez, Silvana Apichela, Martín Argañaraz y Gabriela Perdigón, de institutos en Tucumán. ¿Qué harán exactamente? “Buscamos validar e implementar un método de diagnóstico precoz de enfermedades neurodegenerativas -que se llama RT-QuIC- y que se está ya usando en sistemas de salud en Europa, Reino Unido, USA y Brasil”, contestó Chein.

Primero empezarán con estudios en modelos de laboratorio y con la validación del test con insumos producidos por la red de trabajo. “Una vez validada la técnica y si se consigue aprobación de la autoridad regulatoria, se diseñará un ensayo clínico para obtener datos que permitan sostener o desechar la hipótesis de una relación entre la Enfermedad de Parkinson y algunos casos de personas afectadas por el coronavirus”, afirmó. A la vez, el equipo de Chein -quien fue reconocida con un subsidio de la OEA y con otros de diferentes instituciones- también trabaja con el diseño inteligente de fármacos que podrían llegar a ser útiles para demorar el progreso de la enfermedad de Parkinson.

Una imagen de neuronas en la que la doctora Chehin y su equipo probó las proteínas de superficie del coronavirus y después las trataron con fármacos para ver si revierten el proceso/Rosana Chehin

Mientras tanto, además de la red que integra Chein, las otras 9 redes de investigadores y profesionales de la salud -que reciben subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación- se concentrarán en otras incógnitas del COVID de larga duración. Aún no se sabe bien cuánto dura esa afección ni por qué los síntomas pueden volver a aparecer en algunas personas, entre muchas otras cuestiones.

Tener la infección por el coronavirus también puede gatillar el desarrollo de la diabetes como secuela. Según contó a Infobae el doctor en genética y biología molecular Gustavo Frechtel, del Conicet y el Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos, “las personas con diabetes pueden sufrir un cuadro grave si tiene el coronavirus. Pero también el COVID-19 puede desencadenar nuevos casos de diabetes, una secuela de la infección”. Con una red de investigadores y en colaboración con la Sociedad Argentina de Diabetes, “haremos un estudio con pacientes internados en hospitales de Ciudad de Buenos Aires y Corrientes y buscaremos las causas de la diabetes como secuela, entre otros objetivos”, añadió Frechtel.

Otro de los investigadores del PostCovid es el doctor Jorge Quarleri, del Instituto INBIRS del Conicet y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, quien trabajará con Irene Ennis en la ciudad de La Plata, Leandro Jones en Chubut, y Adriana D´Addario, del Cuerpo Médico Forense que depende la Corte Suprema de la Nación. Investigarán sobre la fibrosis que la infección por el coronavirus puede causar en los pulmones.

“La fibrosis es una consecuencia que puede sobrevenir tras el daño y la cicatrización exagerada que ocurre luego de la infección. Cuando hay fibrosis, el tejido normal es reemplazado y afecta el funcionamiento de los pulmones. Nos interesa saber cómo es el mecanismo que el virus dispara para promover esa fibrosis”, contó a Infobae el doctor Quarleri.

La red de Quarleri y sus colegas hará diferentes estudios sobre tejidos obtenidos de material de necropsias de personas que fallecieron por el coronavirus. Realizarán también cultivos celulares en el laboratorio, y estudios de genómica que permitirán definir si las diferentes variantes del coronavirus tienen predilección específica por un tejido u órgano en particular. “Los resultados nos permitirán comprender los mecanismos del daño y probaremos posibles drogas que permitan controlar ese desbalance que puede producir la fibrosis en los pulmones”, afirmó.

Una de las redes científicas en Argentina quiere aclarar el mecanismo que hace que la infección produce fibrosis pulmonar/ EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

Laura Antonietti, médica cardióloga, docente universitaria e investigadora clínica y en implementación, intentará responder con su red de investigadores cuál es la proporción de las personas recuperadas del COVID-19 en la Argentina que tienen realmente síntomas, cuál es su severidad y cuánto se prolongan en el tiempo.

La red que integra Antonietti, de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, incluye equipos de investigación de universidades y de un hospital público. Participan Carlos Tajer y Javier Mariani, Walter Manucha y María Isabel Colombo (de la Universidad Nacional de Cuyo), e investigadores de la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Maimónides.

El estudio tendrá varias etapas. La primera contempla el enrolamiento de pacientes que participaron en un estudio anterior, el CARED, que evaluó el valor de aportar vitamina D en altas dosis en comparación con placebo en pacientes internados con COVID no grave. En la segunda etapa, “haremos una convocatoria a la comunidad para la incorporación al estudio. Uno de los aspectos de mayor interés es la interacción de la vitamina D con la clínica y los mecanismos que la explican”, subrayó. Esperan contar con algunas respuestas consolidadas antes de fin de año.

En tanto, el doctor Fernando Pitossi, del Conicet y la Fundación Instituto Leloir, junto con investigadores del Hospital Ramos Mejía, INEBA, FLENI, el Instituto Universitario Ciencias Biomédicas Córdoba, y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, se concentrarán en averiguar más sobre los síntomas neurológicos de los pacientes con el Covid de larga duración.

“Nuestra hipótesis general es que la inflamación periférica provocada por el coronavirus puede persistir en el tiempo aún luego de que la persona se haya recuperado de la infección. Hipotetizamos que esta inflamación persistente es una de las causas de los síntomas neurológicos que se presentan en pacientes con COVID-largo. También pensamos que esta inflamación podría estar afectando las neuronas en forma directa o indirectamente a través de otras células como el endotelio o la glia”, comentó Pitossi a Infobae.

La red que forma la Fundación Instituto Leloir y otras instituciones hará un estudio con pacientes que ya tienen Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple (Getty)

“Nuestros grupos han observado en modelos animales que la inflamación periférica persistente exacerba lesiones cerebrales y aumenta o acelera síntomas en modelos de enfermedad de Alzheimer, esclerosis múltiple y enfermedad de Parkinson y puede provocar problemas neurológicos como los que se observan en los pacientes con COVID-largo, entre ellos trastornos de memoria, depresión, fatiga y problemas motores”, resaltó.

Por la complejidad del tema y la multitud de variables que pueden estar provocando los síntomas neurológicos de COVID-largo, se enfocarán en pacientes que ya han sido caracterizados antes, durante y después del COVID-19. “Nos enfocamos en pacientes con enfermedad de Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple para estudiar la relevancia funcional de la inflamación en la aparición de los síntomas neurológicos del COVID-largo, extrapolables a la población general. Es decir, se estudiarán grupos específicos de pacientes con la idea de extrapolar esos resultados a la población general”, explicó Pitossi.

Les tomarán muestras de sangre a los pacientes y estudiarán su perfil inflamatorio. Luego se investigarán los efectos de esas muestras sobre células de la glia, endotelio y neuronas derivadas de células madre reprogramadas, entre otros estudios. “Tenemos la hipótesis de que una molécula del sistema inmune, la interlequina 6, puede ser relevante en los síntomas neurológicos de estos pacientes con COVID-largo. Esta hipótesis se testeará en modelos animales”, destacó. Se espera que los primeros resultados estén para el segundo semestre de 2023.

"Queremos saber si la niebla mental y otras alteraciones cognitivo tras el COVID-19 tienen una base orgánica", dijo Ricardo Allegri del Fleni y Conicet (Getty)

La “neblina mental” y otras alteraciones cognitivas pueden aparecer tras la infección por el coronavirus. Y la red del doctor Ricardo Allegri, médico neurólogo, Jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología de FLENI e investigador principal del Conicet, se ocupará de estudiarlas a fondo. “Básicamente queremos saber si la niebla mental y otras alteraciones cognitivas tras el COVID-19 tienen una base orgánica, y si hay algún componente inflamatorio periférico -en la sangre- o en el cerebro”, dijo Allegri a Infobae.

El investigador trabajará con Silvia Kochen, del Conicet y el Hospital El Cruce, e investigadores de la Universidad Nacional del Noroeste de Buenos Aires, y del Hospital San Bernardo de la provincia de Salta. Harán un estudio de casos y controles basado en que se desconoce la real prevalencia de los casos de Covid de Larga duración y los factores vinculados a su aparición. Todos los pacientes -mayores de 18 años que tuvieron el COVID-19- serán evaluados para determinar la severidad de la infección, detectar los factores de riesgo para deterioro cognitivo, entre otros parámetros.

Ese estudio sobre la “niebla mental” y otras alteraciones cognitivas está actualmente en fase de enrolamiento de pacientes. Incluye a mayores de 18 años con queja cognitiva después de una infección por COVID-19 persistente al menos un mes después del alta. Los resultados finales podrían estar disponibles a fines de este año.

SEGUIR LEYENDO: