Postales de la rica diversidad de aves que tiene la Argentina para avistar en entornos urbanos

En el Día Nacional del Ave, biólogos y observadores invitan a descubrirlas como clave para preservar la biodiversidad. Plumajes, sonidos y colores para avistar en ciudades de todo el país

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Chingolo (Foto: Nadia Mariel Sánchez), una de las aves que puede verse en la Ciudad de Buenos Aires
Chingolo (Foto: Nadia Mariel Sánchez), una de las aves que puede verse en la Ciudad de Buenos Aires

El grito grave y chillón del guacamayo verde, especie en peligro de extinción, bajando de las serranías a la ciudad de Salvador Mazza, en el extremo norte del país. El albatros de ceja negra desplegando su belleza en las costas de la bahía de Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. El diucón posado sobre las ventanas de las viviendas de la aldea cordillerana Villa La Angostura, listo para repiquetear el vidrio con su pico. Y el macá zambulléndose y buceando en los lagos de Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires. Cuatro postales de colores, sonidos, plumajes. Postales de la rica diversidad de aves que tiene la Argentina, muchas de ellas al alcance de los sentidos humanos en los entornos urbanos.

De norte a sur y de este a oeste, nuestro país cuenta con diversos e increíbles paisajes que ofrecen cientos de opciones de aves para conocer y reconocer. Están en todos lados: ventanas, balcones, terrazas, plazas, reservas naturales. Algunas se adaptan más y viven entre viviendas y edificios, otras necesitan amplios espacios verdes para refugiarse. “En plena cuarentena, muchas personas empezaron a prestar atención a las aves; no hubo una explosión demográfica de especies, sino mucha gente con más tiempo para mirar. Sirvió para pensar en el vínculo que tenemos con el afuera y cuánto lo necesitamos también”, dice a Infobae Ángeles Sebastiano, coordinadora de comunicación de Aves Argentinas, la Asociación Ornitológica del Plata que este año cumple 105 años.

Crédito: COA Tintica, Yungas y Carancho

Aves Argentinas coordina la Red Nacional de los Clubes de Observadores de Aves (COA), grupos de socios interesados en la conservación de las aves y sus ambientes. En cada localidad, realizan actividades orientadas a la observación de aves y la educación ambiental. Actualmente, más de 3.000 voluntarios están nucleados en 80 clubes en todo el país, cifra que se triplicó en los últimos 8 años. La mayoría de las provincias tiene un COA, algunas tienen dos o más. Y en CABA hay uno por barrio. “Afortunadamente cambió la expectativa de la gente: los cazadores de hoy llevan binoculares y cámaras fotográficas. La gente, de todas las edades, busca desestresarse conectándose con la naturaleza”, apunta Sebastiano.

Con la colaboración de los integrantes de los COA Ushuaia; Carancho de Buenos Aires; Tintica de Villa La Angostura; Tucán y Surucuá de Salta; y Yungas de Jujuy, Infobae armó un recorrido por cuatro entornos urbanos del país con una selección de especies habituales, pintorescas e icónicas de cada lugar, que abarca desde las particularidades del carpintero gigante y el cóndor andino, por ejemplo, hasta la persistente presencia del chingolo en casi todo el país.

Albatros de ceja negra, en el entorno de Ushuaia (Foto: Esteban Ricardo Daniels)
Albatros de ceja negra, en el entorno de Ushuaia (Foto: Esteban Ricardo Daniels)

Octubre es el mes de las aves

Hoy, 5 de octubre, es el Día Nacional del Ave, una fecha propicia para destacar la importancia de su conservación y una oportunidad para acercarse un poco más a la enorme riqueza argentina. La fecha fue establecida en 1982 por Aves Argentinas con el objetivo de promover la reflexión y la acción concreta relacionada con la protección de las especies en el país. La celebración recuerda a San Francisco de Asís, reconocido como Santo de la Naturaleza, y quien según cuenta la tradición conversaba con los pájaros.

Octubre es el mes de las aves, no sólo por la celebración de hoy, sino porque el segundo sábado de este mes, el 9 de octubre, es el Día Mundial de la Observación de Aves (Global Big Day) para el hemisferio sur (en el hemisferio norte fue el sábado 8 de mayo). La tradición que empezó en Estados Unidos e Inglaterra.

Carancho (Foto: Diego Carus)
Carancho (Foto: Diego Carus)

Este 9 de octubre, se cargarán los registros de voluntarios observadores a la plataforma eBird, una base de datos de observaciones sobre aves proporcionada por científicos, investigadores y naturalistas aficionados de todo el mundo. Para completar los festejos, este año el gran día de observación mundial coincide con el Día de las Aves Migratorias, fecha en la que se reciben a las golondrinas, gaviotas, churrinches, chorlos, playeros y playeritos, entre otras, que viajan a Sudamérica en busca de lugares cálidos, con días largos y mucho alimento.

“La gran diversidad de aves que hay en Argentina representa la diversidad de ambientes, recursos y contrastes que tiene el país: desde la alta montaña hasta bosques húmedos, bosques secos, desiertos y costa marina”, afirma a Infobae, Flavio Moschione, biólogo de la Dirección Regional Noroeste de Parques Nacionales. “Los hombres estamos muy relacionados con las aves -continúa- y las hemos visto con mucho interés desde tiempos inmemoriales. Son bastante más que nuestras compañeras, son también indicadores de calidad de vida porque los lugares donde convivimos con ellas tienen los recursos, los procesos naturales y la diversidad vigentes”.

Celestino (Foto: Diego Carus)
Celestino (Foto: Diego Carus)

Más de mil especies

Argentina alberga más de 1.000 especies de aves, aproximadamente el 10% del total de especies del mundo. Ocupa el puesto número 15 en el ranking mundial, luego de Colombia, Perú, Brasil, Ecuador y Bolivia, y por eso Sudamérica es el continente de las aves. La plataforma eBird tiene cargadas 1.023 especies “y hay más de 40 confirmadas en otros sistemas de información, entre las que presentan poblaciones silvestres y las que llegan naturalmente a nuestro territorio sin poblaciones residentes aquí”, apunta a Infobae Moschione.

De ese total, cerca de un centenar de especies de aves, alrededor del 17%, se encuentran en peligro de extinción: en la categoría más crítica, de alta amenaza, hay 19 especies, entre ellas el guacamayo verde y el macato biano del sur; otras 52 están en peligro como es el caso del flamenco andino; y en una categoría más leve, de riesgo menor, se ubican 19 especies amenazadas y vulnerables, por ejemplo, el chorlito de vincha, aves marinas como la martineta y el pingüino de magallanes. Estos datos surgen de la Lista Roja de las Aves de Argentina, un trabajo realizado por la Secretaría de Ambiente de la Nación, Aves Argentinas y la participación de varios especialistas, que se actualiza cada 10 años, y cuya última revisión corresponde a 2017.

De Salvador Mazza a Ushuaia

Guacamayo verde (Foto: Gabriel Núñez)
Guacamayo verde (Foto: Gabriel Núñez)

En Salvador Mazza, en la provincia de Salta, la localidad del extremo norte de Argentina, dicen que es un espectáculo único observar en grupos a los guacamayos verdes (Ara militaris), muy confiados en el pueblo entre mayo y julio alimentándose de frutos de los jacarandás y paraísos. Es el último de los grandes loros con poblaciones silvestres en Argentina. La especie está en peligro crítico: este año se hizo el primer censo del guacamayo verde en el país: hay al menos 130 individuos de esta especie declarada en 2011 Monumento Natural Provincial.

En los últimos años fue haciéndose cada vez más frecuente en pueblos y ciudades del norte, especialmente en el invierno, el vistoso tucán grande (Ramphastos toco) con su enorme y colorido pico donde visita las arboledas urbanas. Cuenta Rebeca Tapia del COA Tucán, de Salta, a Infobae que “mientras antes se lo capturaba, hoy en día se lo admira y lo valora. Su presencia muestra que, paulatinamente, vamos tomando una mejor conciencia ambiental e intentando forjar una relación más armónica entre el hombre y la naturaleza”.

Hay especies comunes y adaptables como el zorzal colorado (Turdus rufiventris), que está muy metido en las ciudades y en esta época, en primavera, los machos generan cantos para marcar territorio, atraer hembras y hacer nidos. Y el chingolo (Zonotrichia capensis), de tamaño mediano con corona de aspecto puntiagudo y pico cónico, que se alimenta de semillas, frutos, insectos, arañas, según la temporada y la disponibilidad. Tiene distintas poblaciones a lo largo de Argentina: desde la Puna hasta Tierra del Fuego, y cada una tiene cantos muy definidos, pero levemente distintos en cada zona.

Zorzal colorado, es otra de las aves presentes en CABA (Foto: Guillermo Spajic)
Zorzal colorado, es otra de las aves presentes en CABA (Foto: Guillermo Spajic)

En la región de las yungas, las selvas de montañas del norte argentino, hay algunas especies endémicas que David Bernacki del COA Surucua destaca: el zorzalito overo (Catharus maculatus), pequeño y escurridizo, a menudo más escuchado que visto; el surucua aurora (Trogon curucui), de capuchón azul, separado por una delgada línea blanca del resto ventral rojo y el dorso verde oscuro.

Por su parte, Mariel Sánchez, del COA Yunga menciona al burgo (Momotus momota) con su rasgo característico de dos plumas alargadas en la cola que se mueven como el péndulo de un reloj; la harpía (Harpia harpyja) ave rapaz grande y de pico fuerte que caza mamíferos de tamaño mediano como perezosos y monos pequeños, y al taguato negro (Parabuteo leucorrhous), conocido también como gavilán de rabadilla blanca, que se alimenta de reptiles, ranas, insectos y ratas.

Matamico blanco (Foto: Jorge López Moreno)
Matamico blanco (Foto: Jorge López Moreno)

La ciudad de Ushuaia está ubicada a los pies de la cordillera, rodeada de bosques y junto al mar. Estas características, junto al carácter insular de la provincia y su cercanía a la Antártida, proveen el ambiente propicio para una destacada diversidad de aves. A modo de ejemplo, María Regina Silva, Esteban Daniels y Luciano Mathieu, del COA Ushuaia, hablan del albatros de ceja negra (Thalassarche melanophris) que surfea las olas de las costas de la bahía y del Canal Beagle; del cauquén caranca (Chloephaga hybrida), que se caracteriza por su dimorfismo sexual: el plumaje del macho es blanco, diametralmente opuesto al de la hembra, que es negra con barrados en blanco.

También mencionan al matamico blanco (Phalcoboenus albogularis), muy común en la ciudad, donde suele deambular en busca de alimentos con su pecho completamente blanco que algunas veces se ve manchado por su comportamiento carroñero. Y no puede faltar el rey de los Andes, el cóndor andino (Vultur gryphus), con su constante presencia en los alrededores de la ciudad, especialmente en invierno, donde se lo puede ver posado en las pequeñas islas de la bahía.

Cóndor andino, también puede observarse en cercanías a la ciudad de Ushuaia (Foto: Esteban Ricardo Daniels)
Cóndor andino, también puede observarse en cercanías a la ciudad de Ushuaia (Foto: Esteban Ricardo Daniels)

De Villa La Angostura a Buenos Aires

Villa La Angostura, en el extremo sur de la provincia de Neuquén, cuenta con un entorno natural que lo hace propicio para la observación de aves. Allí, Marcelo Chambo del COA Tintica seleccionó algunas especies de las más representativas de la zona: carpintero gigante (Campephilus magellanicus), que suele deambular en parques y jardines en busca de su alimento. “Es el pájaro carpintero más grande de América del Sur y uno de los pájaros carpinteros más grandes del mundo”, afirma a Infobae. “Es de color negro, con toques de blanco en las alas y un pico gris en forma de cincel. Los machos tienen la cabeza y la cresta carmesí, mientras que las hembras tienen la cabeza principalmente negra con un área roja cerca de la base del pico. Golpea los árboles con un ritmo de dos golpes y se alimenta de larvas perforadoras de madera, insectos, arañas, frutas, savia e incluso pequeños vertebrados como lagartijas, huevos y polluelos de aves pequeñas. En el año 2012 fue elegida ‘Ave símbolo de Villa La Angostura’”.

Carpintero gigante, en Villa La Angostura (Foto: Marcelo Chambo COA Tintica)
Carpintero gigante, en Villa La Angostura (Foto: Marcelo Chambo COA Tintica)

En los bordes de la localidad, también suelen asomarse en los lugares parquizados y barrios arbolados aves de bosque como el chucao (Scelorchilus rubecula) que, en ciertas ocasiones, puede ser confiado y camina a corta distancia como si tuviera curiosidad, usualmente con la cola levantada; el tintica (Aphrastura spinicauda), con plumaje muy distintivo: una ceja dorada gruesa, babero blancuzco, alas rayadas y cola con “punta espinosa”. Anda de a pares, en pequeños grupos y a veces en bandadas de decenas en la temporada no reproductiva; el diucón (Pyrope pyrope), un ave muy confiada que en los meses de otoño y primavera se posa sobre los espejos de los autos o en las ventanas de las viviendas golpeando el vidrio con su pico.

Tintica (Foto: Marcelo Chambo - COA Tintica)
Tintica (Foto: Marcelo Chambo - COA Tintica)

En CABA, Laura Nadersohn, que integra el COA Carancho, desde 2015, cuenta a Infobae que el chingolo (Zonotrichia capensis) -de tamaño mediano con corona de aspecto puntiagudo y pico cónico, característico por su serie de silbidos y un trino terminal- y el zorzal colorado (Turdus rufiventris) -de vientre y abdomen color rufo-naranja, uno de los primeros pájaros que canta al amanecer con un canto potente, melódico y reiterativo- son algunas de las especies que habitualmente se pueden ver sobrevolando la Ciudad.

Menciona también otras especies comunes de la zona de humedales y pastizales, pero poco conocidas por la población, como son la tacuarita azul (Polioptila dumicola), que elige posarse en algarrobos y palmeras en busca de alimentos; el celestino (Thraupis sayaca) siempre en árboles nativos como la pipa, o la ratona (Troglodytes aedon), de color pardo grisáceo, de movimientos rápidos y hábitos escurridizos, recuerdan a un ratoncito, de allí su nombre. El picaflor verde (Chlorostilbon lucidus), que pesa tan solo 4 gramos y se alimenta de flores con su pico largo y rojo en forma de corona de manera tubular, tiene también su lugar: el año pasado, como parte de un proyecto educativo, alumnos de escuelas públicas y privadas lo eligieron como el “Ave Emblema de la Ciudad”.

Picaflor verde, ave emblema de la Ciudad de Buenos Aires (Foto: Guillermo Spajic)
Picaflor verde, ave emblema de la Ciudad de Buenos Aires (Foto: Guillermo Spajic)

La topografía del terreno, la vegetación y el clima de la Ciudad de Buenos Aires también hace posible poder observar encantadoras aves acuáticas. Nadersohn menciona, por ejemplo, a la gallareta (Fulica leucoptera) y ante todo aclara que no es un pato. “Nada mucho y anida y duerme en la vegetación de la orilla; es herbívora”, describe. También se refiere al macá cara blanca (Rollandia rolland) que se caracteriza por sus zambullidas y su capacidad de buceo, no come vegetales, y busca su alimento con su pico adaptado para cazar. “Se las ve en los lagos de Palermo, son muy propias de nuestra zona, no es necesario ir a los Esteros del Iberá para verlas”, comenta, con orgullo porteño.

Macá, se lo puede ver en los lagos de Palermo (Foto: Diego Carus)
Macá, se lo puede ver en los lagos de Palermo (Foto: Diego Carus)

Las aves rapaces, que muchos porteños descubrieron durante la cuarentena, merecen un capítulo aparte. En el COA Carancho, Guillermo Spajic explica que la mayoría son caranchos (Caracara plancus) y gavilanes mixtos (Parabuteo unicinctus) y hay algunos halcones: halconcito colorado (Falco sparverius) y halcón peregrino (Falco peregrinus). Son aves rapaces que llaman la atención, se pueden ver de día en antenas, entre edificios.

En Buenos Aires hay más biodiversidad de la que se suele imaginar. En los cielos porteños se pueden ver otras aves rapaces, como el chimango (Milvago chimango), lechuzas caburé (glaucidium brasilianum), por ejemplo, y el lechuzón orejudo (Pseudoscops clamator), entre otras. El rol ecológico que cumplen es el control de plagas: ratas, insectos, palomas.

Surucuá Aurora (Foto: David Bernacki)
Surucuá Aurora (Foto: David Bernacki)

La lista de aves es enorme. Argentina tiene cerca de 1.070 especies y ocupa el puesto 15 en el ranking mundial. Esta nota ofrece sólo algunos ejemplos. Son muchísimas las especies de aves que habitan los entornos urbanos y merecen ser conocidas y reconocidas, condición necesaria para poder quererlas y protegerlas.

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