Cuatro playas para vivir la naturaleza argentina, lejos de las multitudes

Atardeceres dorados, aguas cristalinas, mantos brillantes de caracoles, mareas altas que forman piletones naturales y más escenarios paradisíacos para descubrir este verano a orillas del Atlántico

La costa atlántica también ofrece playas naturales agrestes y lejos del ruido (Getty Images)

Para muchos viajeros, explorar lugares singulares agrega un factor inesperado, casi mágico al vacacionar. No todos se conforman con los destinos clásicos. Necesitan algo más. A continuación, un collar de playas en lugares escondidos, menos conocidos, en las provincias de Buenos Aires y Río Negro, para clavar la sombrilla en medio de la naturaleza.

La puesta de sol en el mar es uno de los espectáculos que regala la playa Dunamar, en Claromecó, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Esa particularidad hace que todos los días los visitantes permanezcan en sus arenas hasta tarde. La playa es la más ancha de la costa bonaerense y ocupa unos 6000 metros de extensión, marcados por dunas. Las aguas son azules y templadas.

La tranquilidad que reina y el ambiente familiar crea fieles año a año. Un faro completa la postal de esta extensa playa. Para acceder a Dunamar desde Claromecó se cruza un arroyo. Hay un puente colgante peatonal y un puente vehicular. En esta zona, existe una variada oferta de alojamiento, integrada por casas y cabañas. Para más información, hacer click en la página del partido de Tres Arroyos, donde pertenece este balneario.

En el sur de la provincia de Buenos Aires, en el distrito Coronel Rosales (a 68 km de Punta Alta), las playas de la villa balnearia Pehuen-Co brindan un apacible y placentero lugar para disfrutar del sol. En este sector, de la “panza sur de Buenos Aires” también es posible ver tanto el amanecer como el atardecer en el mar. El deporte le pone acción a la serena vida de playa. En sus aguas cristalinas se practica surf, windsurf, kayak y canotaje.

Pehuen-Co se caracteriza por el fuerte contraste de su campo, dunas y mar. El bosque encantado de pinos, eucaliptos y cipreses es el lugar elegido para las caminatas. A quienes les interese la paleontología, habrá mucho por explorar. Se puede visitar una reserva natural de huellas fósiles, de mega mamíferos. La visita guiada a Las huellas conduce a un yacimiento de paleoicnitas situado a 2000 metros al este de Pehuen-Co, afloramientos de rocas arcillosas sobre la playa. Hace 12.000 años, miles de huellas de animales extinguidos quedaron impresas: megaterios, mastodontes, macrauquenias y gliptodontes.

Cuando se recorran las calles del balneario, no hay que perderse la Casa barco, construida por un inmigrante en homenaje al barco que lo trajo de Italia. Y la Casa molino, en honor al libro de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Para saber más, se puede visitar la página de Coronel Rosales.

Por sus aguas color verde esmeralda y el brillo de su manto blanco de caracoles fue rebautizada como El Caribe de la Patagonia. La playa Punta Perdices sorprende con todo su esplendor, en medio de la naturaleza virgen a 65 km de Las Grutas, y a 1050 km de la Ciudad de Buenos Aires.

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Los visitantes disfrutan especialmente cuando crece la marea, ya que en la bahía se forma una piscina natural calma. Agua planchada tan transparente que es posible verse los pies en el fondo (el lecho es de caracoles, igual que la playa). Se aconseja llevar calzado adecuado para poder caminar y evitar lastimaduras. Estas aguas son ideales para nadar, andar en kayak o subirse a un stand up paddle.

No hay guardavidas y hay que llevar provisiones y sombrilla para pasar el día, igual que todo lo necesario porque se trata de un lugar desprovisto de servicios. El puerto de San Antonio Oeste es el lugar más cercano para hacer compras. En el Parador Serena, a la altura del Mirador norte, hay opciones para sentarse a comer.

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Para llegar desde Las Grutas hay que dirigirse hasta San Antonio Este por la Ruta 3 y luego empalmar con el tramo final de la Ruta Provincial 1, un camino de ripio corto.

Bahía Creek es una playa cercana a Las Grutas (135 km), Río Negro, donde se suele ir a pasar el día. Seducen en estas costas los médanos suaves, acantilados y aguas cristalinas, aptas para deportes acuáticos como el stand up paddle. En la playa, también se practica sandboard y parapente. Es una playa ventosa, típica del sur argentino, sin embargo, esta particularidad es bien recibida cuando suben las temperaturas.

Para llegar a la playa Bahía Creek desde Las Grutas se toma la RN 3 y después, la RP 1. Incluye camino de ripio. La fauna marina es uno de sus mayores atractivos, igual que sus atardeceres dorados. Son playas amplias, en estado natural, donde hay que llevar provisiones para el día. Es otro de los paraísos escondidos del Atlántico.

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La diversidad y extensión de un país como la Argentina ofrece la oportunidad de descubrir sitios únicos con ofertas y convenientes promociones durante todo el año.