Eclipse de Sol 2020: todo lo que dejó el evento astronómico del año

El ocultamiento total solar asombró a decenas de astrónomos y a miles de personas que pudieron disfrutarlo durante su totalidad en la Patagonia. La importancia de los datos científicos recogidos

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Así fue el eclipse solar que se vivió en Argentina y Chile

El lunes 14 de diciembre, durante dos minutos y 10 segundos un eclipse total de Sol cambió todo el escenario natural en una “diminuta” franja de 90 kilómetros de ancho que cruzó toda la Patagonia de Argentina y Chile.

Ese fenómeno astronómico tuvo un gran impacto en la naturaleza. En el cielo, el día se hizo noche. O mejor dicho un anochecer importante que permitía observar un anillo solar brillante, una Luna negra, planetas como Mercurio y Venus y algunas de las estrellas más brillantes del cielo. En tierra, los privilegiados observadores entraron en un cono de sombra que hizo caer la temperatura entre 3 y 5 grados, se incrementó el viento y el horizonte se hizo igual de luminoso en los 360 grados de dirección para asombro de los presentes.

Eclipse Total de Sol 2020: cómo fue visible en Sudamérica

El eclipse solar es un evento astronómico único donde la Luna arroja una sombra en la Tierra, bloqueando completa o parcialmente la luz del Sol en algunas áreas. Se trata de una alineación exacta de los tres cuerpos que conjugan en un mismo punto en el espacio y que ocurre aproximadamente cada 18 meses en algún lugar de la Tierra. El próximo será el 4 de diciembre de 2021 y podrá ser visto en la Antártida.

Tal como ocurrió el 2 de julio de 2019, los dos únicos países en todo el mundo donde el mayor espectáculo astronómico se desarrolló en forma total fueron Argentina y Chile, para admiración de miles de personas que lo pudieron observar en esa exclusiva “franja de totalidad” que se extendió de Oeste a Este hasta culminar en el Océano Atlántico.

El eclipse solar total en todo su esplendor (Reuters)
El eclipse solar total en todo su esplendor (Reuters)

Esta increíble franja en Argentina atravesó las localidades cordilleranas de Junín de los Andes, Malleo, Pilolil, Aluminé, Estancia San Ignacio, Las Coloradas, Sañico, Estancia La Negra, Zaina Yegua, Piedra del Águila y Bajada Colorada en la provincia de Neuquén. Y El Cuy, Sierra Colorada, Ramos Mexia y Valcheta, en la línea sur de la provincia de Río Negro. Y las localidades de San Antonio, Las Grutas y El Cóndor, ubicadas en la costa atlántica.

“Este eclipse tuvo mil vicisitudes pero al final logramos observarlo. Fue emocionante viajar a Valcheta, en Río Negro con mi hermano y mi hijo Marco de 15 años. Y más emocionante fue la tensión vivida antes de observarlo. Los días previos y el mismo día del eclipse hubo mucha nubosidad e inclusive tres momentos de lluvia. Cuando faltaban 7 minutos para la totalidad se abrió un pequeño hueco en el cielo que permitió ver el Sol. Con el 80% del cielo nublado todos rezaban para que no se cerrara. Al final, el eclipse llegó y la sombra cubrió todo el campamento astronómico que se había improvisado. Me abracé con mi hermano y mi hijo y lloramos”, relató a Infobae, Mariano Ribas, coordinador del Área de Divulgación Científica del Planetario de Buenos Aires, Galileo Galilei, todavía emocionado ya que el viernes último la NASA lo distinguió con la mejor foto astronómica del día, que no era otra que una suya del eclipse formando un anillo de diamantes en medio de la nubosidad rionegrina.

Durante el juego de sombras de la Luna Nueva, este anillo de diamantes relucientes fue visto por un momento, incluso en cielos nublados. Conocido como el efecto de anillo de diamantes, el espectáculo transitorio en realidad ocurre dos veces. Justo antes e inmediatamente después de la totalidad, una fina franja de disco solar visible detrás del borde de la Luna crea la apariencia de una joya brillante engastada en un anillo oscuro. Esta dramática instantánea del camino de la totalidad en el norte de la Patagonia, Argentina, captura el segundo anillo de diamantes de este eclipse, junto con llamativas prominencias solares elevadas más allá del borde de la silueta de la Luna (Foto: Mariano Ribas)
Durante el juego de sombras de la Luna Nueva, este anillo de diamantes relucientes fue visto por un momento, incluso en cielos nublados. Conocido como el efecto de anillo de diamantes, el espectáculo transitorio en realidad ocurre dos veces. Justo antes e inmediatamente después de la totalidad, una fina franja de disco solar visible detrás del borde de la Luna crea la apariencia de una joya brillante engastada en un anillo oscuro. Esta dramática instantánea del camino de la totalidad en el norte de la Patagonia, Argentina, captura el segundo anillo de diamantes de este eclipse, junto con llamativas prominencias solares elevadas más allá del borde de la silueta de la Luna (Foto: Mariano Ribas)

“Alrededor nuestro, las 300 personas que integraban este campamento astronómico organizado por el grupo Osiris de El Bolsón y Bariloche, entre las que se encontraban científicos, astrónomos, meteorólogos, aficionados y curiosos aplaudían, se miraban exultantes, reían y gritaban. Era una especie de aldea colectiva que vibraba con el eclipse de Sol”, agregó Ribas.

Juan Facundo Albacete Colombo, investigador independiente del Conicet, cuya especialidad de estudio es la astrofísica de altas energías, fue otro de los científicos que viajó especialmente para observar el eclipse. “Fue una experiencia muy movilizante. El día arrancó con muchas nubes y mucha incertidumbre. Había mucho viento del sudoeste que provenía desde el mar. Pero el cielo se abrió antes del eclipse. A las 13.20 tuvimos la totalidad, que fue una cosa increíble, que me hizo entender por qué las personas se trasladan miles de kilómetros para observarlo y vivirlo”, agregó el experto. “Hay mucha dispersión de luz. Se pudo ver también a Venus, algunas estrellas y varios satélites. Lo más impactante era ver en el horizonte, en los 360 grados, un atardecer único. Los atardeceres siempre tienen una sola intensidad hacia el oeste. Pero aquí era atardecer simétrico en todo el horizonte. Estábamos dentro de una sombra circular”, completó Albacete.

Los eclipses de Sol ocurren aproximadamente cada 18 meses (NASA)
Los eclipses de Sol ocurren aproximadamente cada 18 meses (NASA)

Susana Pedrosa es doctora en Física y trabaja en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio. Desde una estación de servicio de Ramos Mexía, cerca de la localidad de Valcheta, en Río Negro explicó por teléfono a Infobae su experiencia al observar el eclipse solar total.

Todavía estoy emocionada”, dijo Pedrosa cuando ya habían pasado dos horas del eclipse. “Estuvo increíble y fue muy hermoso. Al principio lo vivimos con muchos nervios, porque el cielo estaba nublado y no había buen pronóstico de observación. Pero a 10 minutos del comienzo de la totalidad, el cielo se despejó y pudimos ver el eclipse solar total en toda su dimensión. Fue una sensación muy sobrecogedora. No se hizo de noche total, pero fue un anochecer de un color azul especial, donde se podían ver las estrellas y planetas en pleno día”, afirmó la especialista, que contó que también pudo compartir la experiencia con la gente que se acercaba a ver por su telescopio y con los anteojos especiales que habían repartido.

La magnificencia de la corona solar develada tras el eclipse (Foto Eclipsor)
La magnificencia de la corona solar develada tras el eclipse (Foto Eclipsor)

“Viajamos a Valcheta para hacer un registro fotográfico del evento, desde Tierra con telescopios y cámaras, y desde la estratósfera con el Proyecto Eclipsor, un globo meteorológico que se elevaría con cámaras para registrarlo desde una perspectiva diferente. El lunes amaneció nublado y tremendamente ventoso. Después de desayunar, parte del equipo fue hacia las cercanías de Sierra Colorada, desde donde intentarían lanzar el Eclipsor 2, nuestro globo con cámaras. El resto del equipo nos dirigimos al predio para empezar a armar los equipos para el registro fotográfico desde Tierra y desde donde monitorearíamos el vuelo del Eclipsor 2. El lugar de observación nos recibió con ráfagas de 70 km/h, tormentas de polvo y una gruesa cobertura de nubes. Sin perder el optimismo armamos los equipos mientras poco a poco se sumaba más gente al predio. A medida que avanzaba la etapa parcial del eclipse se producían claros en las nubes que permitían observarlo y fotografiarlo, aunque el viento y el polvo dificultaban tremendamente la tarea, trayendo incluso lluvia por momentos, lo que nos obligó a cubrir y descubrir permanentemente los equipos con bolsas y plásticos”, relató a Infobae Franco Meconi, periodista y uno de los tres integrantes del proyecto Eclipsor junto al físico Christian Schmiegelow y el fotógrafo Alex Sly.

Integrantes del Proyecto Eclipsor2 en la calibración de los instrumentos astronómicos (Foto Eclipsor)
Integrantes del Proyecto Eclipsor2 en la calibración de los instrumentos astronómicos (Foto Eclipsor)

Entonces llegaron las noticias del equipo de lanzamiento del Eclipsor: no eran buenas. Mientras se inflaba el globo con helio, una ráfaga lo envolvió y enroscó sobre sí mismo, y terminó por rasgarlo, frustrando el lanzamiento. De vuelta en el predio de observación el polvo amenazaba con dañar irreparablemente computadoras y cámaras, y el viento volaba carteles y hasta volteó uno de los baños químicos. Entrado el mediodía el cielo empezó a abrirse tímidamente. A cinco minutos de la totalidad parecía que las nubes iban a ofrecer una tregua e íbamos a poder disfrutar del increíble espectáculo. 4 minutos y seguía despejado. 3, 2, 1 y la Luna finalmente ocultó por completo al Sol en un parche despejado de cielo, apenas salpicado por algunas nubes que le daban un aspecto aún más surrealista al espectáculo. El día se hizo noche, brillaron algunas estrellas y planetas y todo el predio se deshizo en aplausos, gritos e incluso lágrimas. Las cámaras dispararon ráfagas furiosas a lo largo de lo poco más de dos minutos que duró la totalidad. Ya no importaban el polvo, el viento, e incluso el lanzamiento frustrado. Poder ser testigos del increíble espectáculo de la totalidad ya era recompensa suficiente. Durante la segunda etapa de la parcialidad, cuando la Luna ya descubría al Sol siguiendo su camino, el clima mejoró y pudimos completar la secuencia. Absolutamente agotados y felices terminamos la observación, habiendo podido incluso registrar este increíble fenómeno con fotos que atesoraremos para siempre como recuerdo de esta inolvidable expedición para observar y fotografiar el eclipse del 14 de diciembre de 2020 en la Patagonia”, concluyo Meconi.

Una llamarada de hidrógeno se eleva desde la corona solar  (Foto Eclipsor)
Una llamarada de hidrógeno se eleva desde la corona solar (Foto Eclipsor)

La ciencia detrás del eclipse de Sol

Es sabido que en cada eclipse, los científicos aprovechan la ocasión para estudiar en detalle la corona solar, esa especie de “atmósfera” del Sol que es imposible observarla a simple vista o con telescopios, a menos que haya un eclipse solar total, como el que tuvo lugar hoy. Esta corona solar es una región de violentas explosiones que lanzan plasma, un gas súper caliente y con carga electromagnética que conforma la atmósfera exterior del Sol.

Durante un eclipse solar total, la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, bloqueando su intenso brillo y permitiendo observar la corona que lo rodea. Se trata del momento cumbre del espectáculo astronómico, donde durante unos 2 minutos puede verse un anillo blanco en el cielo. Allí, los científicos aprovechan esos instantes para estudiar la estructura de la atmósfera del Sol y analizar su evolución. Esta misteriosa corona solar es uno de grandes enigmas de la astronomía ya que es mucho más caliente que la superficie del Sol. Mientras la superficie solar supera los 5.500 Cº, la corona puede alcanzar una temperatura 400 veces mayor.

La Luna cubre todo el disco solar en la Patagonia argentina (AP Photo/Natacha Pisarenko)
La Luna cubre todo el disco solar en la Patagonia argentina (AP Photo/Natacha Pisarenko)

“En este eclipse se pudo ver la corona solar y su estructura, que sigue las líneas de campo magnéticos. También los fenómenos de actividad solar como las protuberancias y la cromósfera, la capa solar más baja que la corona que tiene un color rojizo”. Y ya fuera de lo que es la estructura solar ‘el fenómeno de las perlas de Baily’, que ocurre cuando los últimos rayos de Sol pasan por los valles del limbo lunar”, explicó el investigador Independiente del CONICET en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (CONICET-UBA) y presidente de la Asociación Argentina de Astronomía, Leonardo J. Pellizza.

El eclipse afecta el comportamiento de los animales, sobre todo los que tienen hábitos circadianos debido a la repentina falta de luz y la temperatura disminuye por la falta de radiación solar en la zona del eclipse total, se levanta una suave brisa”, resaltó. Se trata de “un simple fenómeno geométrico, que se repite por la regularidad de las órbitas terrestre y lunar. Esto muestra la existencia de leyes que gobiernan los fenómenos naturales, que son las que busca revelar la ciencia”, señaló Pellizza. Un espectáculo único que habrá que esperar hasta el 4 de diciembre 2021 para que se repita, y que ocurrirá en la Antártida Argentina.

Foto del eclipse en Chile, donde las nubes trajeron problemas para observarlo - REUTERS/Ivan Alvarado
Foto del eclipse en Chile, donde las nubes trajeron problemas para observarlo - REUTERS/Ivan Alvarado

Los investigadores explican al eclipse solar total en relación con los tamaños del Sol y la Luna y su distancia de nuestro planeta.”El Sol es 400 veces más grande que la Luna y se encuentra aproximadamente 400 veces más lejos de la Tierra. Debido a esta coincidencia, la Luna parece lo suficientemente grande como para cubrir el Sol por completo durante el eclipse total de Sol”, precisó Ribas.

Una de las curiosidades que presentan los eclipses solares totales es que, según afirman los científicos, no serán por siempre. Debido a que la Luna se aleja todos los años 3,8 centímetros de la Tierra, dentro de un milenio la circunferencia lunar no llegará a tapar por completo el disco del Sol, por lo que en la Tierra no se podrán observar más los espectaculares eclipses solares totales.

Chicos en Buenos Aires disfrutan del eclipse parcial de Sol - REUTERS/Agustin Marcarian
Chicos en Buenos Aires disfrutan del eclipse parcial de Sol - REUTERS/Agustin Marcarian

“La Tierra aporta 784,1 newtons de fuerza (cerca de 79 kilos), la Luna aporta 0,0029 newtons (0,02 kg) y el Sol, 0,4633 newtons (0,45 kg). Pero como la Tierra también rota, aporta una fuerza centrífuga ‘anti-gravedad’ que se puede calcular”, indicaron los expertos. Tras combinar estos puntos en la ecuación correspondiente, la NASA concluyó: “¡Durante el eclipse sos 1,8 libras (0,77 kilos) más liviano!”. La cifra variará proporcionalmente según el peso de cada persona, pero muchos tendrán algún motivo para alegrarse, al menos por un instante.

Los especialistas añadieron que cuando la Tierra, la Luna y el Sol están en la misma línea, la superficie terrestre se eleva unos 40 milímetros en buena parte del mundo. Si bien no se podría decir que uno es más alto, la agencia señaló: “Siéntete libre se creer que estás 40 milímetros más cerca del Sol”.

Los eclipses son fenómenos naturales que traen cambios perceptibles en la Tierra (NASA)
Los eclipses son fenómenos naturales que traen cambios perceptibles en la Tierra (NASA)

Pero el eclipse solar total también tuvo efectos imperceptibles, como la pérdida repentina de la radiación ultravioleta extrema del Sol, que genera la capa ionizada de la atmósfera de la Tierra, llamada ionosfera. Esta región en constante cambio crece y se reduce según las condiciones solares. “El eclipse apaga la fuente de radiación de alta energía de la ionosfera”, explicó Bob Marshall, científico espacial de la Universidad de Colorado Boulder e investigador principal de uno de los estudios. “Sin la radiación ionizante, la ionosfera se relajará, pasando de las condiciones diurnas a las nocturnas y luego volverá después del eclipse”, agregó.

“Así, se puede saber exactamente cuánta radiación solar está bloqueada, el área de tierra sobre la que está bloqueada y por cuánto tiempo”, precisó Phil Erickson, investigador principal en el Observatorio Haystack del Instituto de Tecnología de Massachusetts en Westford. Según los datos recabados por el eclipse solar total ocurrido en 2017 en EEUU, la NASA explica que lógicamente hay una disminución de la temperatura por unos breves minutos. Dicho descenso equivale a la diferencia de temperatura que existe entre el día y la noche en esa época del año, para ese lugar. De tal modo, la baja puede rondó entre los 3ºC y 5ºC.

Eclipse parcial observado en Porto Alegre, Brasil - REUTERS/Diego Vara
Eclipse parcial observado en Porto Alegre, Brasil - REUTERS/Diego Vara

Otra de las modificaciones ligadas a la variación de la temperatura es el cambio de dirección y velocidad del viento, tal como reveló una investigación de la Universidad de Reading (Reino Unido). Esto sucede debido a que el aire caliente deja de elevarse desde el suelo y se extiende durante el transcurso del eclipse. El fenómeno astronómico también repercutirá en el estado y percepciones de animales y plantas, ya que por breves minutos estarán desconcertados al producirse una oscuridad similar a la del anochecer, para luego volver a ser de día.

Un eclipse solar total ocurre cada 18 meses en algún lugar del mundo, pero pueden pasar muchos años antes de que pueda suceder en el mismo lugar. De hecho, para que vuelva a pasar por la Argentina habrá que esperar hasta el año 2048.

El próximo eclipse solar será en la Antártida el 4 de diciembre de 2021 (AP Photo/Natacha Pisarenko)
El próximo eclipse solar será en la Antártida el 4 de diciembre de 2021 (AP Photo/Natacha Pisarenko)

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