La excelencia de las universidades argentinas y de los profesionales que de ellas egresan siempre fue un punto destacable en todo el mundo. En un país con una amplia oferta de carreras en casas de altos estudios públicas y gratuitas hablar, además, de calidad educativa no parece poca cosa. Sin embargo, también es sabido que muchos de quienes cursan en las universidades del país buscan luego desarrollarse profesionalmente en el exterior.
Según dejó ver una reciente encuesta realizada entre 16.839 estudiantes universitarios de 18 a 21 años de 21 países, sólo el 16% de los estudiantes universitarios argentinos piensa que el país es un buen lugar para vivir. Y tres cuartas partes de los alumnos argentinos (74%) contestó que el país es un peor lugar para vivir ahora que hace cinco años, un porcentaje más alto que en el resto de los países encuestados.
El relevamiento sobre las vidas, esperanzas y miedos de los estudiantes universitarios del mundo en el contexto de la pandemia mostró, además, que apenas el 8% dio una visión optimista respecto al futuro y que el 76% dijo que tuvo problemas para cubrir sus gastos en el último año, más que en cualquier otro de los países estudiados.
Los datos del Global Student Survey (Encuesta internacional de estudiantes) realizado por la consultora Yonder (con sedes en Londres, Nueva York y Hong Kong) incluyó 500 estudiantes de la Argentina y coincidió con otro estudio que había realizado la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) en 2019 entre habitantes de Ciudad de Buenos Aires y GBA, con un promedio de edad de 32 años.
En aquella oportunidad, más de la mitad (55%) de los consultados había considerado la posibilidad de emigrar del país y el 20% lo había considerado pero por alguna razón no lo veía viable. O sea que el 75% había evaluado la alternativa de irse, pero al exterior pero por motivos familiares, no alejarse de su red de contactos de amigos y en algunos casos frente a la incertidumbre ante un cambio de cultura, la mayoría de ellos no llevaba a cabo su plan.
Nicolás Rotelli es coordinador del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales de UADE y ante la consulta de Infobae de a qué cree que se debe el pesimismo de los estudiantes universitarios argentinos respecto al país señaló que -según habían obtenido en dicha encuesta- “el 31% evaluaba irse al exterior por las crisis económicas recurrentes, en segundo término (26%) en busca de mejores posibilidades de desarrollo profesional, luego, al 19% lo expulsaba del territorio nacional la inseguridad, y en igual porcentaje, con un 11% la alta presión tributaria y los motivos políticos”.
“Gran parte de los jóvenes lo pensó o lo sigue pensando y el principal motor es la mejora de su calidad de vida en términos generales”, consideró.
“El pesimismo de los jóvenes con respecto al país parece reflejar algunos de los efectos ‘físicos’ que manifiestan la presencia del virus que ha alterado al mundo. Se podría decir que ‘se pierde el gusto y el sabor de la vida’. Es un fenómeno global el impacto que ha tenido la pandemia en la multiplicación de cuadros depresivos, sentimientos de soledad y decaimiento vital entre los más jóvenes”. En opinión de Julio Durand, secretario académico de la Universidad Austral (UA) y profesor titular de la Escuela de Educación de la UA, “en la Argentina, se suman ingredientes a un cóctel que parece ser bastante tóxico: se da un descreimiento en las autoridades, que han relegado a la educación una y otra vez. Al mismo tiempo, se abren los casinos, los cines, pero no las universidades. Miles de jóvenes no pueden graduarse, acentuando la brecha entre quienes pueden asistir a instituciones con capacidad de respuesta y otros que quedaron a merced de inoperancias, disputas políticas, conflictos gremiales”.
Y tras considerar que “no extrañan las conductas desafiantes de los mínimos recaudos sanitarios que se pudieron observar en los lugares turísticos: los jóvenes no les creen a quienes dicen estar resolviendo sus problemas”, señaló que “entre los universitarios, sabiendo que logran una preparación superior, se expande la tentación de emigrar a países más desarrollados, pero también a otros donde al menos se permite soñar en ahorrar, progresar y tener una perspectiva de futuro, que la Argentina tristemente no propone desde hace varias décadas”.
El destino más considerado por los jóvenes argentinos para emigrar es España, seguido por los EEUU e Italia y en menor medida le siguen Australia, Canadá y Uruguay.
Sobre la paradoja de que tanto las universidades nacionales como sus egresados tengan tan buena reputación en el exterior y sin embargo los profesionales argentinos decidan ejercer fuera del país, Rotelli analizó que “precisamente no aparece entre las motivaciones de los jóvenes ir a estudiar afuera, es lo laboral lo que les preocupa”. “Siguen estando bien valoradas las universidades del país, los jóvenes no piensan en irse a estudiar afuera; el planteo es en disconformidad con lo que ofrece el mercado laboral argentino”, sostuvo.
En los países de América Latina encuestados -Brasil, Argentina y México- más estudiantes pensaban que su país era un lugar peor para vivir en comparación con hace cinco años que los estudiantes que pensaban que era un lugar mejor para vivir. En contrapartida, en la mayoría de los países asiáticos, con la excepción de Corea del Sur, más estudiantes pensaban que su país era un mejor lugar para vivir en comparación con hace cinco años que los estudiantes que pensaban que era un lugar peor para vivir.
El total de los países incluidos en la investigación son Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón. , Kenia, Malasia, México, Arabia Saudita, Corea del Sur, España, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos y Rusia. Los tamaños de las muestras oscilaron entre 500 y 1,007 en cada país.
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