Un cóndor andino logró sobrevivir a una caída en una chacra de la localidad neuquina de Chos Malal, a 400 kilómetros al norte de la capital provincial, tras ponerse en marcha un operativo en red en el que participaron instituciones de tres provincias y que lograron en tiempo récord y en medio de la pandemia trasladar hasta el lugar la medicación necesaria para su tratamiento.
La directora de Áreas Naturales Protegidas y Recursos Faunísticos de Neuquén, Lucía Redondo, contó a Télam que la caída se produjo el 15 de septiembre pasado por “intoxicación con plomo”. El descenso del cóndor fue avistado por vecinos de la localidad a quienes les llamó la atención la forma en que lo hacía hasta caer en un estado deplorable.
“La intoxicación del cóndor fue por plomo porque al administrar una medicación específica para bajar la concentración de plomo en sangre, reaccionó. Ante una sospecha de intoxicación lo primero que se hace es insertarle de manera urgente una dosis de atropina si es por la ingesta de cebos tóxicos, hay un protocolo de tratamiento de intoxicación de rapaces que está determinado dentro del Plan Integral de Conservación del Cóndor Andino. En este caso se intoxicó con plomo porque pudo haber ingerido perdigones de algún animal abatido”, indicó.
El cóndor rescatado es un ejemplar macho, de 20 años y un peso de casi 12 kilogramos, y como es rapaz, se alimenta de la carne de animales muertos.
Redondo explicó que “la Fundación provee esa medicación a zonas donde hay cóndores. Lo hizo con el norte del país, con Mendoza, y a nuestro envío lo agarró la pandemia y no pudo llegar. Pero el hecho de trabajar coordinado, nos permitió contar con este medicamento que fue de Mendoza capital a Malargüe y de allí a Barrancas, en Neuquén, donde hay un retén que impide el paso para Mendoza. Hasta ahí mismo lo fuimos a buscar”.
Hoy el cóndor “neuquino” está volando nuevamente la región andina tras ser liberado en el Área Natural Protegida Tromen, nueve días después de caer moribundo. La funcionaria destacó que "el mismo procedimiento hubo que hacer en el mes de mayo pasado con otro cóndor que cayó en la zona del Área Natural Protegida del Domuyo, con una fractura en el ala.
El ejemplar rescatado era una hembra juvenil al que el hijo de uno de los rescatistas la nombró “Bella” y debió ser trasladada en un operativo coordinado con la provincia de Mendoza a un centro de atención en San Carlos.
"El cóndor es una especie protegida porque está en peligro de extinción y hay un sinnúmero de organizaciones no gubernamentales que trabajan con ese objetivo como la Fundación Bioandina Argentina con quienes lo hacemos en forma articulada desde hace mucho tiempo”, apuntó la profesional.
Esa relación, de acuerdo a Redondo, se intensificó a partir de la firma de un acta el año pasado para erradicar el uso de cebo tóxico que se emplea para otro tipo de animales como los mamíferos predadores (pumas y zorros) que son los que matan el ganado: “El uso de esos cebos es altamente peligroso para la fauna autóctona porque el año pasado produjo la muerte de siete cóndores al alimentarse del mismo animal muerto que estaba con cebo. Por eso, estamos trabajando también coordinadamente en concientización para que no se utilice este tipo de cebo con concentraciones muy altas que pueden afectar la vida humana”.
El cóndor andino (Vultur gryphus) es el ave voladora más grande del mundo: mide 1,20 metro de altura y 3 metros de envergadura alar, llegando a pesar hasta 12 kilos. Los machos poseen cresta (carúncula) y el iris de color café, en cambio las hembras no poseen cresta y el iris es de color rojo (en su madurez sexual).
El cóndor se distribuye en América del Sur desde Venezuela hasta Tierra del Fuego e Islas de los Estados en Argentina, a lo largo y ancho de la Cordillera, hasta alturas de 7.400 m.s.n.m. A lo largo de su área de distribución, el cóndor conforma una población casi continua, con escasas variaciones genéticas.
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