Pasaron casi 10 meses de la aparición del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que genera la enfermedad COVID-19, declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo, en los que el mundo transitó distintas etapas para sobrellevarlo.
Una de ellas fue el cierre de los establecimientos escolares: escuelas, colegios, universidades y distintos centros de estudio y capacitación se vieron obligados a cerrar durante un tiempo, en algunos países, y hasta hoy, como por ejemplo en el nuestro, salvo excepciones en pocas provincias.
Así, los millones de alumnos argentinos han debido adaptarse a un esquema de clases virtuales en donde la dependencia a la tecnología es total, ya sea a través de una computadora apta para desarrollar las distintas tareas, como así también el acceso a Internet y otros dispositivos adjuntos muy necesarios como impresoras, cámaras y micrófonos para poder interactuar. Y decenas de miles de ellos no han podido acceder a ese estatus o se han visto limitados en estas cuestiones tecnológicas.
Así lo ha demostrado un reciente estudio científico llevado adelante por especialistas en educación del Conicet, Universidad Austral y Udesa basado en resultados de las pruebas censales Aprender 2016 en escuelas secundarias en diferentes contextos socioeconómicos.
Las especialistas en educación Cecilia Adrogué (Universidad Austral / CONICET-UDESA) y María Eugenia Orlicki (UDESA) analizaron el acceso y uso de las TIC en el hogar de los alumnos y en la escuela, utilizando los microdatos de las pruebas censales Aprender 2016 para los alumnos de último año de la escuela secundaria. Los resultados de su estudio mostraron que, “si bien existen grandes disparidades según nivel socioeconómico en el acceso a una computadora en el hogar, no se observan diferencias en el acceso a una computadora en la escuela”. Al mismo tiempo, “tampoco se encontraron diferencias por nivel socioeconómico de los alumnos en las actividades propuestas por los profesores para hacer con la computadora en el horario de clases”.
“El uso de estas tecnologías, de la misma manera que ocurrió con otras tecnologías a lo largo de la historia, requiere ciertas habilidades y disposiciones que posibiliten a los usuarios no solo acceder a los dispositivos, sino también convertirse en usuarios expertos, y es aquí donde la escuela adquiere un rol clave. En este nivel, la desigualdad es muy significativa”, explicó Adrogué, coordinadora de investigación de la Facultad de Ciencias Empresariales de Pilar de la Universidad Austral.
“En el contexto de pandemia que nos encontramos actualmente, en que los alumnos no acceden a sus escuelas, aquellos con menor nivel socioeconómico se ven imposibilitados de conectarse remotamente por carecer en primer lugar de un dispositivo adecuado, a lo que se le agrega el asunto de la conectividad. Es de primera necesidad encontrar la manera de reconectar a estos estudiantes con sus aprendizajes”, agregó Adrogué. Para evaluar el acceso a las nuevas tecnologías y su uso, se utilizó la base de datos Aprender 2016, en particular la información brindada por los estudiantes de último año de la escuela secundaria, que fue censal. Los datos del operativo permitieron conocer las respuestas a nivel del estudiante, fueron analizados y agrupados por nivel socioeconómico de los alumnos, tipo de gestión y jurisdicción.
La autora destacó que este trabajo intenta avanzar en el estudio del acceso y uso a las computadoras. “Sería muy relevante poder complementar esta información con resultados que hablen del correcto manejo y buena expertise en su uso cotidiano, que será clave para la futura inserción laboral, en especial de todos aquellos que no realicen estudios superiores. Por otro lado, si bien hemos comprobado el alto equipamiento de las escuelas, un elemento adicional a explorar, como continuación de esta investigación, es el acceso a la conectividad -que suele ser mucho más dispar que el acceso en sí-. Y qué efecto tiene esto en el aprendizaje de los alumnos”, sostuvo la especialista de la Universidad Austral.
Principales conclusiones encontradas
- A nivel nacional, aproximadamente un 40% de los alumnos manifiestan tener una computadora en su hogar, existiendo grandes disparidades entre ellos, ya que dicen tener una computadora en el hogar menos del 14% de los alumnos del nivel socioeconómico bajo y más del 72% de los del nivel socioeconómico alto.
- Al tiempo que más del 70% de todos los alumnos -tanto los de bajo como alto nivel socioeconómico- dicen utilizar la computadora en la escuela al menos algunas veces al año.
- Los datos según sector de gestión indican que el 68% de los alumnos que asisten a escuelas de gestión estatal utilizan la computadora al menos algunas veces al año, mientras que este porcentaje asciende a 79% para aquellos que asisten a escuelas de gestión privada.
- Es interesante notar que, si analizamos estos porcentajes por nivel socioeconómico, encontramos que, en aquellas escuelas a las que asisten los alumnos de menor nivel socioeconómico, no se presentan mayores disparidades entre escuelas públicas (71%) y privadas (71,8%).
- Las públicas que atienden a los alumnos de menor nivel socioeconómico son, al mismo tiempo, aquellas donde una mayor proporción de alumnos dijo usarlas.
- La escuela pública ha acercado la tecnología a muchos jóvenes que no cuentan con ella en sus hogares y se verifica la hipótesis planteada de que la escuela pública es un elemento igualador tanto en el acceso como en el uso de las nuevas tecnologías.
- Los resultados respecto del uso de las TIC muestran que no existen diferencias significativas por nivel socioeconómico de los alumnos en las actividades planteadas por los profesores. En todos los niveles socioeconómicos, el uso pedagógico de las TIC aparece asociado en mayor medida con el empleo de programas y recursos más sencillos de operar o de uso más extendido: procesadores de texto, visualizadores de documentos escritos o motores de búsqueda en Internet.
- Las actividades menos habituales sin distinción de nivel socioeconómico de los alumnos involucran tareas más complejas desde el punto de vista de los recursos implicados, tales como lenguaje de programación, manejo de software de simulación o de programas de cálculo matemático.
Sólo el 0,2% de los alumnos de todo el país con clases
Según un informe de CIPPEC, apenas 22.537 estudiantes, de los 11.414.928 millones que conforman la población de niñas, niños, y adolescentes que concurren a los niveles inicial, primario y secundario de todo el país, están asistiendo hoy a clases presenciales. Esta cifra representa aproximadamente el 0,2% del total de estudiantes y revela la necesidad de que las autoridades educativas nacionales y provinciales planifiquen e implementen el regreso a las clases presenciales, por el alto riesgo de abandono escolar y pérdida de aprendizajes, sobre todo en las poblaciones más vulnerables.
Estos datos surgen del “Mapa de la vuelta a las clases presenciales”, elaborado por el Programa de Educación de CIPPEC, una herramienta interactiva que releva qué provincias están implementando el regreso a las clases presenciales, en qué niveles educativos lo están haciendo, y para qué población de estudiantes, cumpliendo con el protocolo definido por el Ministerio de Educación de la Nación. Según la Encuesta Nacional de Continuidad Pedagógica del Ministerio de la Nación, en los últimos seis meses el 10% de los estudiantes tuvo contacto con la escuela dos o tres veces por mes o no tuvo contacto. “La evidencia de episodios críticos en otros contextos y las características que la continuidad educativa a distancia ha tenido para algunos grupos permite prever impactos negativos en los aprendizajes, en las trayectorias escolares y en aspectos psicosociales, con una profundización de la desigualdad. Es por ello que hoy es clave planificar el regreso a la educación presencial en Argentina”, explicó Alejandra Cardini, directora del Programa de Educación de CIPPEC.
“Lo que buscamos con esta herramienta es reflejar la evolución del regreso a clases presenciales en cada provincia. Ese regreso, lejos de ser un recorrido lineal, está marcado por intermitencias y adaptaciones a las estrategias, ya que la pandemia impone como nunca la necesidad de generar respuestas situadas, que se adecúen a la realidad de cada territorio y comunidad educativa”, sostuvo Cardini. El mapa, que tendrá una actualización periódica, muestra desde el 2 de marzo de 2020 a la fecha las marchas y contramarchas de las provincias en el regreso a las clases presenciales.
Empeoramiento de la educación
La Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y Voices! realizaron un nuevo estudio de opinión pública a nivel nacional con el objetivo de comprender opiniones, actitudes y percepciones de los argentinos respecto del sistema educativo en la Argentina y la utilidad de los conocimientos adquiridos en el mismo frente a las necesidades del mundo laboral.
El trabajo de campo se realizó entre los días 5 al 9 de mayo del 2020 en base a encuestas online complementadas con encuestas vía telefónica para lograr una cobertura adecuada de todos los sectores socioeconómicos en todo el país, alcanzando un total de 1315 respuestas de personas de 16 años y más.
Más de la mitad de los argentinos (52%) consideran que el sistema educativo ha empeorado durante los últimos 10 años, percepción más alta entre los hombres, los ciudadanos de mayor edad, mayor nivel socioeconómico y mayor nivel educativo. En términos comparados, hay una tendencia negativa en la percepción sobre la evolución del sistema respecto del año 2016. Luego de 4 años, el reconocimiento de una mejoría del sistema disminuyó en 8 puntos porcentuales (24% en 2016 vs. 16% en 2020), mientras que las opiniones en torno a que el mismo ha empeorado subieron 10 puntos porcentuales (42% en 2016 vs. 52% en 2020).
Las opiniones respecto del futuro del sistema educativo se encuentran divididas. Mientras que el 32% considera que éste mejorará, el 25% considera que se mantendrá igual que ahora y el 26% cree que éste empeorará. El pesimismo es más alto entre los hombres y entre aquellos con mayor nivel socioeconómico y educativo. Mientras que el 24% de los argentinos considera que el sistema educativo se encuentra suficientemente preparado para enfrentar los desafíos tecnológicos que sucederán de acá a 10 años, el 67% opina lo contrario. Las opiniones negativas son más elevadas entre los sectores socioeconómicos medios y de mayor nivel educativo.
Además, la mitad de los encuestados (51%) considera que los docentes no están preparados para encarar los desafíos de la educación del siglo XXI. El pesimismo sobre la preparación de los docentes es más alto entre los residentes del Área Metropolitana de Buenos Aires, así como entre los sectores de nivel socioeconómico medio. Esta perspectiva negativa también se acrecienta a medida que se eleva el nivel educativo.
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