“Basta, no quiero comer más carne”, “Ma, no sabía que las vacas, pollitos y cerdos podían sentir igual que yo”, “Papi, no voy a tomar más leche de vaca, no quiero sentirme culpable de que alejen a los bebés de sus mamás para vender su leche en el super”. Éstas son algunas de las tantas frases que diferentes familias contaron a Infobae que escucharon estupefactas sin saber cómo responder.
Cada día más niñas, niños y adolescentes llegan con este tipo de inquietudes a sus casas y toman la decisión de cambiar su tipo de alimentación. En el caso de adolescentes con acceso a Internet, además de la empatía con los animales de otras especies, suele agregarse la motivación del cuidado del medio ambiente.
Según un estudio confeccionado por ONU Medio Ambiente, el consumo de carne es una de las formas más destructivas en las que dejamos nuestra huella en el planeta. “Si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero. Producir una hamburguesa drena alrededor de 1695 litros de agua. Además de aumentar los gases contaminantes que influyen en el cambio climático, la cría de vacas contribuye a la deforestación y al desplazamiento de comunidades rurales e indígenas”.
La Unión Vegana Argentina reveló que en 2020 había un 12% de personas que elegían una alimentación vegana o vegetariana en nuestro país, 3 puntos más que el año previo, y 12% de población flexitariana, que son quienes prefieren no comer carne animal pero tienden a tener cierta flexibilidad con el tema.
Se trata de una realidad que poco a poco va tiñendo las costumbres en las mesas y hogares de todo el país y también del mundo. Las preguntas en los consultorios pediátricos crecen día a día en relación a cómo manejar esta temática.
Según un estudio reciente sobre familias en Italia, donde cada vez más familias están adoptando una dieta vegana desde la infancia, “los padres no informaron a sus pediatras de atención primaria (PCP) sobre la dieta vegana (DV) en el 36,2% de los casos” y “en el 70,8% de los casos, los PCP fueron percibidos como escépticos o en contra de una DV”.
Esto se constituye verdaderamente como un gran problema debido a que la dieta vegana no significa necesariamente una alimentación saludable ni tampoco deficitaria, y es necesario un adecuado asesoramiento médico y nutricional. Como todas las dietas existentes, es fundamental que sean planificadas para lograr una buena nutrición, y muy especialmente en etapas de crecimiento, en las cuales cual la alimentación es vital para el desarrollo.
Además, es fundamental un adecuado acompañamiento para evitar la asociación de la comida con patrones negativos y generar conductas poco saludables.
“Ni las amenazas, castigos, sobornos y por supuesto ni la fuerza son técnicas que debamos utilizar. Hacer del momento de comer una situación desagradable afecta en el desarrollo de una relación adecuada con la comida y en la creación de hábitos alimentarios saludables. De cualquier manera, hay que ver el contexto en el que se presenta, si la familia puede llevar a cabo las recomendaciones para hacerla de forma adecuada, sino habrá que ver cómo se puede trabajar en equipo para que al menos, el cambio sea gradual”, aseguró la pediatra especialista en alimentación vegetariana y vegana Ilanit Bomer, en diálogo exclusivo con Infobae.
Qué dice la ciencia
Afortunadamente, existe una base fuerte en la cual apoyarse para tener mayor tranquilidad. Son muchas las organizaciones que avalan este tipo de alimentación en cualquier etapa de la vida, siempre y cuando sean adecuadamente planificadas y suplementadas.
Según Bomer, este tipo de alimentación es avalada por la Academia de Nutrición y Dietética Americana, el Servicio de Salud del Reino Unido, la Asociación de Dietistas de Canadá, el Departamento de Salud del gobierno de Australia, la Sociedad Pediátrica de Canadá, la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Italiana para la Nutrición Humana, entre otros.
Además, aseguró, no hay diferencia en el desarrollo de infancias veganas y no veganas: “los últimos estudios científicos que comparan el crecimiento y desarrollo no evidencian diferencias, por supuesto en los casos en que la alimentación es bien planificada”.
“Las principales instituciones a nivel mundial dicen que una alimentación vegana es posible y adecuada en la infancia, así como en todas las etapas del ciclo de la vida. Aunque es importante hacerlo en forma responsable, supervisada y suplementando vitamina B12 y vitamina D”, especificó la pediatra.
“Para planificarlas adecuadamente, es necesario ofrecer una variedad de verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas (con las consideraciones acordes según edad), con un aporte de calorías adecuadas y grasas de buena calidad, el calcio necesario según requerimientos por edad, y constatar que haya un buen estado de vitamina D y de vitamina B12″, detalló la experta.
— ¿Hay muchos niños y muchas niñas que se deciden por esta alimentación a pesar de que su familia no lo sea?
— Sí, muchos. Lo veo más frecuentemente en los adolescentes, pero también en el rango etario de 5 a 7 años cuando empiezan a preguntar y a entender de donde provienen los alimentos de origen animal. Pienso que es parte de una evolución como humanidad que estamos teniendo. Muchos por su gran empatía deciden no consumirlos más y lo hacen de inmediato, de un día para el otro.
— ¿Cuáles son los principales motivos por los cuales eligen el veganismo?
— La principal motivación es evitar el maltrato animal, algunos también por el cuidado del medio ambiente y otros por la salud. Pero muchas veces se suman todas estas motivaciones. A veces no pueden detallar el motivo exacto, es una sensación interna que se acrecienta luego de experimentarla.
— ¿Cómo acompañar adecuadamente las infancias veganas? ¿Y dónde se pueden informar las familias?
— La familia requiere estar bien informada, lo mismo que con cualquier patrón alimentario. Es importante buscar profesionales con formación específica sobre esta alimentación, que puedan asesorarlos y guiarlos adecuadamente, para que tengan un crecimiento y desarrollo correcto. Además, hay páginas de internet a las cuales pueden acceder para tener una orientación inicial. Por ejemplo: la Academia de Nutrición y Dietética, la Academia Americana de Pediatría, el gobierno de Australia, entre otros. Asimismo, próximamente se dará información actualizada a nivel nacional.
— ¿En qué sentido se dará información a nivel nacional?
— El Ministerio de la Salud de la Nación convocó a distintos profesionales a través de sociedades dedicadas a la nutrición. Yo represento con otras profesionales a la Sociedad Argentina de Nutrición. Formo parte de lo que hoy se llama Comité ad hoc del Primer Consenso Nacional de Alimentación Vegetariana y Vegana. El nombre aún está revisión, el objetivo del Ministerio es elaborar un consenso sobre alimentación basada en plantas, con evidencia científica muy interesante.
Algunos casos de tantos
Sería imposible transcribir en una sola nota todos los relatos recibidos por Infobae respecto a familias veganas. Los siguientes son solo algunos casos de tantos, y resumen de alguna manera los patrones comunes más observados en las historias de vida.
Dante tiene 12 años y a los 10 años quiso dejar de comer carne: “No le gustaba mucho comer carnes rojas y de un día para el otro me dijo que las quería dejar. Así se hizo vegetariano. Fuimos a una nutricionista, le armó la dieta y lo suplementó con vitamina B12″, contó a Infobae su mamá, Rosario.
Pero no quedó ahí, ella no solo aceptó su decisión sino que decidió acoplarse al plan: “Yo lo seguí, y el año pasado le propuse ir un poquito más allá y hacernos veganes. Él quiso hacerlo y por suerte estamos muy bien”.
“A los 9 años, mi hijo me dijo que comer carne lo hacía sentir triste y con culpa porque implicaba ‘causar sufrimiento innecesario’, aunque no es vegano porque a veces come queso”, contó Eve a Infobae. Hoy, 6 años después, le dice que “a nivel ético y moral sería totalmente incorrecto consumir carnes”. En sus palabras, su hijo entrena, tiene muy buena masa muscular y es el mejor alumno del colegio: “Nunca tuvo problemas de salud ni déficit de vitaminas o proteínas”.
“Cata nunca comió carne porque yo dejé los productos de origen animal cuando ella tenía un año”, relató Maggie a Infobae. Pero no le impuso ni prohibió nada. “A partir de entonces yo no le di nada animal, pero ella en muchas situaciones sociales consumía cosas con leche, huevos, tortas o postres y galletitas. Siempre supo de dónde venían esos productos y por qué yo elegía no participar en la explotación de los animales, pero dejé que eligiera. No la presioné porque era chiquita y me parecía contraproducente”, recordó.
“Cuando tenía 4 o 5 años, si estábamos en la casa de alguien o en un cumple me preguntaba: ‘Mamá, esto tiene leche?’ Y si le decía que sí, en general elegía no comerlo. Más adelante directamente no quería nada no vegano ya, por más pinta que tuviera”, continuó.
Hoy Cata es “una vegana absolutamente convencida”. Con solo 9 años, tiene un conocimiento y nivel de consciencia increíble sobre la temática. Algunas de sus frases que transmitió su mamá a Infobae son “Me parece una crueldad lastimar a los animales por un deseo del humano” y “No me cuesta no comer cosas no aptas porque digo ‘ahí lastimaron a un animalito, no sé cómo la gente puede comer eso’”.
Una de sus frases más conmovedoras sin dudas ha sido: “Cada alimento que la gente no vegana come podría haber salvado una vida, y entre todas millones”.
8 tips para tener una alimentación saludable y lograr un desarrollo adecuado, en la voz de la pediatra Ilanit Bomer:
1. Vegetales y frutas
La inclusión de vegetales y frutas de distintos colores nos van a aportar además de vitaminas, minerales y fibra, fitoquímicos y sustancias antioxidantes. Es necesario tener en cuenta que su aporte no sea excesivo en menores de 2 años ya que pueden dar saciedad temprana y desplazar a alimentos más energéticos y nutritivos.
2. Legumbres
El consumo diario de legumbres es necesario para llegar de forma adecuada al aporte proteico. Además, son una gran fuente de hierro, zinc y fibra. Las cantidades varían según edad.
3. Frutos secos y semillas
Los frutos secos y las semillas nos van a aportar grasas de buena calidad, proteínas entre otros nutrientes. En menores de 5 años se recomienda que estén molidos o en forma de untables para evitar atragantamientos.
4. Hierro
Las fuentes de hierro son diversas (legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas verduras de hojas verdes), pero el hierro de origen vegetal requiere de técnicas culinarias para que esté más disponible para su absorción. El remojo, la fermentación, la germinación de legumbres y cereales ayuda, y además se pueden sumar alimentos ricos en vitamina C para aumentar la absorción.
Existen inhibidores para la absorción del hierro: infusiones como el té común o de hierbas, café, chocolate, bebidas vegetales fortificadas. Es necesario esperar por lo menos dos horas entre el consumo éstos y alimentos ricos en hierro. A su vez, para mejorar la absorción, se recomiendan consumir cítricos, palta, morrón, tomate, frutillas, kiwi junto a los alimentos ricos en hierro.
5. Proteínas
Dentro de la diversidad de grupos de alimentos se obtiene perfectamente el aporte proteico necesario según cada etapa de crecimiento. Se pueden hallar proteínas en todas las variedades de legumbres, pseudocereales, frutos secos y semillas.
6. Calcio
En menores de un año, se obtienen el calcio por la leche materna o fórmula infantil. Luego, es necesario sumar fuentes de calcio de origen vegetal. A veces en esta etapa se puede optar por la incorporación de bebidas vegetales adicionadas con calcio y sin azúcar en alguna preparación, pero no sustituyen las tomas leche materna ni de fórmula.
Algunas de las fuentes de calcio en alimentos de origen vegetal son semillas de sésamo molidas, tofu, higos, maní, porotos blancos, garbanzos y frutos secos.
Es importante destacar a las leches vegetales adicionadas con calcio que se venden en supermercados y dietéticas: tienen la misma cantidad de calcio o más que la leche de vaca y un porcentaje de absorción similar.
7. Suplemento de vitamina B12
La vitamina B12 es esencial para un buen funcionamiento del sistema nervioso, la formación de las células de la sangre, y también actúa a nivel del ADN. Es el nutriente más crítico en esta alimentación ya que no hay fuentes vegetales que aporten vitamina B12 y requiere ser suplementada. El suplemento es de síntesis bacteriana. Las bacterias que sintetizan la vitamina B12 están en la tierra, si las vacas están en feedlot (espacios reducidos en donde se encierra a muchas vacas) reciben la B12 a través del alimento que se les ofrece.
Más allá de todo, conviene hacer un análisis de sangre para dosar el valor de b12 en cualquier patrón alimentario.
8. Suplemento de vitamina D
La vitamina D es una vitamina que se obtiene principalmente de la exposición solar. Es necesaria para una buena salud ósea pero además tiene funciones extra óseas. Participa en la prevención de infecciones, en la inmunidad y en prevención de enfermedades autoinmunes, entre otras funciones.
Puede estar baja en cualquier tipo de alimentación. Requiere también suplementación en la mayoría de los casos, eso se evalúa de forma individual por consulta.
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