Del viejo amor al buen amor: 12 reglas de oro para una relación de pareja

Qué necesitan comprender y liberar los miembros de una pareja, y cómo superar los problemas para un encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes

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Cuáles son las dinámicas de fondo, menos conscientes, que nos ayudan a entender lo que pasa en la superficie y en el seno de la pareja (Getty)
Cuáles son las dinámicas de fondo, menos conscientes, que nos ayudan a entender lo que pasa en la superficie y en el seno de la pareja (Getty)

La relación de pareja es una danza y conviene articularla con acierto. Pero, ¿cómo se coordina esa danza a dos? Luego de siglos de vivir con un modelo de las relaciones claro basado en el binomio de dos personas como unidad sentimental y socioeconómica, los seres humanos reinventan la relación de pareja. En la actualidad, se crean modelos hechos “a medida”, basados en el anhelo (y la necesidad) de amar y ser amados, de gozar de una estabilidad afectiva, de sentirnos vinculados y de pertenecer.

Cómo se relacionan los miembros miembros de una pareja, qué necesitan comprender y liberar, qué ataduras los dirigen, cómo logran estar bien juntos y por qué lo logran, cómo superan los problemas y qué contribuye a ello. Esto es lo que aborda en su obra Bailando juntos, el psicólogo y terapeuta Gestalt español Joan Garriga. En su escrito, el especialista plasma cómo somos los seres humanos en nuestras relaciones, pero sobre todo nos ofrece algunas de las claves para trabajar con nosotros mismos y ganar capacidad de amor, verdad, paz y libertad.

En su libro, Garriga ilustra temas universales sobre el lado más oscuro del amor que todos en algún momento de nuestras vidas debemos abordar: la presencia de fantasmas del pasado, los amores desiguales y los problemas de comunicación, entre otros. Además, se adentra en los recovecos del buen amor, un amor que se reconoce “porque en él somos exactamente como somos y dejamos que el otro sea exactamente como es”.

Para Garriga, las parejas que mejor funcionan guardan un equilibrio entre lo que dan y lo que reciben (Getty)
Para Garriga, las parejas que mejor funcionan guardan un equilibrio entre lo que dan y lo que reciben (Getty)

1. SIN TI NO PODRÍA VIVIR / SIN TI TAMBIÉN ME IRÍA BIEN

Somos dos adultos que nos sostenemos sobre nuestros propios pies, no dos niños buscando a sus padres. Sin ti también me iría bien, pero me alegra el corazón que sea contigo y que estemos juntos.

2. TE QUIERO POR TI MISMO / TE QUIERO POR TI MISMO… BUENO, A PESAR DE TI MISMO

Es un regalo enorme amar las sombras del otro, su ego, sus dificultades, y ser compasivos con ello, porque eso significa que somos capaces de reconocer al otro miembro de la relación en su realidad más sombreada. La pareja es un campo de crecimiento en el que se van limando las asperezas del ego gracias a que el amor compartido es capaz de soportarlas.

3. HAZME FELIZ / SIENTO EL DESEO ESPONTÁNEO DE QUE SEAS FELIZ

La pareja no está pensada para darnos la felicidad, aunque si sabemos conjugar todas sus dimensiones experimentamos algo que se acerca a la dicha. Sentimos que pertenecemos a algo, que hemos creado una intimidad, un vínculo, y que construimos caminos de vida.

4. QUIERO UNA PAREJA / MEJOR ME PREPARO PARA SER PAREJA

El exceso de «yo» y de individualidad por encima del sentido del «nosotros» convierte la pareja en un campo increíble de libertad y al mismo tiempo nos expone a más y más soledad e incertidumbre. Las dos cosas al mismo tiempo. Si quieres tener pareja, trabaja en tu interior para encontrar tu propio tono y manera para ser compañero o compañera, y lo demás se te dará por añadidura.

5. TE LO DOY TODO / MEJOR TE DOY LO QUE ME MANTIENE EN EL MISMO RANGO QUE TÚ

La pareja es una relación de igualdad en la que hay que procurar que haya un intercambio de equilibro y justicia para preservar la paridad de rango. Dar mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo. Mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad.

"Mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad" (REUTERS)
"Mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad" (REUTERS)

6. DÁMELO TODO / DAME LO QUE TIENES Y ERES Y YO PUEDO COMPENSAR, PARA MANTENERME EN MI DIGNIDAD

Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar dos cosas: la primera, que esa persona es un niño y la segunda, que esa persona sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un guión de insatisfacción que se nutre de demanda, la cual, aunque sea atendida, no se satisface. Mejor el intercambio positivo y gratificante al negativo e hiriente.

7. OJALÁ SEA INTENSO Y EMOCIONAL / OJALÁ SEA FÁCIL

Algunas relaciones discurren con fluidez y facilidad, no chirrían. Son el resultado del encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes. Otras veces, todo es difícil, a pesar del amor. Cuando una relación es intensa y emocional, a menudo llega a ser desvitalizante. De hecho las grandes turbulencias emocionales y los juegos psicológicos desgastantes y fatales tienen que ver con reminiscencias de heridas infantiles y viejos anhelos no colmados.

8. LUCHO POR EL PODER / COOPERAMOS

Demasiados siglos de lucha y sufrimiento entre hombres y mujeres nos convocan a una reconciliación. Es maravilloso cuando en la pareja ambos sienten adentro, de verdad, de corazón, que no hay mejor ni peor, y que caminan juntos. No uno por arriba y otro por abajo, no uno por delante y otro por detrás. Cooperan. Son compañeros y amigos y hermanos y amantes y socios. Uno y uno son más que dos. En lo más profundo las mujeres se suelen sentir mejores que los hombres —según mis estadísticas— pero las más inteligentes se encargan de que sus parejas no lo noten.

9. YO PIENSO, TÚ SIENTES Y ANTE LO DIFÍCIL SÁLVESE QUIEN PUEDA / REÍMOS Y LLORAMOS JUNTOS Y JUNTOS NOS ABRIMOS A LA ALEGRÍA Y AL DOLOR

Las parejas enfrentan en su proceso vital asuntos que en algún momento duelen: hijos que no vienen, abortos, muertes o enfermedades de seres queridos, vaivenes económicos y existenciales. Son asuntos que ponen a prueba la capacidad de aguante de la pareja, y que la fortalecen o la derrumban y ponen en ella resentimientos y millas de distancia.

10. QUE SEA PARA SIEMPRE / QUE DURE LO QUE DURE

Entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor de un posible final. Hoy en día se habla de monogamia secuencial, esto es de que, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida, con el consiguiente estrés y tránsitos emocionales complejos que ello conlleva. Cuando no hay un contrato institucional de por medio, tenemos una oportunidad de crear la pareja cada día, a nuestra manera y de vivir lo que nos permite. Si llega el final, aprendemos el lenguaje del dolor, la ligereza y el desapego, para luego volver de nuevo al carril del amor y de la vida.

11. PRIMERO MIS PADRES O NUESTROS HIJOS Y LUEGO TÚ / PRIMERO NOSOTROS, ANTES QUE NUESTRAS FAMILIAS DE ORIGEN Y QUE NUESTROS HIJOS EN COMÚN

Conviene saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación ordenados: que los padres sean padres y que los hijos sean hijos, que la pareja que se ha creado (que puede incluir a hijos de anteriores relaciones) tenga prioridad frente a parejas anteriores o frente a las familias de origen. Algunas personas dan más importancia a los hijos en común que a la pareja, lo cual acaba creando malestar en todos. Ayuda que el pasado sea honrado y labre un buen presente y un buen futuro. Una pareja posterior debe saber que tiene más posibilidades de ocupar un buen lugar si asume que los hijos de su pareja estaban antes y respeta su prioridad.

12. TE CONOZCO / CADA DÍA TE VEO Y TE RECONOZCO DE NUEVO

Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y jóvenes.

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