Hoy, hay muchas mujeres que son referentes en el mundo de la gastronomía argentina. Una de ellas fue Doña Petrona, quien, con sus recetas fáciles y familiares, enamoró a todos los paladares de los televidentes.
Tiempo atrás, el hombre era quien mandaba y quien estaba como referente en las cocinas de los restaurantes más famosos del país y del mundo. Sin embargo, con el correr de los años, las mujeres tomaron el rol de las jefas de cocina.
A pesar que ellas hoy son quienes revolucionan la gastronomía y varias están al frente de renombrados restaurantes o tienen sus propios locales, una joven pastelera de 24 años llamada Trinidad Benedetti fue la primera en alzar la voz recientemente, cuando denunció al reconocido chef Pablo Massey en su cuenta de Instagram por haber sufrido acoso laboral en su paso por “La Panadería de Pablo”.
“Sin hacer quilombo, hablé con una de las encargadas y le dije: ‘¿Es normal que Pablo les toque el culo a las empleadas?’. Y me dijo que sí. Que había dos opciones: no hacer nada porque es un viejo gagá o pegarle una cachetada. No le pegué”, relató la pastelera en un el video, al que varias colegas salieron a apoyarla por su valentía de hablar y así fue como se gestó un #MeTooGastronómico.
En el marco del Día de la Mujer, Infobae dialogó con Valu Ramallo, Ximena Sáenz, Patricia Ramos y María Estela Tapia, cuatro cocineras referente del mundo gastronómico, quienes contaron cómo fue su primer paso por el mundo culinario, recordaron experiencias vividas ante situaciones de machismo y acoso laboral y brindaron consejos para quienes quieran seguir sus pasos.
El primer trabajo de Ximena Sáenz, quien además de ser cocinera es diseñadora de imagen y sonido, fue una pasantía en un pequeño hotel, cuando estaba cursando el primer cuatrimestre de la carrera de gastronomía. Ahí, tuvo la posibilidad de entender un poco más el mundo de la cocina por el hecho de ser un lugar pequeño, dado que no tenía tantos huéspedes y en la cocina eran tan solo cinco personas. Luego, se desempeñó en famosos restaurantes y llegó a la TV.
En el caso de Valu Ramallo, la famosa pastelera que invade las redes sociales con sus recetas diferentes, su primer trabajo fue en un deli café en San Isidro y cuenta a Infobae que le costó mucho encontrar un espacio donde le gustara trabajar. Lo que más le atrajo de ahí fue que no había carta y se vendía sólo lo que estaba en el mostrador, por lo que le permitía a ella inventar recetas nuevas o ir variando el menú. Además, eran todas mujeres y el clima laboral era bueno.
La tercera historia es la de María Estela Tapia, quien se dio cuenta de que la gastronomía era lo de ella cuando estaba estudiando diseño de indumentaria en la UBA. De pequeña fue asistente de muchas cocinas argentinas y el libro de Doña Petrona, como su alma máter para probar recetas, lo tiene siempre a mano. Su primer trabajo fue de camarera en una reconocida cadena de heladerías y luego se introdujo en la cocina, particularmente en la pastelería. En dicha heladería, cuenta a Infobae que el mismo dueño fue quien le ofreció probar hacerle panes y ella le llevó unas muestras. Comenzó llevándole panes para las tostadas y tostados, y luego la pastelería, que se fue reemplazando gradualmente.
Patricia Ramos tenía el objetivo claro desde pequeña. De niña manifestó su pasión por la cocina, ayudaba a su abuela y miraba junto a ella programas gastronómicos de televisión. Cuando terminó la secundaria, comenzó a estudiar gastronomía y su primer trabajo fue en Buenos Aires Catering, donde preparaba las viandas de los aviones. Esa fue su primera experiencia laboral y de producción masiva. Actualmente, se desempeña como chef del restaurante Nuestro Secreto, del Four Seasons Buenos Aires.
¿Cómo ven hoy a la mujer en el mundo de la gastronomía?
Para Sáenz, la evolución de la mujer en el mundo de la gastronomía se está dando, y hay cada vez más cocineras mujeres que se destacan. Sin embargo, dice: “Lamentablemente, como en todos los rubros y profesiones, terminan destacando los hombres por muchas razones, pero gracias al esfuerzo de muchas mujeres, eso hoy está cambiando, y espero que el cambio sea cada vez más rápido y parejo”.
Tapia, que pertenece hace 11 años al mundo gastronómico y que hoy es la jefa de pastelería en Usina Cafetera, opina que se avanzó muchísimo. “Tomé como referencia a Narda Lepes y me pareció genial tenerla en el Canal Gourmet. Para mí fue y es una referente en cuanto a todo, ya que su personalidad también ayudó muchísimo a las mujeres en este ámbito. Tengo varios referentes, Narda es una en cuanto a lo nacional; a nivel internacional, destaco a Dominique Crenn, una francesa que se desempeña en los Estados Unidos y hace un trabajo espectacular. Es la única que tiene tres estrellas Michelin”, señala.
Por su parte, Ramos, la chef del Four Seasons, dice que es un orgullo estar al mando de una cocina que siempre quiso y soñó. “Disfruto de mi trabajo, intento dar cada día lo mejor de mí y eso es lo que le transmito a mi equipo”, acota, y agrega: “Nuestro Secreto que es Cocina de fuegos, y es una cocina abierta, la gente se puede acercar. Muchas veces pasa que se acerca algún señor y se dirige a los varones para consultarles algo, cuando pueden preguntarme a mi”. “Cada vez somos más, pero debemos seguir trabajando para que puedan llegar muchas más. Esta tendencia viene cambiando (a paso lento), pero cada vez hay más mujeres en puestos jerárquicos”, señala.
Ramallo, al frente de la firma homónima, comentó sobre un evento reciente: “Creo que ahora empezaron a evolucionar. Hace poco se hizo un evento gastronómico y eran todos hombres. Mucha gente manifestó diciendo que no había mujeres y convocaron a dos. Igualmente, hay mujeres muy fuertes que están hace mucho tiempo en la gastronomía y eso me encanta”, señala.
Machismo y situaciones incómodas en las cocinas
Con el diario de hoy, Ramallo ve la realidad de muchas cosas que vivió y no están buenas. “No sufrí acoso, pero sí muchas incomodidades, comentarios sexistas sobre todo, desde lo que estaba cocinando hasta la ropa que llevaba puesta. Tuve un profesor del instituto que me pidió mi teléfono para algo laboral y me mandaba mensajes a cualquier hora invitándome a lugares, era todo muy incómodo”, recordó.
Sáenz cuenta que ella, en particular, no vivió ningún caso de abuso físico, pero sabe que en las cocinas hay muchos abusos verbales y también físicos, y que el machismo que está afuera, en la calle y en la oficina, está adentro. “Nunca me pasó que me toquen alguna parte de mi cuerpo sin que yo lo decida o quiera, pero sé que es algo que pasa mucho, y en alguna cocina donde ocurrió algo similar, pero verbal, hablé con los jefes para decirles que me incomodaba esa situación, que, si bien no era mía, era de una compañera y lo hablé con ella”, detalló.
Tapia dice que ella personalmente no lo vivió, pero si hubiera sucedido algo con sus compañeras seguramente habría intervenido. Aunque cuenta una situación: “Lo que sí vi, por lo menos, cuando empecé, es que estaba ese famoso ´fantasma´ de que si no eras simpática, eras un ogro y directamente te pasaban por arriba o no te dirigían la palabra; me refiero a que ser simpática significaba que daban pie a otra cosa. Yo nunca fui simpática y no me interesaba tampoco serlo, ponía una línea para que no me molestaran”.
Ramos cuenta que ella tampoco en lo personal pasó por “esa experiencia tan desagradable y lamentable”, pero que conoce casos de colegas y amigas que han vivido situaciones de acoso en el ámbito laboral.
Mensaje para las mujeres que quieran seguir gastronomía
Ramos sostiene: ”Las aliento a que vayan por sus sueños, que no es fácil pero tampoco imposible. Que con esfuerzo y convicción todo es posible”.
Ramallo comparte: “Para mí, la experiencia es todo. Podés haber estudiado en el mejor instituto del mundo, pero lo que te da el trabajo en una cocina no te lo da nada. Que se animen a innovar, tenemos mucha suerte de trabajar en un rubro para que te permite crear y jugar con los ingredientes”.
Sáenz recomienda: “A todas las mujeres que quieran dedicarse a la gastronomía les digo que no lo duden, que es un trabajo hermoso, sacrificado, como muchos trabajos pero hermoso, donde hay muchas posibilidades para crear, y para traer toda la creatividad y todo el ingenio y que, gracias a muchas mujeres, está cambiando la manera de trabajar; creo que dentro de unos años va a ser un lugar mucho mejor. Que trabajen mucho, que cocinen todos los días y que se esfuercen por cumplir sus sueños”.
Tapia dice: “Que hay que seguir derribando paradigmas, que la gastronomía no es un mundo de hombres. Me gustaría que en un futuro, no muy lejano, podamos emparejar esos números y que haya muchas jefas de cocina, no solo en pastelería, porque a veces también está el prejuicio de que la mujer puede estar en la pastelería y que el hombre para la cocina salada. Eso no es así, todos podemos hacer ambas cosas y hacerlo con la misma pasión. Se puede llegar a puestos altos en la cocina, siempre y cuando haya un trabajo, un sacrificio, porque la gastronomía tiene eso también. En la gastronomía no te van a regalar nada, tenés que demostrar que se puede, es un trabajo del día a día y el camino es largo. Se necesita tenacidad y amor propio desde el vamos”.
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