La aerofobia parecía haber pasado al olvido con las limitaciones para viajar en avión suscitadas por la pandemia. Pero se acerca el verano 2021/2022 y la reapertura de las fronteras puede volver a intimidar a quienes tanto ansían viajar en avión pero sienten gran temor de hacerlo al mismo tiempo, con la misma fuerza
¿Qué es la aerofobia y cómo enfrentarla? Después de 1 año y medio de grandes limitaciones, las ganas de vacacionar corren por las venas de los argentinos y los planes para viajar ya copan gran parte de las conversaciones de familias, parejas y grupos de amigos en todos los ámbitos.
“La aerofobia es considerada un trastorno de ansiedad caracterizado por un temor excesivo a volar, por el cual se evita hacerlo. Puede incluirse dentro de los Trastornos de Ansiedad, en la categoría diagnóstica de las Fobias Específicas”, explicó a Infobae el médico especialista en psiquiatría Manuel Vilapriño, presidente de la Asociación de Psiquiatras Argetinos (APSA).
Según el especialista, docente del departamento de neurociencia de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo, las Fobias Específicas pueden ser definidas como “un temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situaciones específicas, como por ejemplo volar en avión, precipicios, animales, administración de inyecciones o visión de sangre”.
Un estudio realizado por la socióloga Graciela Romer mostró que el 23% de los encuestados tenía miedo a volar. Y un 14% se reconocía ansioso. Las turbulencias, las tormentas y el miedo a que se caiga el avión eran los motivos más frecuentes. Para poder soportar los miedos, la mayoría rezaba, se medicaba y, si podía, elegía viajar por otro medio de transporte.
Las personas con miedo pueden hacer todo tipo de rituales como despedirse para siempre de familiares y amigos o levantar los pies del piso para “no cargar peso”. No ir al baño ni moverse aún en vuelos largos, no dormirse, estar atentos a todos los ruidos y movimientos del avión o mantener durante horas los dedos cruzados.
Es muy común que estén pendientes de las caras de los tripulantes de cabina de pasajeros y pilotos, o incluso que estudien el comportamiento de otros pasajeros. También hay quienes piden que se dejen la puerta del baño abierta para no sentir claustrofobia. O, si ven al capitán caminando por el avión, piensen que están desatendiendo el vuelo.
“No hay nada más seguro que volar en un avión comercial. Sin embargo, para mucha gente no hay nada más angustiante o que les dé más miedo. La buena noticia es que de verdad el avión es seguro, está confirmado, está comprobado científicamente, y toda la operación dentro del sistema de aeronáutica está centrada básicamente en la seguridad”, aseguró el licenciado Modesto Alonso, psicólogo, psicoterapeuta, especialista en psicología aeronáutica, docente universitario Facultad de Psicología (UBA) e Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial (INMAE), piloto privado y coordinador de equipo de tratamiento del temor a volar de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI).
Y continuó: “Todos los que trabajan, que son muchos más de los que vemos, para que el vuelo sea seguro, están pendientes de que no solamente sea seguro, sino además en lo posible confortante”. Para Alonso, “a pesar de todo lo que se sabe, de todas maneras mucha gente sufre desde una cierta inquietud hasta una ansiedad medianamente tolerable, un miedo aterrador o una ansiedad que se transforma en una fobia que impide acercarse, impide el solo hecho de pensar en tomar un ticket para volar”.
“El miedo que despierta el avión va de menor a mayor. Empieza por lo que los pasajeros llaman ‘respeto’, luego temor a las tormentas, las turbulencias, el despegue y al aterrizaje. Se siente pánico frente a algún incidente en el vuelo y finalmente se desencadena la fobia a volar cuando la persona decide no volar más”, explicó a Infobae Claudio Plá Alem, médico psiquiatra y director de Poder Volar.
“El proceso no es lineal y depende de varios otros factores: la frecuencia de los viajes y los momentos que la persona puede estar atravesando como por ejemplo duelos, separaciones o mudanzas que los pone más vulnerables”, agregó el médico.
El Presidente de APSA, Manuel Vilapriño, especificó: “Las personas que sufren de aerofobia presentan una respuesta inmediata de ansiedad que, a diferencia de la ansiedad normal que moviliza en post de solucionar la situación que le genera ese sentimiento, obstaculiza su accionar, generándoles un impacto que va desde no poder acercarse ni siquiera a un aeropuerto hasta no poder subirse a un avión o a necesitar realizar un tratamiento para poder llevarlo a cabo”.
Asimismo, explicó, las personas que lo padecen son conscientes de que este miedo es irracional pero no pueden controlarlo, avergonzándose frecuentemente de esta situación.
¿Cuáles son los síntomas? Según el especialista, van “desde manifestaciones físicas como taquicardia, falta de aire, temblores y sudoración, que pueden llegar al extremo de una ‘crisis panicosa’, hasta fenómenos psíquicos impregnados por pensamientos trágicos y anticipación negativa de la situación que vive”.
Asimismo, detalló: estos trastornos, al ser específicos y puntuales, solo requieren tratamiento cuando la persona se encuentre expuesta al hecho de viajar en avión y resulta claramente necesario en aquellos donde el volar forma parte de una instancia habitual en su trabajo”.
Algunos tips del Presidente de APSA para quienes padecen miedo a volar:
1. Consulta con un especialista
Contactarse con especialistas para abordar el condicionamiento que el miedo y la ansiedad, en general, y el temor a volar, en particular, le generan a la persona, como así también poder indagar sobre el origen de lo que está ocurriendo
2. Nuevas técnicas
Incorporar herramientas para afrontar el tema. Aprender técnicas que permitan reducir los síntomas de ansiedad y poder controlarlos. Se puede optar por estrategias de desactivación fisiológica, técnicas de relajación y meditación. Tales técnicas posibilitan el control de la hiperventilación, logro de la relajación y desensibilización del estímulo fóbico.
3. Anticipación
Presentarse al personal de a bordo y explicar la situación que experimenta reduce el monto de ansiedad, a partir de la sensación de mayor contención. Esa reducción del monto de ansiedad puede alcanzarse también disminuyendo el tiempo de espera del despegue arriba del avión, por lo que diferentes especialistas recomiendan la estrategia de subir último al avión cuando todos los pasajeros ya se acomodaron en sus lugares.
SEGUIR LEYENDO: