La Semana de la Moda de Tokyo se llevó a cabo del 5 al 20 de marzo en la capital nipona. Cargada de contrastes y con un carácter experimental, nos muestra lo mejor del diseño japonés en sus pasarelas.
Tokyo Fashion Week es, ante todo, la exhibición de un juego de contrastes. A grandes rasgos, el diseño japonés se basa en el baile entre la sombra y la luz, el vacío y el espacio y los tamaños, formas y colores. Este carácter indeciso es una extensión las ciudades niponas, en donde caminan mano a mano estilos que van de lo carnavalesco al minimalismo más puro, de volúmenes extremos a líneas rectas y simples.
Experimental y terrenal, tan conservadora como avant-garde, la moda japonesa nace en las calles y, a fuerza de repetición, encuentra un camino en las pasarelas.
En lo concreto, el eje de la temporada no es novedoso. El oversize, los colores neutros y tierra, la superposición y la comodidad dominan los desfiles. La clave de la magia de la moda japonesa es la combinación: el foco se pone en la re-interpretación de las pautas de estilo y la experimentación con nuevas siluetas. Algunos guiños a Saint Laurent, el hypebeast y al estilo cowboy, se encuentran con la sastrería y la deconstrucción. Esto último es, en definitiva, lo que hizo famoso al diseño japonés en el mundo.
De alguna manera, las pasarelas condensan todas las variantes de street style que caracterizan a la capital japonesa. Es justamente lo mundano de su estilo lo que le da riqueza y fantasía a las colecciones: es alcanzable y atractivo y, como siempre, la realidad es más extraña que la ficción. Como testimonio de esta mezcla, estos son los 15 looks que definen Tokyo Fashion Week.
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