La irrupción del virus SARS-CoV-2, responsable de causar la enfermedad por COVID-19, no solo ha cambiado la forma en la que todos vivimos, cómo los sistemas sanitarios se gestionan y prestan servicios y las relaciones interpersonales, sino que también impactará en la manera en la que se piensan y pensarán las nuevas construcciones y estructuras, es decir en el mundo de la arquitectura y el urbanismo.
Esto es un hecho. Existen nuevas búsquedas, investigaciones que tienden a dar una respuesta desde el punto de vista edilicio a la actual pandemia y a los posibles eventos con los que nos pueda sorprender el siglo XXI.
Por su potente capacidad de contagio y su imprevisibilidad, el coronavirus obligó a replantear los movimientos cotidianos, en distintas direcciones. Usar barbijo, prestar atención a lo que se toca, lavarse las manos con frecuencia y utilizar sanitizantes, está entre las tres cosas que más atención requieren por estos días. A su vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS), sugiere como medida el distanciamiento social de dos metros y evitar espacios cerrados, el Gobierno aconseja viajar con ventanillas abiertas -con ventilación cruzada- y no utilizar en lo posible el aire acondicionado en los edificios, los comercios, bancos y recepciones. Los organismos públicos establecen barreras físicas para aislar empleados y visitantes.
En este marco, Infobae se sumergió en este fascinante micromundo y consultó a expertos referentes del sector para conocer sus miradas y lo que se viene.
Consultado por este medio, Julio Oropel, arquitecto, interiorista y diseñador, advirtió: “De lo particular, que sería la vivienda, hasta la escala más grande que podría ser la ciudad, en base a la información que recibo de todo el mundo y con una mirada a futuro de profesionales del rubro, observo que en cuanto a la vivienda habrán cambios pequeños que ya se ven. Ante la nueva necesidad de trabajar en casa, que hizo que, sobre todo en Europa, la gente tratara de escapar de las ciudades en los casos en los que el trabajo podía ser remoto, comprara lugares del estilo granjas, graneros, casas un poco destruidas en las afueras que en Europa abundan, y al ser más baratas las reciclan y trabajan allí alejados de las grandes urbes. También están los que vivían en una situación más urbana, con casas con pequeños patios, y que armaron en ese ambiente pequeños cellters, que son lugares chiquitos en donde podían aislarse para hacer sus labores”.
De acuerdo al reconocido profesional, “en cuanto a los interiores, hay grandes novedades, mirando al futuro en cuanto a los materiales. Los nuevos materiales son cada vez más sofisticados, pero se ven cada vez más naturales, como los cueros ecológicos hechos con algas, por ejemplo. Los géneros de las cortinas se verán más tecnológicos, capaces de absorber las impurezas del aire exterior y retenerlas en microcélulas. También estamos frente a la nueva moda que busca espacios interiores con gran profusión de plantas, se vea todo más natural, esa necesidad de que la naturaleza entre un poco más dentro de las casas. Aparecieron también elementos con definición en cuanto al tacto, géneros con texturas, rugosidades, en sillones, alfombras, como lo hacía el gran decorador inglés William Morris, que impuso la tendencia de los empapelados, objetos más orgánicos”.
“Lo ecofriendly está de moda, demás está decir. Todo lo que signifique ahorro de consumo eléctrico estará presente. La huella de carbono tomó más importancia, que todo lo que compramos haya sido producido con poca huella de carbono. Vemos una gran tendencia a lo reciclado. Algunas marcas ofrecen muebles lindos y baratos, que se pueden auto armar, y son reciclados a partir de productos viejos”, explicó Oropel a Infobae.
El futuro es verde
Para Julio Oropel, existe una idea post COVID basada en buscar más naturaleza, más aire puro, de evitar la contaminación. El especialista adelantó a este medio que en los próximos años se buscará que en los ambientes haya más luz, ventanas más grandes, más herméticas, menos acondicionamiento. En cuanto a tipología de la casa, se verán suites de trabajo o junior en donde la persona tendrá todo, que combina habitación, escritorio, cocina, etc..
“Los edificios nuevos están cada vez más planteados con recursos verdes, en donde hay pisos intermedios con huertas, para que sus habitantes puedan cosechar sus propios vegetales. Hay proyectos muy utópicos. Al abundar la naturaleza, se genera un aire más puro. Surgirá también el denominado hotel de trabajo, lugares en donde la gente va, se reúne dos o tres días con sus colegas, grupo de trabajo, pasa la noche en esas locaciones y el resto de los días vuelve a sus casas habituales, con lo cual concentra los días de trabajo, aprovecha más el día al dormir en el hotel y en el momento del descanso los disfruta en su casa”, precisó Oropel.
En esta línea coincidió Gabriel Torraca, arquitecto titular del estudio de arquitectura Gatarqs y director de la desarrolladora Grid (Grupo Idea Desarrollos). Según este prestigioso referente del sector, “la pandemia del COVID-19 pone de manifiesto la vulnerabilidad de la sociedad moderna, en cualquiera de sus latitudes, a este tipo de ‘ataques’ imaginables sólo en la ficción literaria o cinematográfica. Instala incluso la angustia de nuevas amenazas en un futuro no tan lejano dejando claro que el proceso de cambios que estamos transitando, lejos de ser temporarios, configuran los nuevos paradigmas en infinidad de campos. Apelando a la visión optimista, quizás sea la solución a muchos de los problemas que nos trajeron hasta esta crisis”.
“En ese nuevo contexto los arquitectos debemos revisar todas las soluciones ciertas hasta hace poco, reformulando una infinidad de preguntas que tendrán muy pocas respuestas por ahora”, reforzó Torraca en diálogo con Infobae.
Trenes, aviones y tractores
Según Javier Goldenberg, arquitecto socio de Estudio Hermanos Goldenberg, “las plagas, epidemias, conflagraciones, los avances científicos y tecnológicos influyeron y seguirán influyendo en la arquitectura y el urbanismo”.
“En Buenos Aires a fines del siglo XIX como consecuencia de la fiebre amarilla, se realizaron obras de saneamiento e infraestructura para evitar la contaminación y fue el comienzo del desarrollo de la ciudad como la vemos hoy, hacia el norte, en desmedro de la zona sur más castigada por la enfermedad”, añadió el reconocido especialista.
Para Goldenberg, un ejemplo concreto fue la concesión del ferrocarril, contemporánea a estos sucesos, trazada desde el Bajo hasta el Tigre, generó estaciones en los pueblos que atravesaba, por ejemplo, Recoleta, Belgrano, Vicente López, San Isidro, donde se fueron estableciendo cada vez más familias en terrenos más amplios y sobre la cota de inundación, factor importante en la consolidación de esta tendencia de crecimiento.
“Resalto el papel del transporte porque es donde creo que se encadenarán los cambios una vez superada esta pandemia y es la razón que no me lleva a pensar en grandes transformaciones”,-destacó- “compartir colectivos, subtes, trenes, evidenció ser un grave riesgo de contagio, como así también espacios públicos cerrados, tanto en el trabajo como en la vivienda y la recreación”.
En diálogo con Infobae remarcó: “Nuestros hogares resultaron ser incómodos para el aislamiento y el trabajo a distancia. Vimos cambios en el uso de calles y veredas que hicieron las veces de ampliación deslocalizada al aire libre de bares, restoranes y locales comerciales, con coloridas marcas en los pavimentos que indican la distancia prudente entre nosotros”.
Urbanismo post pandemia
De acuerdo a Oropel, “en la escala urbana hay mucho cambio: cada vez se verán menos autos, con la contaminación que implican; cada vez más verde en las ciudades, solamente permitido la bicicleta. Hay algunos complejos que ya están en construcción, que son edificios no muy altos que tienen terrazas arriba con huertas, donde también pueden llegar los drones, abajo son todas circulaciones abiertas, con mucha ventilación, vegetación, que cada persona que lo habita puede tener sus plantaciones, y son edificios con mucha profusión de verde en la fachada, con un concepto natural que será el predominante. La pandemia desató esto que ya venía tan latente de la búsqueda del verde”.
Según el experto, en las grandes ciudades, las avenidas principales ante los locales vacíos producto de la crisis económica por la pandemia, por lo cual los urbanistas -sobre todo los ingleses y holandeses- están viendo cómo regenerar estas calles, tratando de mezclar y romper con esa sectorización que caracterizaba a las avenidas en residencial, comercial, etc.; como sucede en la Argentina en la calle Florida. Estas grandes vías se reconvertirán, para que hayan locales más industriales, supermercados, kioscos, estudios de profesionales de las distintas áreas, que la escala de estos comercios sea variada para generar circuitos más domésticos, y no tan fríos como lo vienen siendo; todo mezclado con mucho verde y lugares para que la gente y sus animales se sienten y disfruten.
Gabriel Torraca destacó en relación al urbanismo post pandemia que “en el caso de los emprendimientos, haciendo a un lado la discusión sobre la concentración urbana ó la descentralización territorial, creo que nos encontramos en la profunda disyuntiva de decidir entre las unidades mínimas que propone el nuevo Código Urbanístico de CABA y las unidades -no tan- mínimas que la experiencia de uso en cuarentena la transforman en digna”.
“Debemos decidir entonces si resolvemos más techos en menos m2 y más accesibles ó menos techos ajustados a nuevos requerimientos que ha instalado la pandemia. El rol del Estado será fundamental para regular este debate. Las unidades mínimas definidas en el nuevo Código Urbanístico de CABA, inspirado en similares de otras grandes ciudades del mundo, parecen estar en las antípodas de los requerimientos mínimos de viviendas dignas a la hora de un aislamiento obligatorio”, apuntó.
Y añadió: “Previo a esta crisis COVID-19, ya los arquitectos y la industria de la construcción venían trabajando en el desarrollo de materiales que sean más responsables con el medio ambiente, y trabajar con materiales que requieran de poco traslado desde sus zonas de origen o de fabricación hasta las obras. Todos materiales que permitan ser reutilizados en un futuro, cuando la vida útil de las obras ya dejen de funcionar”.
Julio Oropel coincidió: “Muchos afirman que la próxima pandemia será el cambio climático que ya está encima, y se puede ver cómo los arquitectos empiezan también a darle más importancia a este aspecto”.
“Los proyectos para la impresión 3D de viviendas y construcciones en general, hay emprendimientos por todos lados. Su ventaja es que son más económicas y se confeccionan en poco tiempo. También hay un estudio en Nueva York para utilizar diversos materiales estructurales para la construcción. Hay grandes procesos de investigación en cuanto a nuevos materiales, -por ejemplo derivados de hongos y algas- y también tratando de usar lo que ya está, lo que cayó en desuso, ver cómo darle otra vuelta y reciclar conceptos y componentes”, concluyó a Infobae.
El péndulo
Goldenberg cree que hemos realizado mejoras en nuestras viviendas para adaptarnos, quien se animó y podía se ha mudado a donde estimó que la pasaría mejor, pero el péndulo está en un extremo, ¿volverá al extremo contrario o quedará más bien al medio?
“Creo que al medio y que prevalecerá el concepto de la ciudad a 15 minutos de nuestra vivienda, donde casi todo queda a distancia de caminata o bicicleta, esta última, el mayor hallazgo de movilidad, ejercicio y recreación durante las cuarentenas”, adelantó.
En diálogo con Infobae, el reconocido arquitecto opinó: “Quiero pensar que esta idea ayude a repoblar de viviendas el centro y microcentro porteño, donde hay cientos de miles de metros cuadrados que hace tiempo están subutilizados en el mejor de los casos: Esta es un área con el equipamiento e infraestructura listos para recibir nuevos residentes”.
“Vamos a ver más bicisendas, mayor cantidad y mejores espacios para guardarlas, más calles peatonales y de convivencia, mucho más uso del espacio público, parques, plazas y paseos y nosotros arquitectos vamos a tratar de incorporar en los próximos proyectos las soluciones a los problemas que se plantearon, principalmente en las viviendas colectivas, donde tampoco se han podido usar los espacios comunes como estaban planteados”, agregó.
La visión de Casa FOA
Infobae le pidió su valoración a los profesionales de Casa FOA, espacio de diseño. En este sentido, remarcaron: “El COVID-19 trajo muchos cambios en los hábitos de vida de las personas que directamente impactan tanto en la arquitectura y el diseño como en la manera que utilizamos nuestras ciudades. Si bien pensábamos que esos cambios eran transitorios, luego de un año y medio de pandemia podemos empezar a pensar que muchos de ellos serán definitivos”.
“A escala doméstica, los lugares donde vivimos se vieron reconvertidos en hogar y oficina, y en muchos casos también en el espacio donde nuestros hijos estudian y presencian sus clases virtuales. Los empleados de las empresas más importantes del mundo están pidiendo implementar una modalidad híbrida de trabajo una vez que pase la pandemia. Esto implica que habrá que incorporar la oficina en casa como algo permanente, así también como los espacios de expansión, ya sea patios o terrazas cuando no se puedan jardines, ya que al no trasladarnos la necesidad de tener una porción propia de espacio al aire libre se convierte en un bien de lujo”, explicaron.
Por otra parte, “cada vez se habla más de repensar la ciudades con el modelo de ¨ciudad a 15 minutos”, una ciudad con barrios donde todo lo que se necesite no quede a más de 15 minutos de distancia. Algo que es bastante posible en las ciudades latinoamericanas, como por ejemplo en Buenos Aires, donde todavía el comercio barrial sigue funcionando y por lo general los barrios tienen sus propios espacios verdes, escuelas y hospitales cercanos. De alguna manera todo lo que hemos vivido trae también una vuelta a lo doméstico, a lo cercano y a vivir un poco más despacio y quienes nos dedicamos a diseñar los espacios de habitar tenemos una responsabilidad de encontrar soluciones y respuestas a estos nuevos paradigmas”, resaltaron a Infobae desde Casa FOA.
Una empresa argentina, pionera
El estudio “Don’t Breathe on Me” (no respires en mí, en inglés) de la Cornell University da cuenta sobre las consecuencias infecciosas de una persona dentro de una cabina de ascensor. Así, se determinó que el aliento de una persona llega cómodamente a expandirse por 1,5 o más metros, desde la boca o nariz lo que genera que puede infectar a otros pasajeros que estén en la cabina, y superficies de la misma.
Si se agrega el efecto de la ventilación reglamentaria de cabina, se generan corrientes de aire que no solo incrementan esas distancias sino que distribuyen las partículas infecciosas por todo el cubículo. Hasta el momento, las soluciones implementadas no satisfacen las necesidades de este momento; y mucho menos, las futuras.
A medida que los distintos sectores económicos vayan restableciendo sus actividades -como las oficinas, shoppings, fábricas y hoteles, entre otros-, necesitarán requerir el servicio de ascensores para ser utilizados tal cual fueron pensados en su origen, con un tráfico normal.
Y las únicas soluciones que los expertos sanitarios propusieron a la fecha en ascensores para minimizar el contagio persona a persona es viajar de a un pasajero por viaje por cabina, aún en cabinas de 16 /20 pasajeros, lo que sería muy difícil o imposible a futuro.
Por ejemplo la Torre Madero ubicada en Catalinas, Retiro, Ciudad de Buenos Aires, que alberga algunas de las empresas más importantes del país como Techint, Fiat, Reuters y la Embajada de la India, cuenta en condiciones normales con una población de 1.750 personas más un flujo diario de 1.000 personas que acceden como visitas. Previo a la pandemia, el ingreso en las horas pico de acceso a las oficinas llevaba 60 minutos. Hoy con los protocolos de distanciamiento social llevaría 10 horas.
Con la llegada de la pandemia y los nuevos avances en materia de sanitización, dicha torre decidió incorporar al proyecto de ascensores siguiendo pautas internacionales, los sistemas de aislación entre pasajeros por pared de aire, renovación de aire de cabina en 10 segundos, esterilización por rayos UVC, y la instalación de botonera adicional contactless.
Pensando no solo en el transcurso de la pandemia, sino también con un ojo puesto en el futuro “post pandemia”, la empresa de producción nacional Ascensores Servas desarrolló y diseñó una solución para prevenir y atacar el virus en espacios de uso público, una alternativa compuesta por cuatro caminos complementarios y simultáneos de ataque y prevención con rayos ultravioletas UV-C aislación individual por pared de aire, renovación de aire total en pocos segundos y botones de accionamiento sin contacto.
1- Aireación forzada por pared individual de aire
Genera un flujo de aire limpio o filtrado -vertical de arriba hacia abajo- que envuelve a cada pasajero individualmente, para evitar que el aliento y las partículas infecciosas se esparzan por la cabina y afecte a otros pasajeros.
2- Sistema Servas UV C de alta potencia
Rayos ultravioletas que desinfectan la cabina en un 99 % y en 30 segundos cada 15 minutos. Funcionan a través de una computadora que interactúa con el tablero de comando, que permite determinar cuando el ascensor se encuentra sin demanda, sin pasajeros y con la puerta cerrada.
3- Alta renovación de aire
El sistema de aireación presenta diferentes velocidades de aire para lograr el efecto de pared de aire con el menor consumo eléctrico, pero el conjunto determina una alta renovación de aire completa de cabina en 6 / 10 segundos, logrando seguridad y confort simultáneamente.
4- Botones de accionamiento sin contacto
Las botoneras exteriores se operan sin contacto directo y actúan por proximidad. Así, se elimina la posibilidad de contagio por contacto de pasajeros.
También existen soluciones de esta compañía para escaleras mecánicas, aplicando los mismos criterios.
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