El Día del Padre en Latinoamérica es una fecha muy importante. A pesar de que varía en el calendario año a año y no siempre cae en el mismo día, la relevancia de esta celebración está en reconocer la labor cotidiana de todos aquellos hombres que acompañan y complementan el sistema familiar. Actualmente, la paternidad tiene nuevas reglas, en donde se sugieren cambios en el modelo tradicional de la figura del hombre, dejando atrás las prácticas autoritarias para dar lugar a relaciones afectivas más sanas, en un contexto atravesado por la pandemia por COVID-19.
Hacia el último trimestre de 2018 y según un informe de CIPPEC, un 41% de los varones argentinos eran padres. La mayor incidencia de la paternidad ocurre en los estratos socioeconómicos medios. A su vez, se desprende el dato de que 13% de los jóvenes de 15 a 29 años son padres y que a diferencia de la paternidad general, 65% de los padres jóvenes se encuentran concentrados en los dos quintiles de menores ingresos. “Esta situación es muy diferente a la de los jóvenes que no son padres, uniformemente distribuidos entre los distintos quintiles de ingresos”, advierten.
La mayoría de los padres en la Argentina tienen entre 35 y 59 años, edades para las cuales al menos el 60% de los varones tienen hijos. Los padres argentinos tienen en promedio 47 años. En los quintiles de menores ingresos, los padres son en promedio más jóvenes (edad promedio 41 años). En el quintil de mayores ingresos, la edad promedio llega a los 50 años.
En promedio, tuvieron a sus hijos a los 32 años. Desde el organismo analizan: “Nuevamente, se exhiben patrones diferenciados de acuerdo al estrato socioeconómico: en el quintil de menores ingresos tuvieron el primer hijo en promedio a los 29 años, mientras que en el de mayores ingresos fue a los 34”.
El 91% de los padres está casado o unido, el 4% separado o divorciado, el 2% son viudos y el restante 2% están solteros. Estos patrones son distintos para las mujeres madres: el 30% no está casada ni unida.
En este contexto, Infobae recurrió a reconocidas profesionales de la salud mental, para conocer sus visiones en relación a si observan cambios en la forma en la que los argentinos viven la paternidad, a partir de la irrupción de la enfermedad COVID-19 y los tiempos de pandemia que vivimos:
Silvia Justo, psicoanalista, especialista en Psicología Clínica y directora de CESAMENDE (MN 9656)
La paternidad en pandemia aparece amenazada, lo agobiante que le resulta a los padres la presencia permanente de los niños en el hogar está atravesada por la incertidumbre, lo único permanente es el cambio. El universo de los padres está tomado por la falta de certidumbre que ciñe tanto la inseguridad en relación a poder cuidar a sus hijos como la incertidumbre respecto a poder soportarlos ya que su vida pre-pandemia era bastante diferente.
La vida cotidiana se desarmó, hay que rearmarla y no todo padre está a la altura de hacerlo. Haber perdido, temporalmente, el lugar físico para trabajar y armar en la geografía hogareña ese espacio que muchas veces es interrumpido por la demanda de sus hijos, generalmente los más pequeños, les ha provocado a muchos padres enormes y variadas formas de padecimientos : ansiedad, incertidumbre, stress, irritabilidad, intolerancia frente a la incomprensión de sus hijos que no pueden entender el horario “para hacer silencio” intolerancia que muchas veces se acompaña con enunciados agresivos.
La vivencia de los padres en época de pandemia ha cambiado estructuralmente: el padre está involucrado en el hogar activamente no sólo en la crianza de sus hijos, también en las tareas domésticas cómo así también en el acompañamiento a su o sus hijos en el proceso educativo a distancia lo que le genera stress y ansiedad.
La presión que le genera mantener su trabajo a distancia aumenta la inestabilidad emocional que padecen al enfrentarse con los innumerables desafíos que la época le ofrece : ser despedido de su trabajo, el temor a no poder sostener a su familia , miedo a enfermarse y morir. Muchas veces estos temores son acompañados con trastornos en el sueño y causan importantes cuadros de angustia que pueden generar enfermedades orgánicas.
María Florencia González, licenciada en Psicología UBA, psicoanalista, miembro de staff Servicio Psicopatología “H.M.C. Dr Cosme Argerich” y de Sendas Analíticas (MN 18.827)
¿Se observa un cambio en cuanto a la forma en que se relacionan padres e hijos producto de la pandemia? Creo que habiendo transcurrido un año y medio desde el inicio de la pandemia, podríamos destacar algunos de sus efectos, no sólo en lo que hace a los vínculos intrafamiliares en lo particular, sino en los modos de relación en general, en los modos de estar en el mundo, tanto desde el punto de vista social, laboral, afectivo y relacional.
Algunos los considero positivos, por ejemplo observar una mayor concientización sobre los efectos negativos del sistema económico globalizado, industrializado y competitivo que afectan nuestro planeta, que no sólo está incentivando el cambio climático, sino que va empujando a las especies a la extinción y propagando enfermedades que amenazan la vida. Otros observables no han sido tan alentadores, ya que la pandemia ha dejado en evidencia que para una importante porción de la humanidad lo colectivo, la solidaridad, la importancia de la vida del otro, el bienestar para la mayoría no son valores que importen demasiado. Se ha ido imponiendo una idea de " libertad” ligada al individualismo y al “sálvese quien pueda” riesgosa en el contexto en el que vivimos.
Teniendo en cuenta que el psicoanálisis no es ni una cosmovisión ni pretende una explicación del mundo, podemos pensar a la luz del texto citado, que la pandemia nos ha expuesto sin piedad a las tres fuentes de sufrimiento que Freud explicita: la amenaza constante de enfermedad y muerte del cuerpo propio, un mundo exterior que se ha vuelto aún más hostil de que el que teníamos noticias, " un enemigo invisible” que es el virus que nos acecha hasta tanto no estemos vacunados la mayoría , y por último y no menos importante el vínculo con otros seres humanos.
Y aquí incluimos también obviamente lo que nos convoca, los vínculos paterno/filiales. A raíz de la pandemia y las medidas de cuidado hemos tenido que convivir en estrecha relación, junto a nuestros hijos, padres, parejas, etc., de modos muchas veces incómodos, sin privacidad o intimidad, sin descanso, sin la necesaria distancia que cualquier vínculo necesita para mantenerse medianamente a resguardo de ese padecimiento. A esto se agrega el temor al contagio del otro y al otro. Y la sobrecarga en las tareas de cuidado y las preocupaciones laborales y económicas que azotan al mundo entero como consecuencia de la expansión del virus sin medir países ni fronteras.
No se trata de eliminar o sacar del medio los síntomas, las angustias, los sufrimientos en pos de un ideal de felicidad que ya sabemos es inalcanzable. Al contrario, nos servimos de ellos porque son las maneras con las que cuenta el sujeto para hacerle lugar a algo de su deseo que resiste a la domesticación. Es en el tropiezo, en la falla, en la fisura donde encontramos al sujeto del inconsciente y la oportunidad de alguna articulación posible de su deseo. En esta línea tampoco podemos pensar que las relaciones entre padres e hijos estén libres de malestar. No son vínculos “naturales, inocentes, ideales”, todo lo contrario. Es el escenario de todos los dramas humanos. ¿Por qué dejarían de serlo en Pandemia? La pregunta qué es ser un padre recorre toda la obra freudiana para luego ser retomada también por otro psicoanalista, Lacan. Se trata de una pregunta que Freud se formula en diferentes momentos y que queda abierta para seguir trabajando. Ser padre no es una cuestión biológica o genitiva, es una función simbólica y como tal no puede considerarse innata ni dada por sentada.
Es una función necesaria pero a la vez contingente. No sabría responder si cambió o no la forma en que se relacionan padres e hijos producto de la pandemia. Creo que es un trabajo para la Sociología y la Estadística. El psicoanálisis por su parte se ocupa de la singularidad y la particularidad del caso por caso. Sí puedo afirmar que la función paterna es central y nodal para la constitución del sujeto en el marco del Complejo de Edipo. Como tal implica la transmisión de una legalidad que ordena y distribuye lugares, normativiza e introduce al niño en un mundo organizado por el orden simbólico. El Nombre del padre, al decir de Lacan, funciona como un elemento mediador esencial en la estructuración del sujeto infantil. A la vez que instaura la prohibición, habilita la función deseante.
He aquí su importancia, y será en sus fallas, sus inconsistencias, sus insuficiencias donde encontraremos la aparición de las llamadas inhibiciones, síntomas y angustias propios de las neurosis, como también los extremos actings out y pasajes al acto.
Considero que atravesamos un tiempo en el que se hace muy necesario sostener esa pregunta: hoy, ¿qué es ser un padre? Tenemos una oportunidad para revisar y repensarnos cada uno en el lugar y función que le concierne. En cuanto a aquellos llamados a asumir su lugar de padres , en este contexto tan particular que estamos atravesando, les compete el compromiso, la responsabilidad y la necesidad de interrogarse y problematizar sus saberes y haceres, teniendo en cuenta que de esta posición depende en gran parte el destino de la constitución del sujeto infantil a su cargo.
Celia Antonini, (MN 10.494 / MP 5.239), psicóloga clínica especialista en trastornos depresivos
Los padres se han involucrado más en la crianza y acompañamiento de los hijos. Han participado más en las tareas escolares. Las circunstancias de estar confinados todos en casa, ha favorecido a la paternidad. Difícilmente los padres puedan repetir una experiencia así fuera de la pandemia.
En este aspecto la pandemia ha fortalecido los lazos familiares. Es una circunstancia atípica que ayudó a las familias. Las tareas de la casa fueron repartidas entre los integrantes y las actividades lúdicas fueron muchas más que cuando vivíamos sin pandemia.
La irrupción del COVID-19 en la mayoría de los casos ha ayudado a fortalecer el vínculo de los padres con sus hijos y que quedará en sus vidas por siempre.
Bonus track: ¿por qué es necesaria la ampliación de la licencia por paternidad en la Argentina?
En la actualidad, según las leyes laborales argentinas, es sólo de dos días. Sin embargo, en distintos países, en diferentes compañías y empresas abarca un mayor número de jornadas.
En la actualidad existe un consenso general de que la licencia por paternidad en el país de 2 días, según la legislación vigente, es insuficiente. Si bien distintos gobiernos y compañías privadas suelen extenderlas para colaborar con los padres, para muchos todavía las mismas tienen solo 48 horas.
Según un estudio realizado en octubre del 2019, cuatro de cada diez argentinos consideran que la licencia por nacimiento debería ser igual para mujeres y hombres, mientras que para un 25% se debería otorgar un tiempo determinado para ambos padres y que ellos lo dividan como prefieran, y para un 25% puede ser menos pero definitivamente más que lo otorgado actualmente.
La licencia tanto de maternidad como de paternidad tiene como finalidad la adaptación del nuevo integrante de la familia, sus cuidados y todo lo que ello implica. Es por esto que Adecco Argentina, empresa dedicada a los recursos humanos, brindó una serie de consideraciones sobre la importancia de ampliar la licencia por paternidad.
Otro relevamiento realizado en 2017 entre 625 empresas pequeñas, medianas y grandes de todo el país, de diferentes industrias y servicios, reveló que sólo el 17% otorgaban una extensión de la licencia por paternidad. El mismo estudio realizado en 2013 arrojaba que sólo el 8% ofrecía ese beneficio, por lo que se puede decir que el número se duplicó en cuatro años y que aumentó la concientización sobre el tema.
Una licencia por paternidad con mayor cantidad de días apuntaría a equilibrar la responsabilidad de hombres y mujeres en el cuidado de los niños, favoreciendo y mejorando así las posibilidades laborales de las mujeres.
Según otro de los trabajos realizado durante 2017, en el marco de la campaña #TalentoSinEtiquetas, más de la mitad de los argentinos creía que la maternidad y los estereotipos son los factores que más influyen en el desarrollo profesional de la mujer.
“Es hora de comenzar a cambiar esta parte de la historia y la ampliación de la licencia por paternidad colaborará con ello. Existe un proyecto que ya lleva algunos años donde se busca la modificación de las licencias que trata la Ley de Contrato de Trabajo, norma principal que rige los derechos y obligaciones tanto de los empleados como de los empleadores en materia laboral. Este proyecto no ha sido aprobado, y pretende extender el plazo a 10 días de licencia para los papás”, explicó Alexandra Manera, directora de Recursos Humanos de Adecco Argentina & Uruguay.
Y concluyó: “Tres semanas de licencia serían un buen lapso para la licencia por paternidad. Al menos para colaborar en ese primer encuentro del bebé con su casa; este desafío total de acompañar a su pareja y al bebé, porque por supuesto ambos necesitan un momento de readaptación y para esto el poder compartir más con el papá durante el día hace que esos primeros días se transiten de una manera más natural y menos complicada”.
Bonus track 2: los tipos de padres en América Latina
En este día tan especial, varias marcas trabajan en su comunicación para homenajear a los diversos papás en su día. Sin embargo, en este proceso deben de recordar la importancia de no caer en clichés, diferenciarse sin perder su identidad y hablar asertivamente a cada tipo de padre para ser más eficientes.
Kantar, agencia especializada en consultoría e insights, mediante inteligencia artificial (Al Decoder y NeedScope), evaluó las emociones específicas relacionadas con el rol paterno. El centro del concepto acerca de la paternidad continúa siendo la Autoridad; sin embargo, este núcleo se traduce en emociones específicas a cubrir que van desde la Aventura hasta la Protección y desde el Compañerismo hasta la Supremacía.
Siguiendo el modelo de NeedScope, las dinámicas se expresan en seis colores que implican una variedad de estrategias para abordar la paternidad:
ROJO – El padre explorador
Pensando en la aventura, es aquel que está motivado y al que lo inspiran las nuevas experiencias. Hará cualquier cosa para evitar el aburrimiento. Es el hombre que busca diferentes perspectivas y horizontes, superando sus propias fronteras.
Se deleita con descubrimientos inesperados y abraza una filosofía “sin límite”. Es altamente individualista y adopta una actitud de “vive y deja vivir”. Generalmente es un futuro moldeador; se esfuerza por ser auténtico y fiel a sí mismo.
VIOLETA – El padre rey encantador
Desde la supremacía está el padre rey encantador. Este tipo de papá es el que lidera, crea estructura y organización para hacer crecer aún más su reino. Marca autoridad como un modelo a seguir para que lo imiten y busca ayudar a otros a garantizar la prosperidad y la seguridad.
Inspira a asumir la responsabilidad de nuestras propias vidas, en nuestros campos de trabajo y en la sociedad. Busca evitar el caos tomando el control. No sólo crea las reglas, sino que tiende a seguirlas y espera lo mismo de los demás.
AZUL – El padre guía
Este padre es el aquel que se basa en la lógica; es enfocado, curioso, estratégico, altamente intelectual, ordenado, honesto, confiable, sensible y práctico. Siempre centrado, meticuloso, confiable, buen negociador y sumamente racional en sus demostraciones para dar una guía clara: máxima precisión y pragmatismo.
MARRÓN – El padre protector
En el cuidado reina el padre protector. Este papá es el que te asiste y te enseña siendo tu defensor. Es gentil y reflexivo, confortante y tranquilizador, generoso y devoto, cálido, amable e inspirador. “Las personas deben cuidarse unas a otras. La comunidad debe proporcionar comodidad y confianza.” Ese es su lema y forma de ver la vida en su rol paterno.
NARANJA – El padre compañero
En términos de fraternidad, está el padre compañero. Es un papá que es cómplice de secretos y consejos. Se trata de aquel que está ahí para cuidar y enseña compartiendo experiencias. Tiene un profundo respeto por el valor inherente de cada persona. Lo demuestra ofreciendo asistencia, un sentido de pertenencia y siendo un compañero en los altibajos de la vida.
AMARILLO – El padre divertido
Para este papá, la paternidad es sinónimo de diversión. Rescata lo más profundo de la inocencia de la niñez. Es un espíritu joven que acompaña en todas las etapas de la vida.
“La celebración del Día del Padre presenta desafíos para que las marcas reinterpreten el símbolo del festejo y vayan más allá de convencionalismos. El éxito está en lograr captar la emoción que quieren transmitir, pero siendo congruentes con su identidad de marca. Esta fecha es una excelente oportunidad para explorar nuevos territorios emocionales y diferenciarse”, comentó Sebastián Corzo, Marketing & Business Development Leader de Kantar Insights division.
SEGUIR LEYENDO: