La primavera trae nuevos aires, que hoy día estamos necesitando tanto, así como energía nueva: la pandemia ya lleva varios meses, en los que cambiaron nuestras vidas y costumbres. Normalmente, en esta época del año aparece un desgano físico e intelectual, acentuado ahora en este nuevo contexto.
Septiembre es el mes primaveral en el hemisferio sur, y la estación se extiende hasta diciembre. Es en estos días es cuando aparece la astenia primaveral. Es importante aclarar que no es una enfermedad, sino una sensación de debilidad, de falta de vitalidad generalizada. Esto ocurre porque el cuerpo no se acostumbra tan rápidamente a que se alargue el tiempo de luz en el día y, luego, al aumento de la temperatura.
Esta sensación de letargo no aparece ante grandes esfuerzos, como sería normal, sino ante actividades diarias comunes, incluso aquellas simples. Es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres, de entre 20 y 50 años. También está aumentada en las personas que tienen afectado el estado de ánimo, y se manifiesta con un aumento de la tristeza o la baja autoestima. Si sumamos la ansiedad e incertidumbre que provoca esta pandemia, pueden llegar a verse cuadros más graves.
El otro inconveniente que surge con la llegada de la primavera es el desencadenamiento de las alergias: las personas que las sufren también padecen más este tipo de astenia.
El cansancio primaveral, en época de flores, de diferentes colores y olores, es un trastorno desconocido por muchos, pero afecta a más de la mitad de la población mundial, y ocurre también en otoño.
En esta época de pandemia, es importante tener en cuenta que los síntomas de la astenia primaveral (que no necesitan tratamiento) se pueden confundir con los del COVID-19:
-Menos energía.
-Debilidad generalizada.
-Alteración del ritmo del sueño.
-Agotamiento físico e intelectual.
-Irascibilidad.
-Sentimientos de aflicción, desconsuelo y tristeza.
-Falta de concentración.
-Alteraciones cognitivas.
Los síntomas de la astenia primaveral se manifiestan por una alteración del ritmo circadiano, que afecta nuestro reloj biológico y regula los cambios físicos y mentales. Por este motivo, aparecen durante el día y se acentúan al atardecer.
Este cuadro tiende a tener una duración aproximada entre una y dos semanas: es el tiempo que el organismo necesita para acomodarse a las nuevas circunstancias. En este período también pueden bajar las defensas y, en algunos casos, aparecen cuadros como infecciones y anemia. Aquí es necesario evaluar el cuadro clínico y reforzar el sistema inmunológico.
Algunas recomendaciones para transitar mejor la astenia primaveral son:
- Mantener una dieta mixta variada, completa y equilibrada.
- Beber 2 o 3 litros de agua por día.
- Ingerir frutas y verduras.
- Descansar, como mínimo, 8 horas.
- Realizar ejercicios en casa: el yoga y las actividades de relajación aumentan la producción de endorfinas, conocidas como las hormonas del placer.
Es muy importante tener en cuenta que, como vimos, algunos síntomas de la astenia primaveral son muy parecidos a los que causa el COVID-19. Por eso, es fundamental la consulta médica ante la aparición de cualquiera de ellos.
(*) Stella Maris Cuevas, médica otorrinolaringóloga (MN 81701), experta en olfato. Alergista. Ex- presidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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