Una de las noticias que conmovió a la República Argentina en estos días, fue la búsqueda de tres días que hubo de Maia Yael Beloso, quien había sido, entre comillas, llevada voluntariamente del barrio de Parque Avellaneda por un señor de entre 39 y 40 años.
Todo el mundo estaba pensando en Maia. Hasta que Maia apareció. Y en este caso hay protagonistas que son “secundarios”: los perros de búsqueda. Ellos son los que pudieron orientar esa búsqueda hacia un lugar por donde Maia había pasado. El rastrillaje, que también tuvo lugar en Moreno y General Rodríguez, se llevó a cabo con más de mil efectivos, helicópteros, patrulleros y la tarea de campo esencial que llevan adelante los perros de rescate.
Los perros entrenados participan en las tareas de búsqueda y rescate, en derrumbes y catástrofes. Siempre están en la primera línea de la respuesta en la emergencia.
Pero, ¿cómo detecta el perro el olor de Maia? El perro tiene una característica diferencial a la del ser humano. Cuando nosotros respiramos, olemos al mismo tiempo. Pero el perro puede dividir la columna de aire en dos: la más gruesa le sirve para respirar y la más fina, la manda a un órgano que se llama vomeronasal o Jacobson, que le permite identificar con 1 millón de veces más precisión y con una discriminación que nosotros no tenemos, olores que dan los compuestos orgánicos volátiles.
Los compuestos orgánicos volátiles son moléculas que hacen que Pérez sea Pérez, Fernández sea Fernández y Rodríguez sea Rodríguez. Rodríguez, Pérez y Fernández, pueden estar vivos y tener un olor particular. Ese perro va a estar entrenado a darle un signo, a darle algo al guía, que diga que ha encontrado el “match” entre la unión que le hicieron oler, y el olor que tiene ese lugar.
Así encontraron los perros de búsqueda a Maia. También hay perros que buscan cadáveres, por eso había perros preparados por si pasaba lo peor. Hay una zona gris, que es la zona gris en la muerte reciente. Es donde persisten olores de la vida y empiezan a aparecer el escatol, el indol, los olores de la muerte.
Lo cierto, es que por suerte, estos perros una vez más permitieron llegar a la vida y a la alegría de haber encontrado a Maia.
Los canes han estado trabajando al servicio de los humanos durante años, además de ser dulces y leales, asisten a personas con discapacidades, ayudan en el combate del crimen alistados en las fuerzas de seguridad, bomberos, en la detección de drogas y hasta en la respuesta ante catástrofes. Los servicios que los perros pueden proporcionar no sólo son útiles, sino que también pueden salvar vidas.
Incluso en algunos casos de familias con niños con autismo, para muchos de ellos, el poder encontrar en su perro de asistencia un compañero con el que jugar más adentro de casa, compartir actividades de ocio, interactuar, reírse y trabajar los niveles de ansiedad ante los cambios, ha generado mejoras y aprendizajes. Las familias tienen un recurso más dentro del hogar para mejorar la calidad del tiempo y de las crisis de las personas, trabajando desde lo vincular y conductual con el perro para lograr que los niños accedan de forma más amena a realizar ciertas actividades en casa y para lograr que se relajen en momentos de crisis.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
Realización de video: Melanie Flood / Edición de video: Patricio Staricco / Producción: Macarena Sánchez
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