Cómo es el verdadero “Fin del Mundo” en Argentina

Dueña de impactantes montañas, lagos, bosques, playas e infinitos horizontes de agua, Tierra del Fuego ofrece panorámicas y vistas únicas para vivir una experiencia en conexión con la naturaleza

Ushuaia, la ciudad del Fin del Mundo

En la provincia más austral del planeta comienza un viaje hacia el “Fin del Mundo”. Allí, una de las bahías más famosas de la Argentina descansa entre picos nevados, lagos y luces a lo lejos. Probablemente, Ushuaia representa con su noche mágica una de las postales más impactantes del mundo. Quienes deseen visitar este paraíso argentino tan solo deben tomar la decisión de comenzar una aventura de adrenalina y paisajes de ensueño.

A más de dos mil kilómetros de Buenos Aires, Ushuaia prepara la llegada de los visitantes de enero a enero, ya que todo está dado para que la experiencia funcione a la perfección. Una de las características más destacadas de este destino es su entorno natural, la preservación de flora y fauna autóctona que invitan a cientos de postales panorámicas. A continuación, algunos lugares que sorprenden, emocionan y dejan sin aliento a quienes recorren sus paisajes.

Ushuaia, Tierra del Fuego

El Mirador del paso Garibaldi es el paso carretero cordillerano más austral del mundo, y el único que atraviesa los Andes fueguinos. A 100 kilómetros de Ushuaia, la ruta exige una parada obligatoria para apreciar un paisaje de valles montañosos, lagos, un cielo celeste y rutas zigzagueantes.

Con el paso de los años, el mirador se convirtió en un punto panorámico importante, donde incluso, se construyó una estructura para habilitar la vista con asientos en primera fila: balcones en dos niveles para fotografiar los lagos Escondido y Fagnano.

Laguna Esmeralda (Crédito: Getty

Un turquesa que hipnotiza, bosques verdes, cascadas que decoran el paisaje, fauna autóctona que rodea el lugar y montañas nevadas que abrazan todo el trayecto son algunas de las postales que presenta la Laguna Esmeralda. Quienes conocen el destino por primera vez entran en contacto directo con la naturaleza y se acercan a los característicos colores de la Patagonia argentina.

Durante el paseo, se puede observar los valles de Tierra Mayor y Carbajal y los glaciares que rodean a la laguna: Albino, las Torres y el cordón Toribio.

A tan solo 14 kilómetros de Ushuaia, este destino ofrece una excursión de trekking de tres horas por un sendero señalizado. La caminata concluye en la laguna, dueña de tonalidades típicas de un retrato del “Fin del Mundo”, que se logran gracias a los ríos que nacen en los glaciares. Cada estación tiene su encanto, pero para disfrutar del profundo celeste, el verano resulta ideal. El único requisito: atesorar el silencio, cuidar el ambiente y sentir la vibra natural en su máximo esplendor.

Faro "Les Éclaireurs" (Crédito: Getty)

Una de las fotos más emblemáticas del paisaje patagónico. De hecho, algunos visitantes definen al lugar como un “cuadro sacado de un museo”. La travesía abre paso sobre el Canal de Beagle, conocido por conectar el Océano Atlántico con el Pacífico. Las embarcaciones se adentran sobre aguas azules en búsqueda de la fauna marina que habita el lugar y del enigmático islote sobre el cual se emplaza el faro “Les Éclaireurs”.

Once metros de altura, franjas rojas y blancas intercaladas, un alcance óptico de 7,2 millas náuticas y un sinfín de historias alrededor del ícono fueguino por excelencia. Fue construido en 1920 y todavía sigue funcionando al día de hoy, emitiendo luces a intervalos de cinco segundos. Su nombre proviene de una expedición francesa que fue realizada en dichas aguas en 1882. En ese entonces, el capitán a cargo del viaje nombró al conjunto de islotes como “Los exploradores” y, años más tarde, el faro adquirió el nombre propio a raíz de este hecho.

Si bien no es posible descender a la isla, la fachada se aprecia a la perfección desde el recorrido en barco.

Tren del Fin del Mundo (Crédito: Télam)

El Tren del Fin del Mundo es un antiguo medio de transporte para presidiarios, que con el paso de los años, se transformó en un símbolo no solo fueguino, sino también nacional. El popular tren entró en funcionamiento a comienzos de 1900 con el objetivo de trasladar presos desde el penal de Ushuaia. Más de 100 años después, se convierte en un atractivo turístico que invita a aventureros de todo el mundo a vivir la experiencia “Fin del Mundo” en su totalidad.

El recorrido comienza en la estación del Fin del Mundo -a 8 kilómetros de Ushuaia- y realiza una parada técnica en la estación La Macarena para observar las impactantes vistas panorámicas que brinda el mirador. Además, también se puede ver el nacimiento de la cascada La Macarena, proveniente de aguas de deshielo.

(Crédito: Greenpeace)

Una reserva de 100 hectáreas de extensión que habilita distintos circuitos, donde la condición inalterable de los bosques nativos de lengas, ñires y coihues ofrece una máxima conexión con el entorno natural.

Existen diferentes posibilidades de caminata, pero todas coinciden en un requisito fundamental: buen calzado, cámara en mano y ojos bien abiertos.

La cumbre del Cerro Alarkén es perfecta para absorber la esencia del lugar en su totalidad y captar la pluralidad de paisajes que despliega el majestuoso destino. Asimismo, la ciudad de Ushuaia en conjunto con diferentes glaciares, valles, ríos, cascadas y el famoso Canal de Beagle conforman algunos de los puntos claves del trayecto. La única brújula en esta experiencia es la naturaleza misma.

Parque Nacional Tierra del Fuego (Crédito: Getty Images)

A través del Parque Nacional Tierra del Fuego, los visitantes pueden acceder a una de las vistas más codiciadas del sur argentino: la increíble Bahía Lapataia. Entre fauna autóctona, bosques magallánicos y formaciones rocosas, este espejo de agua con pequeñas islas de tierra en su interior roba maravillosas tomas fotográficas y regala un momento especial en sintonía con el aire puro y la tranquilidad.

Este balcón natural marca el final de la Ruta Nacional 3, que une Ushuaia con la Ciudad de Buenos Aires.

Otro de los grandes secretos que esconden las aguas de la bahía es el manjar más solicitado de la provincia: la centolla. Este plato insignia de la zona es deleitado año a año por paladares internacionales y reafirma la premisa de que en el “Fin del mundo” se vive un viaje sensorial único.

(Crédito: Reuters)

Una aventura que recorre lagunas, valles, glaciares, bosques, faros e islas y motiva a quienes buscan una experiencia inolvidable por el “Fin del Mundo”. Cámara en mano, calzado cómodo y ojos preparados para cientos de postales mágicas que reflejan parte de la maravillosa naturaleza e historia argentina.