Quien observe la fotografía a simple vista, puede pensar que un arma cósmica de gran poder es disparada desde un planeta ubicado en una galaxia muy, muy lejana hacia nosotros en la Tierra. O puede diferir que se trata de un efecto especial creado para una película de ciencia ficción. Pero nada más lejos de esto. Este disparo hacia las estrellas es real y proviene desde la Tierra.
Entre las nebulosas más grandes del cielo nocturno del sur, encontramos la Nebulosa Carina o también llamada Eta Carinae, que es una muy luminosa estrella supergigante. Las estimaciones de su masa oscilan entre 100 y 150 veces la masa del Sol, y su luminosidad es aproximadamente cuatro millones de veces la de nuestra estrella. Este objeto celeste es actualmente la estrella más masiva que se puede estudiar con gran detalle, debido a su ubicación y tamaño. Varias otras estrellas conocidas pueden ser más luminosas y más masivas, pero los datos sobre ellas son mucho menos robustos.
Desde hace varias décadas, esta nebulosa ha sido un objeto de visualización constante por parte de grandes astrónomos que aprovechan las ventajas del poderoso telescopio terrestre Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo del Sur (ESO), administrado por la Agencia Espacial Europea. Este enorme observatorio es responsable de los impresionantes rayos de luz que dispara hacia esta formación estelar ubicada aproximadamente a 7.500 años luz de la Tierra.
En esta imagen difundida por los astrónomos, la nebulosa aparece como una impresionante nube rosa en el cielo despejado sobre el Observatorio Paranal de ESO en Chile, sede del VLT. La Nebulosa Carina es una vasta nube de polvo y gas; este gas es ionizado y hecho brillar por las estrellas dentro de la propia nebulosa.
La moderna instalación de óptica adaptativa instalada en uno de los telescopios unitarios (UT) de 8,2 metros del VLT está en pleno funcionamiento, enviando los rayos láser de color naranja desde los UT a la atmósfera donde alteran las partículas de sodio y las hacen brillar. Esto crea ‘estrellas’ artificiales que se usan para medir los efectos borrosos causados por la atmósfera de la Tierra, que luego son corregidos por el telescopio.
“Eta Carinae es en realidad un par de dos estrellas gigantes, que han estado explotando constantemente en una espectacular erupción de gas y polvo durante casi 200 años y ahora le estamos disparando láseres”, afirman los astrónomos responsables del ingenioso truco astronómico para mirar a través del tiempo y el espacio.
Una técnica innovadora de observación
Ver tan lejos en el espacio puede ser complicado, incluso cuando se observa uno de los objetos más brillantes de nuestra galaxia a través de uno de los telescopios más poderosos de la Tierra ya que siempre hay un problema común muy molesto: la atmósfera gaseosa de la Tierra siempre se interpone en el camino, difuminando y distorsionando la vista de los objetos celestes.
Es ahí donde entran los lásers. Según el ESO, los científicos disparan estos lásers desde una de las piezas que componen el Very Large Telescope para simular estrellas distantes. Las partículas de sodio en la atmósfera hacen que los rayos brillen de color naranja. Luego, los astrónomos se enfocan en estas estrellas artificiales para medir en qué cantidad estos rayos son borrosos por la atmósfera de la Tierra. Al practicar con estrellas falsas, los astrónomos pueden calibrar más eficazmente el telescopio para corregir el desenfoque atmosférico al mirar estrellas reales, galaxias y objetos explosivos como Eta Carinae.
Entonces, para resumir: los científicos de la Tierra están disparando activamente láseres al corazón de un sistema estelar en explosión, pero solo para que puedan conocerlo mejor. En nuestra hermosa galaxia Vía Láctea, es simplemente lo que se puede hacer hasta ahora como vecino distante.
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