Los viajes intergeneracionales son una tendencia de viajes en alza, y eso tiene sentido. Unas vacaciones entre abuelos, hijos y nietos brindan a las familias extensas tiempo juntos sin las expectativas de las salidas con amistades. Los padres que vivieron con sus hijos 24/7 durante gran parte de los últimos dos años debido a los confinamientos obligatorios pueden anhelar la oportunidad de recuperar el aliento. Y los abuelos ansían estar por fin con sus familias, sin sentirse como si estuvieran dirigiendo una guardería.
Según una investigación que realizó la cadena hotelera Hilton a través de OnePoll, a partir de la pandemia siete de cada diez adultos de Reino Unido, el 72%, se han empezado a replantear “qué es realmente importante” y el tiempo compartido con la familia y amigos se ha revalorizado, ante la imposibilidad de verlos durante los confinamientos o por las restricciones. El 65% de los padres aseveró que sus hijos se habían perdido de ver a sus abuelos, tías, tíos y primos durante 2020 y 2021 y el 63% está dispuesto a recuperar este tiempo perdido.
“Muchos de nosotros hemos perdido la oportunidad de viajar y pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos, por lo que para la mayoría, tiene mucho sentido combinar los dos y crear algunos fantásticos recuerdos de vacaciones”, aseguró Steve Cassidy, director general de la compañía para Reino Unido e Irlanda.
Para mucha gente, reunir a toda la familia para unas vacaciones importantes cada año en casa es más que suficiente. Para otros, es la máxima fantasía reñir a las tropas para un viaje épico que todos recordarán por el resto de sus vidas. Pero realizar un viaje que involucra a diferentes generaciones puede ser mucho más desafiante de lo esperado, lo que lleva a una gran cantidad de estrés innecesario para el organizador.
“La vuelta de las vacaciones en familia implica algo del orden del reencuentro, no solo de lo presencial, sino también de los simbólico. Hoy y ayer, una familia sigue siendo una generación que cuida de otra generación. La constitución de las mismas han variado, cambian y seguirán mutando, sin embargo esa simetría es la que constituye el encuentro del humano con el otro y esto es lo que lo transforma en sujeto”, explicó a Infobae el psicólogo Jorge Catelli (MN 19868), miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
La posibilidad de encuentro ya sea en las visitas familiares en los encuentros simbólicos de celebraciones y por supuesto, también las vacaciones, dan cuenta de una reedición de este tiempo compartido, Reedición del tiempo de sostenimiento y cuidado del otro que se trata del cuidado de sí mismo
Para ayudar a que las escapadas de tres generaciones funcionen mejor, es útil elegir lugares con muchas opciones para cada edad, porque no todos quieren hacer lo mismo. También ayuda decidir con anticipación quién pagará qué. Ya sea andando a caballo por playas desérticas, explorando una ciudad, haciendo rafting en ríos o navegando, estas diversas actividades ofrecen vacaciones que la familia recordará por las razones correctas.
Si bien las vacaciones en familia son un momento de descanso y unión, también suelen ser una puerta abierta a los conflictos grupales y personales. Consultada por este medio al respecto, la psicoanalista Fiorella Litvinoff aseguró: “Incluir a los abuelos suele ser beneficioso para ayudar con los chicos, los padres pueden tener más independencia para sus experiencias de pareja o con otros amigos y se alivian momentos de sobrecarga en el cuidado de los hijos. También es una oportunidad para que abuelos y nietos puedan compartir actividades que no son habituales durante el año escolar o laboral”.
“Sin embargo -continuó-, hay que tener en cuenta que incluir a otros familiares durante las vacaciones implica también tener que negociar. La convivencia cotidiana puede enfrentarnos con el hecho de que hay interacciones que no nos resultan placenteras, ya que en general todos tienden a resguardar su intimidad. Por eso, se requiere la máxima flexibilidad para que cada cual sienta que puede tomar sus decisiones y a veces ceder en favor del deseo de los otros. En algunos casos es conveniente la convivencia y en otros es preferible no compartir la misma casa, o sea, estar en el mismo lugar elegido para vacacionar pero no pasar todo el tiempo juntos”.
Aunque la última palabra siempre la tendrán los padres, es importante involucrar a los menores en decisiones que respecten al viaje, saber sus puntos de vista y sus intereses, de esta manera se conseguirá el viaje óptimo para todos. Es importante que la elección del destino incluya opciones en las que puedan disfrutar todos, tanto los niños como los adultos y así adaptarnos a las necesidades de cada integrante de un grupo familiar. Preparar con antelación las vacaciones nos ahorrará disputas de última hora debido a los gustos y preferencias de cada integrante de la familia.
La experiencia de los adolescentes en los medios sociales e Internet les da una ventaja a la hora de la planificación de los viajes. Son muy buenos en la búsqueda de lugares, restaurantes, reservas de alojamientos y muchas otras actividades. Su forma de acercarse e investigar en estos aspectos es de destacar.
No siempre los niños y adolescentes consideran el turismo tradicional tan aburrido como uno podría esperar. Sobre todo, si en los museos o sitios a visitar se incluyen guías; y mejor aún si hay algunas actividades especiales planificadas para estas edades con juegos y algunas experiencias interactivas. Las vacaciones más activas, por supuestos, atraen mucho más su atención, aquellas con prácticas de deportes y exploración en lugares con mayor acercamiento a la naturaleza.
Es que cuando se trata de compartir el tiempo en familia, uno de las mejores pasatiempos es la práctica de actividades recreativas en conjunto. Una de las últimas tendencias, es una escapada en familia a los famosos “todo incluido”, por ello numerosos hoteles de destinos múltiples, ya ofertan actividades a medida.
“Es la característica de muchos hoteles familiares que funcionan como punto de encuentro para las familias numerosas. Muchos huéspedes que visitaban de chicos hoteles con sus padres vuelven a hacerlo décadas después con sus hijos. Allí, se encuentran las diferentes generaciones. Como generalmente las familias que son habitués de un hotel lo visitan siempre en la misma época del año, hacen amistades de años con otros huéspedes y arman grupos de familias grandes”, sostuvo en diálogo con Infobae, Fabian Salvucci, presidente de la Asociación Hoteles de Turismo de Pinamar y director del Hotel Savoia en Ostende, San Bernardo y Mendoza; Puerto Hamlet en Cariló; y Hotel Molino de Oro en La Falda, Córdoba.
Y añadió: “Los destinos de playas amplias y tranquilas, alejadas del bullicio de los centros y las ciudades, son los preferidos de estos viajeros”.
En las primeras etapas de planificación, puede ser atractivo considerar un destino lejano y exótico para maximizar el factor de aventura y memorabilidad. Si bien esto podría ser adecuado para ciertas familias, generalmente es mejor seguir una ruta más sencilla para evitar complicaciones en el viaje, retrasos y cancelaciones. En cuanto a los alojamientos, todos tienen sus pros y sus contras.
Un hotel o resort familiar puede ser la opción más fácil, ya que ofrece a todos su propio espacio (y ruta de escape), además de permitir que los adultos se reúnan y se dividan cuando lo deseen. También ayuda cuando hay opciones de restaurantes en el lugar, así como una variedad de servicios y actividades para mantener a todos ocupados. Después de todo, se trata de unas vacaciones, y el objetivo debería ser relajarse y pasar tiempo de calidad juntos.
“Ya sea construyendo castillos de arena con los nietos, los primos jugando en un parque temático o los padres relajándose juntos, no hay escasez de opciones con una escapada intergeneracional. Nuestra investigación muestra cuánto quiere el público recuperar el tiempo perdido aventurándose con tantos de sus seres queridos como sea posible”, concluyó Cassidy.
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