A 228 días de que la Argentina se paralizara tras el anuncio del presidente Alberto Fernández de que todos permanecieran en sus casas para evitar la propagación del virus, el país registró un total de 153.492 casos confirmados activos y 31.623 fallecidos, posicionando al territorio argentino en el doceavo lugar del ranking de los países con más muertos por un millón de habitantes.
Estos datos se desprenden del ranking de Worldometer, que contempla un total de 218 territorios. Por encima de la Argentina, que cuenta con un total de 698 casos de fallecidos por un millón de habitantes, se encuentran en el ranking: San Marino (1237), Perú (1044), Belgica (1022), Andorra (970), España (780), Brasil (752), Chile (747), Bolivia (745), Ecuador (716), Estados Unidos (715) y México (712).
Por debajo de Argentina se encuentran Reino Unido (689), Italia (652), Panamá (627), Colombia (620), Suecia (590), Francia (573), Isla de San Martín (511) y Montenegro (509) completando los primeros 20 puestos de los países con más casos por millón.
Cuatro de los países con menos muertos por millón de habitantes que Argentina son europeos y se encuentran atravesando por la tan temida “segunda ola”. El importante aumento de los casos de coronavirus en Europa aboca a los países del continente a un nuevo confinamiento, con la excepción de las escuelas. Los contagios en el Viejo Continente subieron un 41% en una semana para totalizar 10,4 millones de casos y 278.000 muertos desde que comenzó la pandemia, lo que eleva la posibilidad de un colapso en hospitales.
¿En qué situación se encuentran los países europeos que tienen menos muertos por millón de habitantes que Argentina?
Reino Unido
En julio Reino Unido empezó un desconfinamiento progresivo. Actualmente registró en los últimos 14 días unos 312.505 casos alcanzando el 1.034.914 de contagiados y 46.717 fallecidos.
Actualmente según reportan medios locales, Downing Street está trabajando en privado bajo el supuesto de que la segunda ola de coronavirus será más mortal que la primera, basándose en una proyección proporcionada por el Grupo Asesor Científico para Emergencias (Sage). Esta organización, precisamente, advirtió que toda Inglaterra deberá estar bajo las restricciones de Nivel 3 a mediados de diciembre, lo que frustrará las esperanzas de Boris Johnson de una Navidad normal.
La doctora Yvonne Doyle, directora médica de Public Health England, dijo públicamente: “Seguimos viendo que la tendencia en las muertes aumenta, y es probable que esto continúe por algún tiempo. Cada día vemos más personas dando positivo y aumentando las admisiones hospitalarias. Estar tan gravemente enfermo por la infección como para necesitar una hospitalización puede provocar, lamentablemente, más muertes relacionadas con el COVID-19”.
La profesora Wendy Barclay, miembro de Sage y científica del Imperial College de Londres, afirmó ayer que ninguna de las restricciones actuales parecía tener un impacto significativo en la propagación del virus: “El bloqueo total que tuvimos a fines de marzo fue suficiente para cambiar el rumbo y volver a controlar el virus”, dijo a Times Radio. “Hasta ahora, ninguna de las otras restricciones que hemos visto, y ninguna de las otras acciones, parece haber hecho eso”.
Suecia
Cuando la mayor parte de Europa confinó a su población al inicio de la pandemia cerrando escuelas, restaurantes, gimnasios e incluso fronteras, los suecos siguieron disfrutando de muchas libertades. Y es que Suecia eligió medidas menos restrictivas que las de los países vecinos y ha optado en cambio por apelar al buen comportamiento ciudadano para evitar contagios, lo que ya le llevó a no declarar un confinamiento domiciliario en la primera ola de contagios.
La estrategia relativamente discreta llamó la atención del mundo. Pero también coincidió con una tasa de muertos per capita mucho mayor que la de otros países nórdicos.
El país, de 10,3 millones de habitantes, ha registrado por ahora unos 134.500 casos de coronavirus y 5.969 fallecidos. La ministra de Sanidad, Lena Hallengren, ha explicado que uno de cada cinco pacientes ingresados en UCI son enfermos de COVID-19, mientras que el jefe de la Agencia de Salud Pública, Johan Carlson, ha reconocido que Suecia encara “un largo y duro invierno”.
La forma en la que se veía la estrategia de Suecia en el exterior parecía depender sobre todo de en qué fase de la pandemia estaba el observador en ese momento. En un principio, muchos extranjeros vieron con incredulidad las imágenes de suecos cenando con amigos en restaurantes o tomando cócteles en las orillas de Estocolmo. Algunos sintieron envidia por los negocios suecos, que no se vieron obligados a cerrar.
Después llegó la conmoción cuando el virus asoló las residencias de ancianos y hospicios del país con un aumento notable de casos en la población.
Italia
El 4 de febrero pasado, Italia notificó a la OMS que se habían detectado 2 casos de personas con la infección COVID-19 en su territorio y que tenían el antecedente de un viaje a China. Dos semanas después y ya había un brote de coronavirus en el norte de Italia con una quincena de casos: se le pidió a 50.000 personas que residen en la provincia de Lodi que se quedaran en sus casas, y se suspendió el carnaval y las misas. Para el 27 de febrero, ya había más de 400 casos y 12 muertes notificadas oficialmente.
El 4 de mayo, Italia empezó de manera progresiva con la reapertura de comercios y restricciones a la población. Actualmente, el país italiano registró en los últimos 14 días un total de 295.094 casos, alcanzando una cifra de 709.335 casos desde que comenzó la pandemia y 38.826 fallecidos.
Hoy, a diferencia de la Argentina, se encuentran atravesando la segunda ola del COVID-19. Para enfrentar los nuevos contagios las medidas incluyen el cierre de restaurantes y bares desde las 18 y el cierre total de teatros, cines y gimnasios durante un mes. Ello significa un duro golpe para sectores ya muy afectados por el estricto confinamiento de la pasada primavera boreal. Para sus detractores es una “declaración de fracaso” del gobierno, mientras los científicos se preguntan si bastará para contener al virus.
Francia
En los últimos 14 días, Francia registró un total de 575,855 casos y desde que comenzó la pandemia alcanzó los 1,419,326 de contagiados y 36,725 fallecidos.
La situación es “crítica” en Francia, dijo Jean-François Delfraissy, presidente del consejo científico que asesora al gobierno de Emmanuel Macron. “Habíamos previsto que habría esta segunda ola, pero nosotros mismos estamos sorprendidos por (su) brutalidad”, dijo en una entrevista radial, tras registrarse un récord de 52.000 contagios en 24 horas. “Muchos de nuestros conciudadanos aún no han tomado conciencia de lo que nos espera”. Macron se dirigirá a la nación el miércoles por la noche.
En Francia, reconfinada desde el viernes 30 de octubre por un mes, aumenta la ira de los comerciantes obligados a cerrar, que denuncian la competencia desleal de las grandes superficies, autorizadas a permanecer abiertas, y de las plataformas online, como Amazon. El primer ministro podría decidir el cierre en las grandes superficies “de los estantes de productos que no son de primera necesidad”, dijo el ministro de Economía, Bruno Le Maire.
El número real de contagios rondaría los 100.000 casos por día, lo que apuntaría a una segunda ola “más fuerte que la primera”. Concuerda Martin Hirsch, director general de Asistencia Pública - Hospitales de París (AP-HP). “Es posible que la segunda ola sea peor que la primera”, admitió el viernes pasado.
La estrategia de Argentina
Desde el comienzo de la pandemia, las medidas adoptadas por el país fueron nombradas como un ejemplo. Sin embargo, conforme pasó el tiempo y con una enfermedad que cada vez tomaba más territorio, la gestión para contener el impacto fue quedando obsoleto. En octubre el prestigioso diario El País, de España, publicó un artículo crítico en donde afirma que ha pasado de ser citado como ejemplo en la contención del coronavirus en América Latina a convertirse en uno de los países de la región con mayor número de casos
A la hora de trazar las estadísticas, los expertos utilizan medias móviles para acceder a aproximaciones más precisas de la situación epidemiológica, independientemente de los picos y valles que muestran las curvas por razones que no están estrictamente vinculadas al comportamiento y al avance de la enfermedad en una región determinada. Por ejemplo, Argentina además de tener un bajo nivel de testeos, los fines de semana incluso se realizan menos pruebas diagnósticas que en el resto de la semana; si se suman estos factores a que encima las provincias demoran en cargar los datos en el sistema nacional, el dato estadístico del cuadro epidemiológico en tiempo real en la Argentina puede verse expuesto a imprecisiones.
Para Jorge Aliaga, físico e investigador del CONICET, “la dinámica argentina ha sido muy distinta a la europea. Nunca tuvimos un crecimiento explosivo de casos y hasta ahora tampoco una baja fuerte. Hoy en el AMBA parece que van bajando porque las personas que están expuestas (exceptuados y jóvenes) ya se han contagiado en gran proporción y los mayores siguen con muchos cuidados. Todo esto en un contexto en el que desde mayo se van abriendo actividades. Es decir, se va aumentando la cantidad de personas exceptuadas. Pero se fue haciendo de a poco y por eso los contagios no explotaron pero tampoco bajaron. Si las nuevas reaperturas que se hacen ahora no suman muchos nuevos expuestos, los casos van a bajar”.
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