El punto G durante muchos años fue conocido como el principal centro de placer de la sexualidad femenina. Sin embargo, hoy sabemos que el 95% de las mujeres alcanza el orgasmo únicamente con la estimulación de la vulva. La vulva y el clítoris, entonces, han ganado actualmente el protagonismo que antes les fue negado. Pero esto no quita que dentro de la vagina no tengamos puntos interesantes de placer. Lo importante a saber es que la estimulación de la vagina viene a acompañar a la estimulación de la vulva, no a reemplazarla.
El punto G es una zona rugosa que se encuentra en el primer tercio de la cavidad vaginal sobre la pared anterior, es decir, la pared más cercana al ombligo. Apenas unos 3 cm. de la abertura vaginal, por lo que no es necesario penetrar muy profundo. Además este punto responde positivamente a la estimulación manual.
Primero la persona debe estar adecuadamente excitada, ya sea con besos y masajes corporales previos, estimulación manual o sexo oral. La idea es llegar a la estimulación vaginal con altos niveles de excitación. La posición más cómoda para localizar el punto G es estando boca arriba, o semi sentada, con piernas semi flexionadas. Es recomendable colocar la mano en forma de garra ya que el movimiento principal lo realizan los dedos y no tanto la mano en sí. Es decir, que no es necesario mover hacia adentro y afuera la mano entera. Podemos dejar la mano quieta y realizar un suave pero constante masaje con los dedos. Ingresamos dentro de la cavidad vaginal con la palma de la mano hacia arriba y realizamos el movimiento de “Vení vení”. Masajeando y presionando la zona del punto G, mientras acompañamos de estimulación de la vulva.
Es bastante frecuente que la estimulación del punto G esté acompañada de una fuerte sensación de ganas de orinar, ya que estamos estimulando de manera indirecta a la uretra. A veces esas sensaciones nos distraen o nos inhiben, pero es común que aparezcan y no son indicios de nada malo. Lo importante es estar en confianza, cómodas y entregarnos a las sensaciones, darle tiempo al disfrute y permitirnos experimentar un orgasmo posiblemente más intenso.
Por otro lado, el punto P es lo que se conoce como el punto G masculino y responde a la estimulación directa de la próstata, a unos 5 cm. ingresando por el ano.
Es un punto de gran placer ya que suma la estimulación de una vía nerviosa diferente a la que enerva al pene y a los testículos, generando un aumento de las sensaciones y un orgasmo más intenso. Lo único que mantiene alejados a los hombres de explorar esta fuente de placer, son los prejuicios. Erróneamente se ha asociado la estimulación anal a la homosexualidad. Así que aclaremos que las prácticas sexuales no definen la orientación sexual. Siendo hombre puedo sentirme atraído hacia la estimulación anal llevada a cabo por una mujer o me la puedo realizar yo mismo.
La manera más cómoda de estimular la próstata es acostado boca arriba con piernas semi flexionadas. También acá vamos a esperar a que la persona esté altamente excitada para iniciar la penetración. Es muy importante el uso de un lubricante artificial ya que el ano no cuenta con lubricación propia y es la única manera de evitar molestias. Se recomienda de consistencia densa para que no se absorba demasiado rápido y si notamos que molesta vamos a volver a colocarlo cuantas veces sea suficiente. La estimulación va a ser lenta, de menos a más.
Vamos a ir hacia adelante y hacia arriba en busca de la próstata, es decir, hacia la pared anterior cercana al ombligo. Es posible que podamos reconocer una protuberancia con forma de nuez. Lo que vamos a hacer es estimular la próstata de manera suave masajeando en círculos y ejerciendo una leve presión. Acá tampoco es necesario mover la mano de manera brusca entrando y saliendo. Se recomienda acompañar con la estimulación del pene. Y sobre todo relajarse y dejarse llevar.
Realización: Melanie Flood / Edición de video: Sofía Boutigue/ Producción: Macarena Sánchez y Francisco Reyes
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