“Nos la pasamos hablando de cómo podemos conseguir una vacuna contra el coronavirus, cómo llegar a fin de mes, conseguir un trabajo o una cama en terapia intensiva para un ser querido”, cuenta Gala Díaz Langou. “Ustedes dirán, obvio, ¿de qué querés que hablemos si estamos en una crisis? Vengo a decirles algo que puede parecer contraintuitivo: porque enfrentamos una crisis tenemos que, urgentemente, hablar y actuar pensando en el largo plazo”.
A mediados de junio se realizó TEDxRíodelaPlata Ideas en movimiento: la provocación, un encuentro online en el que ocho provocadores propusieron miradas diferentes para abordar temas de todos los días. Entre ellos destacaron Carlos Pérez, presidente de la agencia de publicidad BBDO Argentina, referente del mundo creativo de América Latina, y Gala Díaz Langou, directora ejecutiva del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC). Ambos analizaron la pandemia desde dos miradas diferentes, pero focalizando en cómo cambiamos y cómo deberíamos actuar en consecuencia.
“Estamos en un estado de emergencia a nivel global, pero que está pegando mucho más fuerte en América Latina. El primer paso para ir saliendo de esta situación son las vacunas, que van lento. Pero la crisis no es solamente sanitaria: hay una crisis también en lo social y en lo económico. La pandemia desnudó inequidades que ya eran estructurales en todos lados, y en particular en América Latina, la región más desigual del mundo”, continuó.
Para la especialista, “esta crisis es enorme y profunda, pero no es única. En América Latina, las crisis son algo bastante usual. Para romper este ciclo, tenemos que enfrentar los problemas estructurales. Voy a mencionar solo tres de los muchos que hay: reducir la pobreza; lograr la estabilidad macroeconómica; y transformar la educación”.
“Todas estas políticas requieren diálogo y ojalá consensos entre muchos actores y sectores: desde movimientos sociales al sector privado, pasando por los partidos políticos, los sindicatos, los medios, personas de distintas edades y orígenes. Ninguna de estas prioridades las pueden lograr en soledad el Estado. En un contexto de tanta emergencia puede parecer un lujo que no podemos darnos pensar en el largo plazo. Que eso es algo para hacer en momentos de calma, pero no ahora. Creo que el momento perfecto de calma no existe y no va a existir en la medida en la que no nos demos estas conversaciones. Necesitamos, con urgencia, priorizar estos debates de largo plazo para tener más claridad sobre cuáles son nuestras estrategias de desarrollo para poder, eventualmente, lograr un futuro que realmente sea más inclusivo y más sostenible”, concluyó.
Acercarnos al futuro caminando de espaldas
“Durante la pandemia, toda nuestra socialización con las personas se producía en una misma silla sentados frente a una pantalla. Se detectó el fenómeno ‘blurday’, una alteración temporal que hace confundir los días; en español, podríamos llamarlo ‘viércoles’. La cultura aimara concibe el tiempo en relación al espacio: el futuro se encuentra atrás mío y el pasado está delante mío. Una lógica pasmosa. El pasado es lo que vi mientras que el futuro es lo que no vi. Todos en algún punto entramos al pasado caminando de espaldas y el futuro entra en nuestro campo visual”, explicó Pérez durante su presentación.
Y añadió: “Trabajando en el ámbito corporativo, veo que los planes del año no se cumplen o cada vez se cumplen menos. Fallan. Y esto generó una reacción y es la profusión de planes alternativos y toda una disciplina que es la prospectiva. Un intento para controlar el futuro. Esto tiene un correlato en el mundo de las marcas. Las marcas son artefactos simbólicos que nacen al calor del siglo XX, tienen una lógica, la lógica del medio: emiten desde un lugar unilateral. Hay un público silencioso. Sin embargo, lo digital hackeó esto e instaló la idea de la interacción y de la conversación. La conversación es un diálogo entre dos o más personas donde no hay un plan”.
“Acá viene mi provocación, que es dejar de hacer planes o al menos dejar de pensar que el plan es el único método aproximativo a la realidad. Y empezaría por lo personal: acercarnos al futuro caminando de espaldas, dejar que entre a nuestro campo visual, sin una pretensión tan rígida y unilateral que es la del plan. Conversar amigablemente con lo que se nos viene sin un plan premeditado. Menos planes, seguramente menos expectativas”, finalizó el experto.
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