Uruguay recibe cada año más turistas que su población estable. Cada temporada, tres millones de uruguayos dan la bienvenida a unos cuatro millones de visitantes que llegan para disfrutar sus playas. Para albergar semejante demanda, es necesario tener servicios y una alta infraestructura en hotelería.
Punta del Este, el balneario top de Sudamérica, ostenta una vasta oferta en materia de alojamientos. Esa tradición hotelera nació por la decisión del gobierno, a fines del siglo XIX, de cerrar un emprendimiento industrial por la matanza accidental de lobos marinos: así surgió el primer hotel.
La historia se remonta a 1888, cuando una empresa industrial dedicada a la pesca en escala, a la crianza de langostinos y ostras se estableció en Punta del Este. El diario El Siglo de Montevideo publicó que se trató de un “importante establecimiento, único y nuevo al mismo tiempo en nuestro país”. Se llamó Empresa de Pesquería, la administró Julio Boeth y su capital era argentino.
La compañía había edificado una infraestructura acorde para explotar la industria. Tenía un criadero de ostras en la península y un criadero de langostinos de agua dulce en un paraje conocido como “La Cantera” en las afueras de Maldonado. La empresa era exitosa y rentable. Sin embargo, su existencia fue efímera.
La circulación constante de navíos por las costa afectaba a su negocio y a la biodiversidad del ecosistema por la matanza desafortunada de lobos marinos, lo que redundó en la disolución de la Empresa de Pesquería. El Gobierno dispuso el cese de la compañía y el pago de una indemnización por daños y perjuicios: la próspera industria pesquera quedaba paralizada.
El doctor Fernando Cairo, historiador y subdirector general de Cultura de la Intendencia de Maldonado, redactó un artículo que fuera publicado en la revista Turismo 90 en diciembre de 1989 con el título “La hotelería en Punta del Este”. El texto relata las discretas raíces arquitectónicas del hoy mega desarrollado servicio hotelero en la bahía más refinada del continente sudamericano. Reconstruye el origen del concepto “hotel” en la visión emprendedora del ex capataz y encargado de la firma pesquera, Don Pedro Risso.
Cuando la empresa cerró, le compensaron salarios impagos con la cesión de la infraestructura levantada por la compañía. Claro que hasta entonces no eran más que galpones, depósitos de víveres y de sal para la conservación del pescado.
Don Pedro Risso, el capataz, era un visionario: publicó el 14 de noviembre de 1889 en un diario de época un aviso publicitario ofreciendo a los bañistas su precario establecimiento. “Es el antecedente más antiguo sobre el inicio de la hotelería en Punta del Este”, apuntó el doctor Fernando Cairo, historiador y subdirector general de Cultura de la Intendencia de Maldonado.
Por todo esto, Pedro Risso es el gen de la próspera industria hotelera de Punta del Este. La ubicación de su hotel era estratégica: a pocos metros del puerto en función de su actividad pesquera original, ocupaba los solares C, D, E y F de la manzana 55, la primitiva fragmentación de las propiedades en la costa esteña.
Paradojas de la historia, la punta de lanza del balneario top de Sudamérica, hoy es un caserón tapiado. En el lugar exacto donde se levantó la primera y audaz casa de alojamiento de Pedro Risso, actualmente se erigen las ruinas del ex Hotel Palace en el cruce de las calles 14 y 11. El alojamiento cerró hace 10 años y el edificio está abandonado.
En sus comienzos, el Hotel Risso, funcionó como una suerte de casas independientes, aglomeradas por un edificio principal que prestaba cierto confort: salón comedor, salón de billar, salón de reuniones dotada de un piano.
En febrero de 1902, otro diario uruguayo detalló: “El progreso de este balneario es asombroso. Ya el Hotel Risso resulta pequeño, y pronto estarán terminadas las obras que darán capacidad para albergar a cuarenta o cincuenta viajeros más. El gran comedor no da capacidad para tantos comensales, por lo que se ha habilitado el salón de billar.”
En esa época ya habían sido colocadas carpas para los turistas y dispuesto una nueva subdivisión de la playa, la de los matrimonios, que se incorporaba a la costumbre de las costas de Montevideo de segmentar el balneario por género. Un edicto policial de diciembre de 1890 establecía las zonas de baños reglamentados por postes con tablillas y una separación de más de cuatro cuadras. Por entonces, las cuestiones de moralidad prohibían que hombres y mujeres compartieran la misma playa.
Fernando Cairo destacó que el hotel se popularizó por su servicio familiar y por la buena y abundante comida que cocinaba su dueño, experto gourmet de la cocina marinera.
En 1903, la publicación Rivera “La France” reseñó: “El Hotel de Pedro Risso es el más visitado y concurrido de Punta del Este, y su propietario se desvive por atender y satisfacer a todos cuantos visitan esa importante casa”. Por esa época, ya el balneario experimentaba prosperidad y pujanza. En 1901 se construyeron las primeras residencias concebidas como casas de veraneo, financiadas por uruguayos y argentinos.
En 1905, se inauguró el servicio de correo y en noviembre, un periódico local notificó: “Ha sido fletado por un núcleo de 40 a 50 ‘touristas’ porteños para el 15 de este mes el vapor nacional ‘Maldonado’ de los señores Cavallo Hnos. Dichos paseantes vendrán directamente a Punta del Este, punto principal de la excursión. Parece cosa resuelta que el próximo verano el ‘Maldonado’ hará la carrera desde Montevideo en combinación con la Empresa Mihanovich de Buenos Aires, estableciendo así un servicio directo, cómodo y rápido entre aquella ciudad y este balneario”.
La ciudad estaba potenciando su espíritu turístico, hoy consagrado.
En 1906, cuando Punta del Este sólo tenía 492 habitantes y existían 111 casas construidas, un grupo inversor argentino compró 24 solares para levantar el Biarritz Hotel. Este emprendimiento fue el primer hotel cinco estrellas del balneario: albergó a la aristocracia montevideana y porteña que exigía un acondicionamiento superior.
Se inauguró en la temporada de verano 1907-1908, veinte años después de que Don Pedro Risso advirtiera el potencial turístico de la bahía y de que se decretara la primera temporada de verano.
Y cinco meses después de que Ituzaingó cambió, para siempre y oficialmente, su nombre por Punta del Este.
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