Existe una coherencia, un hilo conductor, entre los paladares de los diseñadores y sus percheros. Hablando de gustos, sabores, atravesando los sentidos, se puede conocer un poco más sobre sus mundos e inspiraciones.
Si hay dos universos que generan pasiones y se encuentran emparentados, son el de la moda y la gastronomía. Tienen en común un disparador, una idea, un diseño, una paleta de colores y distintas emociones. Además, en ambos casos, existe la seducción para conquistar al cliente. El objetivo: lograr placer, sentir belleza, gozar con un sabor.
Por eso en este reportaje sabroso, picante, dulce, amargo y ácido, reinan las preguntas simples, que obliga a los creativos a zambullirse en un ping pong de emociones, viaje y espontaneidad extrema.
El chico de moda en la moda es santafesino, altísimo, platinado, tiene mirada de diva y un carisma que impresiona. Con sólo 22 años, Jorge Rey es el favorito de las famosas. Juana Viale, Pampita, Natalia Oreiro, Lali Espósito y la China Suárez fueron las primeras en rendirle pleitesía a sus brillos, tules y volúmenes impresionantes.
Original en la pasarela y en la vida, este creador que le puso pausa a la facultad para sumergirse de lleno en el proyecto alta costura, recibe en su taller de la avenida Santa Fe. Hay un maniquí antiguo coronado, flores claras y un perchero que rebalsa de texturas y colores comestibles.
Adelantado, sí. En noviembre del 2019, antes del caos y la cuarentena, presentó una colección “pandémica” que todavía sorprende. “Se llamó Obsessionality y tiene que ver con la obsesión misma, las enfermedades. Lo loco es que hay pequeños virus bordados, covids brillantes”, cuenta el diseñador, una especie de mago que también adora (y se inspiró) en las cartas del tarot.
Durante la cuarentena, en su colección cápsula, hizo desfilar barbijos, guantes, trajes de PVC y escafandras. Participó con un fashion film en París Fashion Week y por estos pagos hizo rock con vestidos de novia despampanantes, que se presentaron en las pasarelas virtuales.
Como si todo esto fuera poco, se anima a un reportaje sabroso, donde gastronomía y moda se fusionan con estilo.
-¿Qué sabor te deja un vestido terminado?
-Me genera un orgasmo visual y sabe a frutos rojos. Mucho más cuando compruebo que el vestido está perfectamente terminado, que a la clienta le gusta. Entonces te dan ganas de gritar un enorme ¡gracias Dios! Es sabor a felicidad, y eso lo genera el trabajo bien hecho. Todo se potencia cuando las cosas se hacen bajo presión, con poco tiempo. Entonces surge el ¡lo hicimos posible otra vez!
-¿Cuál es tu trago?
-Indiscutiblemente el mojito. Pero, como los vestidos, tiene que estar bien hecho, perfecto. Con las proporciones justas. Ni muy dulce ni muy fuerte.
-¿Y el mal trago?
-Es un vestido que se rompe.
-Tus tules y paleta de colores podrían asociarse con la pastelería. ¿Vos sos dulce o salado?
-Salado, del asado rico, las empanadas caseras y el lomo al champignon. Pero es cierto que si miro este perchero me resulta muy dulce. Para tomar el té en el campo, rodeado de flores, orquídeas.
-¿Cual es tu plato fuerte en la vida y en la pasarela?
-Unos ricos nachos con guacamole y distintos quesos, bien cargado porque tienen que formarse hilos. En la pasarela mis vestidos enormes con tul, brillos, peinados exuberantes y accesorios. ¡Ay, cómo me gusta!
-¿Qué te hace agua a la boca?
-Los vestidos gigantes y los bordados. Se me baja la presión con los bordados.
-¿Con qué famoso te encuentran parecido?
- Boy George. Una vez, en un viaje apareció de la nada una amiga suya y empezó, en inglés, a decirme lo parecido que era. Fue muy loco, ella estaba muy efusiva, hablaba sin parar y me costaba entenderla.
-¿Qué alimento y qué prenda te parecen un espanto?
-No soporto el cilantro. Ya casi que cuando voy a comer a algún lugar, aviso. Está de moda y no lo soporto; odiada estoy. Y tengo un problema muy importante con las riñoneras. Esto, puntualmente, lo estoy tratando con mi psicólogo.
-¿Cuál es el utensilio clave en tu cocina y en el taller?
-En la cocina una buena licuadora. Es muy importante para mí porque hago smoothies de verduras. Y en el taller las agujas de hilvanado fácil. Me fascinan.
-¿Qué bocado, sorbo o bocanada te resulta clave para crear?
-Una buena copa de vino. Es un cien a la hora de crear.
-¿Blanco o tinto?
-Tinto.
-Ahora que se estilan los cocineros rock stars, ¿te gustaría vestir alguno?
-Sí, me copa. Pondría algunas cadenas en la cocina. De hecho estuve a punto de hacer un tutorial de cocina con mi madre, ambos vestidos de alta costura.
-¿Quién es el más guapo?
Hay muchísimos, no podría elegir uno.
-Qué cosmético consumís como golosina?
-La base. Y el corrector.
-Si fueras un plato, ¿cual serías?
-Un bombón, mi amor. Obvio. Un bombón exquisito de Bariloche.
-¿El acento estaría puesto en el gusto o en la presentación?
-En el gusto. Porque me tendrían que probar.
-¿Y si la Argentina fuera un plato?
-Una gran milanesa napolitana con papas fritas. Eso es muy argentino. Pero milanesa de bodegón.
-¿Y si fuese un vestido?
- Sería un vestido en llamas.
-¿Tacos para caminar o para comer?
-Para comer.
-¿A qué celebrity te comerías cruda?
-A ninguna. Son hermosas, pero no. No es por ahí, Rey (ríe)
-¿Con qué diseñador comerías hasta el alba?
- Hasta el alba no porque generalmente estoy muy cansado, me aburro y me quedo dormido. Siempre a las tres de la mañana me quiero ir a la cama. Pero creo que lo invitaría a Benito Fernández porque sospecho que nos moriríamos de risa.
-¿Cuál es la sal de la vida?
-Levantarse temprano todos los días.
-¿Y la pimienta?
-El amor. Siempre el amor.
Flavia Fernández es periodista de tendencias, moda y gastronomía
Realización video: Gastón Taylor/ Edición de video: Rocío Klipphan y Martín Rodríguez/ Producción: Macarena Sánchez
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