Tablas, remos y mar: la explosión del SUP Yoga en Punta del Este

En tablas de stand up paddle, casi siempre en el Arroyo Maldonado, los amantes de esta nueva práctica se reúnen antes del atardecer para estar en contacto con el mar y con el espíritu

EL SUP Yoga es una práctica que hizo explosión este verano en el Este pero que se practica todo el año en la costa de Maldonado (@vistaleste)

Hay alumnas y alumnos que no saben nadar. Sin embargo, la SUP Yoga logra lo imposible: que enfrenten uno de sus mayores miedos, el de ingresar al mar, con confianza. Solo con sus ganas y con sus tablas de stand up paddle atadas a uno de sus tobillos -y con el chaleco salvavidas puesto, obviamente- para ellas el mar se convirtió en una prueba superada.

La imagen de grupos de personas en sus tablas se reproduce en diferentes zonas de la costa. Son siete, diez y hasta treinta alumnos que cada día practican el SUP Yoga en algún lugar de la costa de Punta del Este.

El jueves por la tarde un grupo de cultoras de esta práctica, junto a su instructora, se instalaron a la altura de la Parada 1 de la Playa Mansa en medio de un cielo gris plomo y desafiando un mar un poco complicado. Las personas que pasaban por el lugar -que desconocen esta variante del yoga- creyeron que podía tratarse de una coreografía acuática, previa a una presentación del nado sincronizado.

El SUP Yoga, que llegó para quedarse en las playas del Este, se practica casi siempre en el arroyo Maldonado a poca distancia de su desembocadura en el océano Atlántico. Junto a los dos puentes ondulantes, uno de los cuales, apenas construido en los años sesenta, recibió como distinción un poema del mismísimo Pablo Neruda.

Las profesoras de SUP Yoga aseguran que es una práctica que te permite trabajar tu cuerpo y tu espíritu en contacto con la naturaleza (@vistaleste)

Natalie Pezzoni es la directora del Espacio Samsara Yoga de El Tesoro, frente al arroyo Maldonado. “Desde el 2005 que soy profesora de yoga, luego de estudiar y prepararme acá y en el exterior. Hoy en día dicto clases de varias especialidades. Hace siete años con una amiga empezamos a practicar el SUP Yoga. Ella había traído la idea desde el exterior; era profesora de Pilates y yo enseñaba yoga. Lo hicimos juntas un tiempo, pero después me quedé sola”, explica a Infobae al terminar una de sus clases en la bahía de Maldonado.

Natalie dice que conoce el motivo del explosivo crecimiento de esta práctica: “Fue la pandemia: como no podíamos estar encerrados en una sala nos dimos cuenta que la SUP Yoga nos daba una gran posibilidad”, dice.

El SUP Yoga no es algo que se practica solo en la temporada de verano. “Es algo de todo el año. Las chicas compraron equipos de neopreno, botas y todo lo necesario para meternos al agua en pleno invierno. El resultado fue muy bueno. Ahora nadie está preocupado por ir a una clase grupal en un lugar cerrado y poder contraer el COVID. Son clases grupales en medio del arroyo con toda la naturaleza de nuestro lado”, sostiene.

“En esos atardeceres increíbles que tuvimos hicimos jornadas hasta entrada la noche, y después comimos alguna cosita rica. Eso siempre pasa cuando tenemos luna llena”, cuenta la instructora Natalia Pezzoni (@vistaleste)

Pezzoni explica que la práctica del yoga en el agua representa todo un desafío para sus alumnas porque no es lo mismo adoptar las posiciones en tierra que arriba de una tabla de remo. “La tabla y la colchoneta tienen una misma superficie, pero obviamente el movimiento del agua lo hace más difícil. Pero todo se supera con dedicación y mucha práctica”, agrega.

Y sigue: “Además, al mismo tiempo que enfrentás esa dificultad estás trabajando una cantidad de otras cosas que te fortalecen. Hay que tener en cuenta que alcanzar el equilibrio y el desarrollo de tu musculatura viene desde lo profundo de tu cuerpo. Sobre la tabla tenés que trabajar todos tus músculos estabilizadores, y superar el desafío de internarte en el mar para estar en pleno contacto con la naturaleza. Esto te permite conectarte solo con el momento que estás viviendo, sacando todos los problemas que podés tener en tu cabeza”.

La profesora explica que las clases comienzan con la remada hasta el lugar donde se practica el yoga. “En esos atardeceres increíbles que tuvimos hicimos jornadas hasta entrada la noche, y después comimos alguna cosita rica. Eso siempre pasa cuando tenemos luna llena”, añade.

“El 2 de febrero, con el encuentro de Yemanjá, vamos a participar llevando en nuestras tablas una ofrenda”; anuncia.

Posiciones en el agua

Natalie no tiene duda de que todo lo que puede hacerse en tierra firme arriba de una colchoneta de yoga, también se puede hacer en el mar sobre una tabla. “Las posiciones de equilibrio que uno hace en yoga como la del árbol -que es cuando te parás en un solo pie- son difíciles de practicar arriba de la tabla en medio del agua. Pero con práctica se consigue. Hay alumnas que dominan todas las posiciones, como las conocidas que forman parte de la secuencia llamada ‘el guerrero’ con los brazos y piernas abiertos con una pierna adelante flexionada. Nada es imposible”, indica.

"El SUP Yoga es una práctica física pero sobre todo espiritual y por eso hay tanta emoción", dice la profesora (@vistaleste)

Esta practica te conecta enseguida con la naturaleza por lo que quedás más relajada, en conexión con el aquí y ahora. Al enfrentar el desafío de evitar caerte en el agua automáticamente dejás de pensar en todos tus problemas cotidianos. Es, sin duda, el mayor beneficio que te genera”, expresa.

En las clases, afirma, hay siempre emoción. “El agua ayuda a expresar nuestras emociones. Todos alguna vez estuvimos tristes y al meternos al mar nos olvidamos de todo. El SUP Yoga es una práctica física pero sobre todo espiritual y por eso hay tanta emoción”, explica.

“Y acá nadie abandona. Cada vez somos más”, afirma feliz por el boom de la práctica.

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