Dos investigaciones realizadas por la Universidad de Utrech, en Países Bajos, y la de Guelph, en Canadá, presentados ante el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID) constataron que personas con COVID-19 pueden contagiar a sus mascotas, tanto perros como gatos, aunque dijeron que no creen que pueda considerarse una amenaza a la salud pública. A pesar de eso, alertaron que potencialmente los animales serían un “reservorio” para el coronavirus y podrían a futuro reintroducirlo en los humanos.
Si bien ambos estudios fueron presentados ante el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, aún no han sido publicados en revistas científicas.
El científico Els Broens, de la Universidad de Utrecht, advirtió a quienes contraigan COVID-19 que “debe evitar el contacto con su gato o perro, tal como lo haría con otras personas”.
Broens precisó que el seguimiento realizado por su equipo concluyó que “la principal preocupación no es la salud de los animales”, porque no presentan síntomas de Covid-19 o, en caso de tenerlos son “leves” sino el riesgo potencial de que las mascotas puedan actuar como reservorios del virus y reintroducirlo en la población humana.
La enfermedad por coronavirus (COVID-19) se propaga principalmente de persona a persona, pero hasta aquí no había evidencias de que los animales pudieran ser un factor de contagio hacia el ser humano o bien contagiarse ellos mismos.
En ese sentido, el estudio de los neerlandeses no constató transmisión de mascota a humano. “Entonces, a pesar de la prevalencia bastante alta entre las mascotas de hogares con COVID-19 positivo en este estudio, parece poco probable que las mascotas jueguen un papel en la pandemia”.
Los investigadores difundieron a la prensa que fueron analizados los resultados de la prueba de PCR de 156 perros y 154 gatos de 196 hogares. Seis gatos y siete perros (4,2%) tuvieron pruebas de PCR positivas y 31 gatos y 23 perros (17,4%) dieron positivo en anticuerpos, lo que implica que lo padecieron.
También analizaron por segunda vez ocho gatos y perros que vivían en las mismas casas que las mascotas con PCR positivo para verificar la transmisión del virus entre animales. Ninguno de los animales dio positivo, lo que sugiere que el virus no se estaba transmitiendo entre mascotas que vivían en estrecho contacto entre sí.
Los investigadores aseguraron que pudieron demostrar que COVID-19 es altamente prevalente en mascotas de personas que han tenido la enfermedad.
Un estudio en el mismo campo que realizó la Universidad de Guelph, en Canadá, también presentado en una reunión del ECCMID sugiere que los gatos que duermen en la cama de sus dueños pueden tener un riesgo alto de contraer Covid-19 de sus dueños.
Dorothee Bienzle, profesora de patología veterinaria de esa institución canadiense, dijo al presentar sus hallazgos que, “si alguien tiene Covid-19, hay una probabilidad sorprendentemente alta de que se lo transmita a su mascota”.
“Los gatos, especialmente aquellos que duermen en la cama de su dueño, parecen ser particularmente vulnerables. Por lo tanto, si tiene Covid-19, le aconsejo que se mantenga alejado de su mascota y que no entre en su dormitorio “, manifestó.
Respecto de la posibilidad de que una mascota contagiada pueda transmitir el virus a otro animal en un hogar, Bienzle recomendó mantenerlos alejados por precaución.
“Si bien la evidencia de que las mascotas pueden transmitir el virus a otras mascotas es limitada, no se puede excluir”, dijo.
Respecto de la transmisión inversa, de animales domésticos a personas, agregó: “aunque no se ha demostrado que las mascotas transmitan el virus a las personas, no se puede descartar por completo la posibilidad “.
Investigaciones anteriores habían determinado que gatos y perros se contagian de COVID-19 de sus dueños enfermos, pero no estaba claro hasta qué punto eran susceptibles.
Los investigadores de la Universidad de Guelph analizó perros y gatos que viven en hogares y sus dueños habían pasado el COVID-19, así como a animales de refugios y otros callejeros.
El equipo hizo pruebas de anticuerpos, que son un signo de infección previa, a 48 gatos y 54 perros de 77 hogares, así como a 75 procedentes de refugios y a 75 felinos callejeros que habían sido atendidos en clínicas veterinarias.
En el caso de los animales de hogar, sus propietarios respondieron a un cuestionario sobre cómo interactuaban con las mascotas. Se los consultó sobre el tiempo que pasaban con mascotas cada día, si los acariciaban y besaban, sí dejaban que estos los lamieran en la cara, que se sentarán sobre ellos o que durmieran en su cama.
El cuestionario también preguntaba si los animales habían estado enfermos y los síntomas que habían presentado.
En el caso de los animales con propietario, en el 67% de los gatos y el 43% de los perros dieron positivo en la prueba de anticuerpos, frente a un 9% de los de refugio y un 3% de los felinos callejeros.
Los perros que habían pasado la COVID-19 tuvieron síntomas leves que desaparecieron al poco tiempo. En los gatos la situación fue similar, aunque tres sufrieron casos graves.
El tiempo que un propietario pasaba con su perro y el tipo de contacto que tenía con él no afectaban a la posibilidad de que el animal se infectara, ya que algunas personas que estaban menos tiempo con sus mascotas también las contagiaron.
Aún así se constató que los gatos que pasaban más tiempo con sus dueños “parecían tener un mayor riesgo de infección” y los que dormían en la misma cama “eran más propensos a tener COVID-19”, según un comunicado del congreso de científicos.
En conclusión los investigadores determinaron que por sus receptores virales los gatos son más susceptibles de padecer COVID-19 y son más propensos si duermen con sus dueños, ya que aumenta la exposición a las infecciones.
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