José Ignacio, de pueblo de pescadores a usina del arte contemporáneo

La zona fue un paraje perdido junto al mar desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Pero no fue hasta los últimos 20 años que este balneario exclusivo se convirtió en terreno fértil para el mundo del arte

¿Por qué José Ignacio, un lugar de apenas 300 habitantes permanentes, aunque pueden llegar a ser 8.000 los fines de semana de verano, se ha convertido en terreno fértil para la promoción y venta de piezas de arte?

El pueblo lleva el nombre de uno de sus primeros moradores. Aunque no está bien documentado quién fue José Ignacio, se estima que se trató de uno de los pioneros españoles que habitaron la zona, José Ignacio Sylveira, quien se hizo pescador como forma de supervivencia en esa desolación de campo y mar que era por entonces la zona. Otra versión dice que José Ignacio fue, en verdad, un tropero indio de las Misiones Jesuíticas.

Lo cierto es que ya en 1763 el Virrey Ceballos había creado una estancia en el área con el nombre José Ignacio, que desde entonces identifica a este lugar. La zona fue ruta de navegantes a partir de que los conquistadores comenzaron a llegar al sur de América. Para 1877 las autoridades decidieron construir un faro en la península rocosa que se mete en el océano, con el objetivo de evitar naufragios, orientando a los buques, especialmente en las noches de tormenta cerrada, cuando el viento arrasa con todo a su paso en mar y tierra.

La empresa Costa y Cía, controló el faro hasta 1907, cuando su manejo pasó al Estado uruguayo. Por entonces a José Ignacio sólo se accedía a caballo o en carruajes o directamente por mar. Hoy este faro, que es la postal del balneario, sigue activo y continúa orientando a los navegantes con sus 32,5 metros de altura, un alcance geográfico de 16,5 millas (26,5 kilómetros) y una intensidad lumínica de 9 millas (14,48 kilómetros). Sus 1.550 candelas destellan cada 2 segundos.

Pero recién comenzó a pensarse en el armado de un poblado hacia 1907, cuando el agrimensor Eugenio Saiz Martínez creyó en la zona, situada a solo 38 kilómetros de Punta del Este, y en su potencial crecimiento, por lo que hizo el primer loteo de terrenos. No fue hasta fines de la década del ‘20 del siglo pasado cuando se construyeron las primeras casas de material y una pulpería. Recién en 1954, se llevó a cabo el camino que unió con la ruta 9 y se inició el primer servicio de transporte colectivo con el ómnibus que unía José Ignacio con la ciudad de San Carlos, también en Maldonado.

Entrada la década de los ‘60 comenzaron a llegar veraneantes argentinos que buscaban mar y tranquilidad. Con los años se convirtió en el balneario exclusivo que es hoy, elegido por famosos y personalidades de distintos ámbitos muchos de los cuales tienen sus residencias de vacaciones y, en algunos casos, sus viviendas permanentes. A esto le acompañó la llegada de refinados locales de gastronomía y, en las últimas dos décadas, también galerías de arte que desde esta pequeña y alejada zona de Uruguay ofrecen al mundo obras de artistas del país y de la región, actuales y del pasado.

Pero ¿por qué José Ignacio, un lugar de apenas 300 habitantes permanentes, aunque pueden llegar a ser 8.000 los fines de semana de verano, se ha convertido en terreno fértil para la promoción y venta de piezas de arte?

La explicación estaría en el público internacional y cosmopolita que lo frecuenta, con gusto por el arte y, en ocasiones también el coleccionismo, y con posibilidades económicas de acceder a la adquisición de obras originales.

Casa Neptuna

Casa Neptuna no es una galería de arte, pero forma parte del circuito de promoción de la plástica contemporánea de José Ignacio

No es una galería de arte, pero forma parte del circuito de promoción de la plástica contemporánea de José Ignacio. La Fundación Ama Amoedo presentó en octubre último un programa de residencias para artistas, que comenzó en noviembre y se prolongará en tres etapas hasta octubre de 2022, con el objetivo de ofrecer un espacio de investigación, trabajo y reflexión creativa, bajo la forma de un retiro en la naturaleza durante seis semanas cada vez.

Casa Neptuna fue diseñada por Edgardo Giménez. Es una original construcción situada sobre la playa mansa de José Ignacio pintada de verde, con columnas en cyan y rosado y un gran deck de cemento amarillo. La residencia se conforma de espacios para vivir y trabajar y los invitados participan de un programa de actividades diseñado para apoyar su investigación, además de recibir una subvención. Por otro lado, al finalizar la residencia, los seis artistas participarán en una exposición colectiva en el marco de Miami Art Week 2022.

La residencia es dirigida por la argentina Violeta Mansilla, pero los artistas fueron seleccionados por destacados curadores internacionales. Las dos primeras convocadas fueron la argentina Marcela Sinclair y la puertorriqueña Sofía Gallisá Muriente. Este año llegarán , la colombiana Liliana Angulo Cortés, Adriana Bustos, de Argentina, y por último Andrés Bedoya, de Bolivia, y Noé Martínez Flores, de México.

“Estamos muy contentas de como fueron los resultados de esta primera experiencia” con Sinclair y Gallisá Muriente, comenta Mansilla a Infobae, y destaca la intensa labor que demandó reunir 6 semanas a dos personas en un “lugar tan retirado como José Ignacio”.

Cada residencia “es particular, se ajusta cada vez a las necesidades de cada residente”, explica, ya que no se trata de un programa estandarizado. En cada ocasión, agrega, se busca la forma de “trabajar en la casa y con los artistas y la comunidad uruguaya”. Por ejemplo, en la primera experiencia, Gallisá Muriente “dio una charla en el Museo Nacional de Bellas Artes de Montevideo” y ahora “estamos viendo cómo seguir contribuyendo” con distintos colectivos de artistas de la capital uruguaya y de la zona balnearia.

“Estamos muy contentas” asegura en referencia también a la promotora de la residencia, Amalia Amoedo, porque “fuimos muy bien recibidas y se ha apoyado el proyecto y recibido devoluciones” por parte del sector del arte en la zona. “La expectativa es poder mantener esto a largo plazo y van a ser, en principio, tres residencias anuales”, señala.

Galería Los Caracoles

Miguel Zerebny y Sebastián Manuele son pioneros en el rubro en la zona. Llegaron a José Ignacio hace 21 años desde Buenos Aires

Miguel Zerebny y Sebastián Manuele son pioneros en el rubro en la zona. Llegaron a José Ignacio hace 21 años desde Buenos Aires y se instalaron aquí “de casualidad”, según lo define Miguel, en diálogo con Infobae.

“Empezamos con pequeños objetos, en 2000, luego el arte se fue incorporando y ahora tenemos arte y pequeños objetos escultóricos. Ese es nuestro fuerte”, explica. En el balneario “todas las galerías tenemos perfiles diferentes. Yo voy por el lado del color, arte contemporáneo, en un 90% uruguayo, más un 10 o 20% de argentinos y tengo un brasileño también. Es obra más decorativa, nada ciudadano” sino siempre motivos basados en el estilo de vida local.

“Escultura no tengo nada, tengo muchos objetos escultórico, mucho reciclaje, nada convencional. Estoy en búsqueda de materiales diferentes, propuestas diferentes”, pero siempre intentando “de no apartarme del arte contemporáneo uruguayo”, destaca.

Galería de Las Misiones

Este espacio abrió sus puertas en enero de 2007 y se dedica al “arte latinoamericano de los grandes maestros, mayoritariamente del pasado”

Este espacio abrió sus puertas en enero de 2007 y se dedica al “arte latinoamericano de los grandes maestros, mayoritariamente del pasado”, explica a Infobae el encargado de la galería, el suizo Matthias Ammann. Además de las vanguardias históricas constructivistas y abstractas, Las Misiones también suma a “algunos contemporáneos como Pablo Atchugarry” (Montevideo, 1950), dice.

“Ponemos énfasis en el arte uruguayo de alta gama, ya que el público que llega a José Ignacio es “cosmopolita” y esto “combina con el tipo de obras que trabajamos”, aclara. El espacio ofrece “siempre lo último en el cambiante mundo del arte que hoy es muy dinámico”, dice. Tanto es así, que recientemente se ofreció una “muestra de obras NFT”, arte digital que ha resultado un boom en el último año.

Las Misiones abre sus puertas de diciembre a marzo, cuando la zona suele explotar de turistas, especialmente argentinos

Las Misiones abre sus puertas de diciembre a marzo, cuando la zona suele explotar de turistas, especialmente argentinos, algo que este año está repitiéndose luego de una temporada algo más floja el año pasado, primer verano en pandemia. Además de las ventas, que se llevan adelante en forma presencial, por su web y por el sitio internacional Artsy, esta galería realiza eventos cada temporada como el que se llevará a cabo este miércoles desde las 20 con una vernissage de una muestra del artista abstracto uruguayo Américo Sposito (1924-2005).

Las Misiones es de propietarios uruguayos residentes en el exterior y cuenta con sucursales en Miami y Montevideo.

Galería Otro lugar

Otro Lugar es un espacio de difusión y promoción del arte que trabaja con artistas contemporáneos latinoamericanos

Es un espacio de difusión y promoción del arte a cargo de la gestora cultural Mamu Camacho. Trabaja con artistas contemporáneos latinoamericanos. Actualmente se encuentra en exposición la muestra “Son Mujeres Artistas”, de 12 artistas de diferentes disciplinas y épocas. En el espacio se pueden encontrar obras de Linda Kohen, reciente ganadora del Premio Figari, en Uruguay; una instalación textil con cascos de motos de Margaret Whyte, quien fue homenajeada en el último Premio Nacional; así como obras de la uruguaya Carmela Piñón, estructuras de Guadalupe Ayala quien exhibe en este momento en el Museo Zorrilla en Montevideo, y las obras de la gran artista argentina Nicola Constantino, junto a Magela Ferrero con la obra Address Book, que participó de la Bienal de Venecia en 2011. Esta muestra se puede visitar hasta el 12 de enero y le seguirá una exposición de artistas surrealistas en honor a Leonora Carrington (1917-2011), quien será homenajeada en la Bienal de Venecia de este año.

Otro Lugar funciona todo el año con muestras, talleres, charlas y ciclos de música.

Museo de la Imagen y la Memoria (MIM)

El MIM tampoco es una galería sino un museo, pero con fuerte impronta en la cultura local. Está dedicado a preservar la identidad, historia y el alma del Faro de José Ignacio (Getty Images)

El MIM tampoco es una galería, sino un museo, pero con fuerte impronta en la cultura local. Está dedicado a preservar la identidad, historia y el alma del Faro de José Ignacio. A través de fotografías y exposiciones de arte, se dedica a mostrar a sus visitantes las raíces de pueblo pescador y, según su propia presentación, exhibir “cómo nuestro pueblo se convirtió en el secreto mejor guardado de América del Sur”.

El MIM está abierto todo el año para su propia comunidad estable y para los turistas. Organiza exposiciones, concursos de fotografía para promover la producción de imágenes de la zona, entre otras actividades de promoción de la historia local. La intención del lugar es consolidar un espacio de memoria para José Ignacio y desarrollar exposiciones temporarias, conformando en el tiempo un acervo de fotografías e imágenes vinculadas a este sitio y su historia. También es su propósito desarrollar una política permanente de adquisiciones, incorporando parte de las piezas expuestas en las muestras temporales.

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