Qué hacer con los carpinchos de Nordelta: “Si están ahí es porque tienen una función dentro del ecosistema”

Así lo advirtió un experto en gestión ambiental a Infobae, tras el revuelo por la superpoblación de los roedores en ese barrio. La importancia de una ley de humedales

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Los carpinchos "no son animales especialmente agresivos, aunque como cualquier animal salvaje si se sienten amenazados pueden atacar, pero son incidentes aislados" (Twitter: @Niqisss)
Los carpinchos "no son animales especialmente agresivos, aunque como cualquier animal salvaje si se sienten amenazados pueden atacar, pero son incidentes aislados" (Twitter: @Niqisss)

Por definición de la Real Academia Española, un ecosistema es una “comunidad de seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente”.

La lógica detrás de la definición indica que “si un ser vivo está en un lugar es porque está cumpliendo una función ecosistémica y removerlo implica desajustar el ecosistema”.

Así comenzó a analizar “el problema” generado por la superpoblación de carpinchos en Nordelta el licenciado en Ciencias Ambientales Inti Bonomo ante la consulta de Infobae. Para él, “cuando se remueve un componente del ecosistema se desajusta todo el ecosistema y nunca se sabe lo que puede pasar”.

“El carpincho es una especie autóctona de gran tamaño cuyos ejemplares adultos (tanto machos como hembras), en promedio, miden 1,24 m (1,1-1,3 m) de largo y pesan 54 kg (35- 70 kg). Se trata de un típico habitante de nuestros humedales, no sólo de las provincias chaqueñas y mesopotámicas sino también de Buenos Aires. En esta provincia se encuentra distribuida a lo largo de todo su extremo noreste y centro-este y, en las últimas décadas, también en el centro-oeste, posiblemente favorecida por las mayores temperaturas y precipitaciones allí experimentadas, relacionadas con el cambio climático”, precisaron desde la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM).

Según indicaron los especialistas, el complejo urbano Nordelta, efectivamente se encuentra incluido en el área de distribución original del carpincho, particularmente en los “Bajíos Ribereños”, un sistema de paisajes de humedales, perteneciente al denominado “Complejo Litoral del Paraná Inferior”, que constituye uno de los hábitats más aptos para la especie. Esto último, implica que los carpinchos habitaban esa zona previamente a la construcción del complejo habitacional y que sus poblaciones probablemente tuvieron números muy variables en todos esos años. Esto se debe a que, históricamente, el área es continuamente afectada por el ingreso egreso de individuos desde y hacia los humedales vecinos de las islas del Delta Del Paraná, favorecidos por el régimen fluvial característico (de creciente y bajantes), sobre todo, cuando se producen eventos extremos de inundación y sequía, que también son cada vez más frecuentes.

Ahora bien, una vez surgido el conflicto, el razonamiento llevaría a querer resolverlo. Pero, ¿cómo?

Para empezar, Bonomo consideró que “puede ser que la población de carpinchos haya crecido un poco dentro de los barrios cerrados”. Y esto, en su opinión, “puede deberse a una dinámica fortuita o debido a que al construirse cada vez más sobre los humedales esto haga que estos animales pierdan su hábitat natural y por eso se los vea más, pero no necesariamente significa que haya más”.

“Para asegurar que hay superpoblación habría que censarlos”, evaluó el director de la carrera de Gestión Ambiental de la UADE, para quien a esos efectos “sería ideal contar con la ley de humedales, a través de la que podrían tenerse más datos de cómo están los caprichos y otros animales de la zona ya que la norma habilita a gestionar estos ecosistemas”.

El proyecto al que Bonomo hace referencia está por perder estado parlamentario, ya que se presentó en el Congreso de la Nación hace casi dos años y no fue tratado en el recinto (tiene dictamen de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano y espera lo propio de la Comisión de Agricultura).

Entre otras cosas, la norma establece que se haga un inventario de los humedales para saber cuáles son y poder ordenarlos territorialmente sobre la base de criterios de protección. A saber: en cuáles pueden llevarse a cabo actividades productivas, cuáles son sensibles y requieren altos estándares ambientales y aquellos otros que son de conservación estricta.

“Que haya dictamen de las comisiones que faltan para que pueda ser tratada antes de fin de año haría que no se pierda todo el trabajo de consenso para elaborar el proyecto”, opinó Bonomo.

El carpincho es una especie autóctona de gran tamaño cuyos ejemplares adultos (tanto machos como hembras), en promedio, miden 1,24 m
El carpincho es una especie autóctona de gran tamaño cuyos ejemplares adultos (tanto machos como hembras), en promedio, miden 1,24 m

En ese sentido, y volviendo a los carpinchos de Nordelta, para el especialista consultado “cualquier solución que se plantee va a ser un parche”.

Y si bien aclaró que “no son animales especialmente agresivos”, señaló que “como cualquier animal salvaje si se sienten amenazados pueden atacar, pero son incidentes aislados”.

Así las cosas, para él, “es difícil” plantear una solución acerca de qué hacer con estos mamíferos roedores. “Es como actuar sobre la leche derramada; ya está cometido el error, que fue construir donde había un hábitat de otras especies y ahora la situación es compleja”.

“Técnicamente sacarlos no es posible porque encontrarán la manera de volver -evaluó-. Habría que hacer mucho esfuerzo y hacerlos sufrir mucho y el efecto en su aparición sería mínimo”.

Por eso, para él, aunque comprende que “la gran mayoría de los vecinos probablemente no sabía que su barrio fue construido sobre un humedal y todo lo que eso implicaba”, lo que hay que considerar es “aprender a convivir con los carpinchos en su estado natural”.

Sobre qué recomendaría a quienes viven en esa zona, remarcó: “El que se quiera quedar tiene que aprender a convivir con el mínimo riesgo que eso representa; no va a ser posible un control efectivo del carpincho sin hacer un exterminio masivo de los animales”.

Así y todo, advirtió: “Si hubiese una matanza, el ecosistema también respondería a eso y tal vez la respuesta sea peor y, por ejemplo, podría emerger alguna especie aún más problemática que dependa de que el carpincho esté vivo”.

"Para asegurar que hay superpoblación habría que censarlos" (AFP)
"Para asegurar que hay superpoblación habría que censarlos" (AFP)

“En los períodos previos a la construcción de este emprendimiento inmobiliario, probablemente la frecuencia de observación de estos animales no necesariamente era muy alta, ya que la particular variación en la topografía original del área y, por lo tanto, en la altura y permanencia del agua, condicionaba una alta cobertura y diversidad de comunidades vegetales, incluyendo grandes extensiones dominadas por distinto tipo de pajonales de gran porte, praderas de plantas acuáticas, pastizales salinos e, incluso algunos bosques ribereños, que facilitaban sus posibilidades de ocultamiento”, sostuvieron los expertos de Sarem en un comunicado.

Y añadieron: “Todos estos ambientes se hallaban altamente conectados por la red de drenaje (sobre todo en períodos de lluvias intensas y grandes inundaciones), lo que facilitaba su desplazamiento por el medio acuático ya que son excelentes nadadores. Sin embargo, este escenario original cambió significativamente con la mega construcción de Nordelta. También ocurría, y seguramente sigue ocurriendo, que la mayor presencia y movimiento humano, proveniente de los sectores urbanos y suburbanos circundantes (incluyendo su eventual caza), favorecía el comportamiento predominantemente nocturno de la especie”.

“En definitiva, debido a todos los aspectos anteriores y sobre todo, a la ocupación y reemplazo de su hábitat natural original, es lógico que desde hace ya algunos años, los carpinchos sean cada vez más frecuentes en la mayoría de los barrios de este complejo urbano. Situación que hará que el conflicto planteado entre los carpinchos y otras especies nativas de la zona y la población humana de Nordelta sea difícil de resolver. Más allá que pueda tomarse alguna medida que, en el corto plazo reduzca sustancialmente el número de animales presentes, como el traslado de cierto número de carpinchos a diferentes áreas de reserva con recursos y condiciones adecuadas y suficientes (idealmente cercanas y previa realización de los necesarios estudios básicos y cuidados del caso), entendemos que, debido al nuevo escenario generado, circunstancias como la que se están viviendo actualmente volverán a repetirse periódicamente”, concluyeron.

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