¿Qué es el autoconocimiento? Se trata de poner la atención hacia adentro. Es darnos el tiempo y la disposición para permitirnos ese clavado interior que nos conecta con el verdadero llamado interno, con esa voz que nos conecta a los deseos que quedaron ahí pendientes sin ser escuchados.
Tenemos que ser claros en esto, las relaciones que tenemos con los demás y los resultados que estamos obteniendo en la vida son directamente proporcionales a la que tenemos con nosotros mismos y al valor que nos estamos dando ya que como es adentro es afuera, así de simple.
El primer paso es aceptar. Una vez que integramos y reconocemos que todos los resultados que estamos comprobando en nuestras vidas se relacionan exclusivamente con nosotros y nos hacemos responsables de ello estamos dando lugar a la transformación, quien mira hacia adentro despierta. Una vez que movemos la perspectiva y asumimos que las personas y las circunstancias que nos ocurren allá afuera son reflejo de nuestro mundo interior, es cuando podemos conscientemente comenzar a realizar los cambios y aprendizajes necesarios para obtener resultados acordes con lo que deseamos para nosotros. Esto se logra con un conocimiento profundo de nosotros mismos.
Si te ponés a pensar por un momento en el tiempo y en los recursos que invertimos para estar y sentirnos mejor desde comprar cosas materiales, adquirir conocimientos, sumar experiencias, encontrar satisfacción en algo o en alguien, es contradictorio a la hora de observar que no ponemos el mismo empeño en conocernos por dentro y esto sucede porque el foco de las respuesta que queremos encontrar está puesto en el lugar equivocado.
La pandemia fue este cimbronazo que nos puso a prueba en varios niveles. Para muchos de nosotros fue la crisis (oportunidad) para cuestionarnos la vida tal cual la estamos viviendo, y si seguimos mirando para el costado puede que estemos dejando pasar una oportunidad de crecimiento interior única y de despertar de una vez por todas para dejar de vivir una vida por default. Como consecuencia de esa búsqueda de respuestas hemos observado en muchas personas que en los últimos tiempos decidieron cambios radicales en sus modos de vida: mudanzas, trabajos, parejas. Estas decisiones si a la larga logran el resultado deseado está perfecto, lo que sucede con muchas de ellas es que salen desde un lugar de “obtener” para llenar vacíos. Apelamos a que el afuera nos complete provocando seguramente una hermosa sensación pasajera de calma o de logro, pero enseguida la voz del ego viene a decirnos” seguí buscando”. No se trata justamente de lo que tengo que hacer, sino más bien qué tengo que dejar caer para crear lugar en ese espacio interior para poder conectar con los verdaderos deseos del corazón y ser de una vez por todas.
El segundo paso es responsabilizarnos de que los resultados que estamos obteniendo sólo y exclusivamente tienen que ver con nosotros. Dejamos de culpar a otros y a lo que nos sucede para convertirnos en personas congruentes con lo que queremos para nuestra vida. Esta congruencia se produce cuando decidimos quienes queremos ser frente a nuestras vidas a través de estos tres elementos que tienen que estar alineados entre sí: lo que pensamos (mente); lo que decimos (lenguaje) y lo que sentimos (corazón). Si alguno de ellos se ve alterado -y con esto me refiero a hacer algo diferente de lo que realmente deseo hacer, sentir o decir- se producen pequeñas traiciones a nuestro ser.
Por lo general sucede cuando me comprometo en algo que honestamente no va conmigo, no estoy de acuerdo o simplemente no tengo ganas de realizar. Es allí que observamos que cuando el compromiso hacia otros es más fuerte al que tengo conmigo mismo -ya sea por temor a ser rechazados o no ser aceptados- se produce un quiebre en nuestro interior. Es como si nos traicionáramos a nosotros mismos una y otra vez. Un sí a otros se convierte en un no a nosotros y estas decisiones –aunque surjan de manera inconsciente- nos cobran impuestos. Drenan mucha energía lo que termina resultando agotador, y no solamente deriva en enojos, dolor, desidia y una sensación de resentimiento general, sino que a la postre lo proyecto en otros para sacármelo de encima y no sentirlo.
Por el contrario, al conocernos se produce una conexión tan profunda con estos elementos, que nos convertimos en personas alegres, confiables para construir futuros. Aprendemos a decir sí cuando así lo sentimos y a establecer límites sanos con quienes nos rodean. Nos volvemos auténticos y felices con quienes somos, porque ya no importan los acontecimientos del exterior sino que somos todo el tiempo y simplemente respondemos ante cada situación de la vida con honestidad y autenticidad. Aceptamos, soltamos el control de lo que tiene que suceder y de cómo otros tienen que respondernos y nos volvemos personas libres de juicios.
El tercer paso es decidirlo. Para ello se requiere una dosis de buena voluntad que nos lleve a ese lugar inexplorado. Visualicemos por un momento que esa vida elegida es posible para nosotros. Que nuestro humor nunca más dependa de las situaciones que se nos presentan en la vida, sino que independientemente de ellas uno pudiera elegir cómo quiere pararse y ser frente a eso que toca vivir.
Todos -como seres completos que somos-tenemos la habilidad de diseñar nuestras vidas pero lo que sucede con muchos de nosotros es que creemos que es al revés, que la vida nos diseña y nosotros solo tenemos la opción de adaptarnos a ella. Esto lo provoca la desconexión con nuestro interior que deriva en una vida no elegida y por el contrario a una en donde nos pasan cosas en lugar de hacer que las cosas nos pase.
Los seres humanos vivimos retos constantemente, es parte de este camino. La reflexión que los invito a hacer es preguntarnos si estas experiencias de vida nos llevan a la expansión, abrirnos a nuevos escenarios, a cambiar paradigmas y ver con otros ojos lo que se nos presente; o por el contrario cada vez nos cerramos más aferrándonos a lo conocido, viviendo cada situación como una pesadilla activando el modo queja y enojo permanente. En definitiva se trata de una elección personal.
En coaching contamos con herramientas y técnicas de autoconocimiento que nos ayudan a obtener los resultados deseados, a vivir en comunión con el momento presente. No se trata de una fórmula de éxito, porque cada uno de nosotros es diferente y no aplica lo mismo para cada caso, sino que se trata de iniciar un proceso en el que sólo necesitamos la determinación de hacerlo realidad y les aseguro que los resultados se reflejan enseguida no solo en nuestra vida sino también en la de la que nos rodea porque cuando uno cambia, todo cambia. A cuestionar y entrenar la mente se aprende, para no creerle todo lo que nos dice y vaciarla de contenido poco útil que da lugar a esa voz de la intuición que nos guía a cumplir y diseñar nuestros sueños.
“Conocernos a nosotros mismos implica estar anclados en el ser, en lugar de estar perdidos en la mente. La forma como reaccionamos ante personas y situaciones, especialmente en los momentos difíciles, es el mejor indicador del conocimiento real que tenemos de nosotros mismos (...) y ¿qué hay más allá? Aquello que nos permite Ser, el espejo interior de la conciencia”, EckhartTolle.
*Verónica Beltramino es abogada egresada de la UBA y Coach de Vida con título avalado por International Coaching Federation (ICF). Facilitadora del Proceso MMK®, ExpertiseLevel. Realiza sesiones de coaching 1:1 y dicta talleres sobre autoconocimento. Cuenta también con un espacio de reflexión IG@mirarconojosdever.
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