Christian Petersen convive entre cocinas desde muy pequeño. En su infancia, su abuela Susana solía preparar platos excepcionales de los que aprendió -y mucho, como aclara-. Pero su madre Tatana también lo inspiró para convertirse en uno de los cocineros más conocidos de la Argentina.
“En nuestra casa siempre se respiraban momentos de cocina. Mi madre era una gran restaurateur y parrillera, una apasionada de su trabajo. Imposible que en mi casa no te gustara la cocina, el servicio, prender el fuego y la gastronomía”, recuerda Petersen durante una entrevista con Infobae.
A sus 14 años él comenzó a ayudar a su madre en el restaurante que tenía y fue así como se enamoró del oficio. A pesar de que ella fue su primera gran referente y maestra, Petersen se educó con Alicia Berger y el Gato Dumas y se perfeccionó en Francia, en el Ritz de París y en Le Cordon Bleu, y trabajó para grandes cocinas parisinas.
Cuenta Petersen que sus primeras recetas empezaron siendo las que él hacía junto a su madre en el comedor en un colegio muy tradicional de San Isidro. Hacía platos básicos como milanesas, papas, empanadas, budín de pan y pastel. “Para mí era muy especial porque todos los días les dábamos de comer a 500 alumnos y 200 profesores que hacían del almuerzo del mediodía una ceremonia linda e inolvidable. Se cocinaba rico y el ambiente era de simplicidad y alegría”.
Pasaron los años y se hizo conocido en la TV gracias a sus participaciones en programas especializados en cocina desde hace más de 20 años. Comenzó en Utilísima, donde compartió programas junto a su hermano Roberto y reconocidos cocineros como Dolli Yirigoyen, Osvaldo Gross y Mauricio Asta; también se lució en el canal Gourmet, grabando series, y hoy está al frente del jurado de El Gran Premio de la Cocina junto a Mauricio Asta y Felicitas Pizzarro.
La frase de “en casa de herrero, cuchillo de palo” no aplica en su caso: a Petersen le encanta cocinar en el hogar y agasajar a sus amigos y familiares con sus deliciosas preparaciones. Entre sus platos preferidos están los arroces, las pastas al estilo mediterráneo, cous cous y, por supuesto, los asados, pero señala que tiene que ser con productos de calidad, simples y bien logrados en su punto de cocción.
En su reciente libro Carne y Fuego, todo lo que tenés que saber sobre el asado (Planeta), Petersen explora la esencia de una de las pasiones más argentinas.
¿Qué hay detrás de los asados de Christian Petersen?
Para el cocinero, el ritual del asado es sagrado, la previa es fundamental: la elección de la carne, los vegetales, quiénes son los invitados, prender el fuego con tiempo y el cambio de ánimos que se logra una vez que se prende.
Haciendo asados desde su adolescencia, Christian tiene la palabra autorizada para decir cuál es el mejor corte y el punto perfecto de cocción de una carne. “El mejor corte para hacer a la parrilla con hueso es la costilla, y uno sin hueso es el ojo de bife. Aunque el punto de cocción siempre depende del corte elegido, el ideal para mí es un jugoso tirando más a punto”.
Para ello, Petersen recomienda tener mucha paciencia y ser un gran observador de lo que sucede en la parrilla, tener siempre los fierros limpios, nunca usar derivados del petróleo, elegir carnes y vegetales de buena calidad.
Pero las carnes al asador no se comen sin una guarnición o un acompañamiento. “Las papas, el pan, una ensalada mixta, la salsa criolla, todas son buenas como acompañantes, pero estoy más del lado de los vegetales que no integran ya el grupo de acompañantes, sino que hoy en día son protagonistas al mismo nivel que un corte de carne”, señala Petersen.
“En mi parrilla Hermanos en el menú dice vegetales y carnes a las brasas, y tratamos siempre de distinguir entre quién acompaña a quién. No hay guarniciones, sino vegetales y carnes donde uno elige la proporción de cada uno y los combina”, cuenta sobre su restó ubicado en la coqueta calle Dardo Rocha en San Isidro.
Por último, Christian opinó sobre la gastronomía del país y dijo: “Nuestra cocina se está acercando a las internacionales, por lo que la materia prima mejora y muchos jóvenes que estudiaron en universidades viajan. Hoy las cocinas son más abiertas y hay más comunicación, y gracias a ello el nivel va subiendo y mejorando, así como la cultura de hacer bien las cosas: simple y siempre cuidando el proceso”.
“Tenemos referentes de un nivel superlativo como lo son Francis Mallmann, Dolli Yirigoyen, Mauro Colagreco, que nos motivan a ser más creativos y profesionales por lo que la cocina argentina crece de una manera muy linda”, finalizó Petersen.
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