La pandemia por COVID-19 cambió al mundo, en tan sólo 9 meses. Este año, la ONU estima que 168 millones de personas en el mundo necesitarán ayuda humanitaria a causa del coronavirus. En este contexto, los voluntarios pasaron de un rol pasivo a uno más activo, y las organizaciones que necesitan de ese apoyo se diversifican cada día. La actualidad nos propone adaptación y transformación.
El voluntariado, tal y como lo conocemos, está atravesando un proceso de transformación y evolución para adaptarse a los tiempos y las formas que corren. Hoy podemos identificar voluntarios que tienen un rol más activo y que toman la iniciativa frente a proyectos de acción social.
Por su parte, la crisis que nos presentó la pandemia movilizó a muchas personas que decidieron formar parte activamente de diversas iniciativas sociales para brindar su apoyo, como colaborar en acciones puntuales, sumarse a campañas en redes sociales y/o realizar donaciones.
Muchas ONG batieron récords históricos en donaciones, actividad de voluntariado y participantes de actividades. Existen numerosos casos como el programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires “Mayores Cuidados” que durante el primer mes tuvo casi 40 mil inscriptos; o el Programa UBA en Acción, de la Facultad de Medicina, que tuvo unos 7 mil anotados (cinco veces más que años anteriores) o el caso de la organización Helpers –una ONG que asiste en situaciones de emergencia– que antes de la cuarentena tenía alrededor de 1100 voluntarios y hoy supera los 4 mil.
En este contexto de pandemia y crisis, podemos ver una tendencia clara en la que hay, cada vez más, voluntarios profesionales predispuestos a colaborar. “Entendemos que esto se da por dos motivos: el primero, porque sienten que el contexto requiere de su tiempo y conocimientos; y en segundo lugar por la facilidad que encuentran en dar una mano desde la comodidad de su casa. Es importante destacar también que las organizaciones se adaptaron a estos tiempos virtuales para poder aceptar esta ayuda online”, explicó Mario Roset, co fundadorde Civic House, una organización sin fines de lucro internacional que ofrece un espacio de creación y colaboración para impulsar e integrar iniciativas y organizaciones de innovación cívica de alto impacto.
Una de las organizaciones miembro de la Comunidad Cívica de Civic House es Fonselp, que fomenta la conexión entre universidades, ONG y empresas para ofrecer o solicitar productos y servicios con impacto social. Desde una plataforma propia de esta organización se gestionan donaciones y oportunidades de voluntariado, capacitaciones y compras con impacto, entre otras tantas acciones. Las empresas encuentran en este espacio a sus mejores aliados para generar impacto y enfocarse en la sostenibilidad desde un enfoque innovador.
Voluntariado como oportunidad de transformación
“El desafío que nos proponemos como organización y como voluntarios es no esperar a que una organización, un emprendedor o una pyme startup nos convoque, tenemos que entender que nosotros mismos podemos ser partícipes activos de este futuro que queremos crear”, explicó Matías Laurenz, fundador de Fonselp, y también fundador de Res Non Verba, que luego se convertiría en Civic House y trascendería las fronteras de Argentina hacia un enfoque regional.
El voluntariado es un eje fundamental para las organizaciones, según un informe de la ONU, la fuerza de trabajo voluntario casi triplicaba el número de personas que trabajaban en servicios financieros en todo el mundo para el 2018, y superaba en más de cinco veces el de quienes se dedicaban a los sectores de la minería y la extracción. Sin embargo, la parte pasiva de este rol está cambiando. Los voluntarios ya no están a la espera de que una organización los convoque sino que han tomado un rol activo y dinámico en el tejido social. Hoy, las personas tienen una necesidad de ser ciudadanos activos.
Un ejemplo claro es el reciente cambio en la estrategia de Idealist, una herramienta por excelencia para que las ONG consigan voluntarios, en la que se inauguró una sección llamada “Sé parte del cambio. Actúa”. Allí, la ciudadanía que desea hacer un voluntariado puede buscar activamente proyectos afines para colaborar sin que una ONG la convoque. Laurenz precisó: “Ser protagonistas es una tendencia, y es algo que muchas organizaciones deben aprovechar como oportunidad. Toda esta transformación nos propone ser menos pasivos y tomar las riendas de nuestras propias acciones para cambiar el mundo”.
Las personas tienen una nueva oportunidad de transformarse y convertirse en ciudadanos activos que se involucran dinámicamente en los proyectos sociales. No se trata solo del voluntariado tradicional en el sentido de ayudar a una ONG que lo necesita para sus tareas de impacto social o ambiental, como ayudar en un colegio rural o plantar árboles para colaborar con el medio ambiente, sino también pensar el fortalecimiento del tejido social como un todo.
“Hoy por hoy, como prioridad, necesitamos colaborar con las PyMES o emprendedores que quedaron golpeados, y hay que entender que hay muchas maneras de ser parte de un movimiento. Por ejemplo, mediante el voluntariado universitario que, a través de prácticas profesionales no rentadas donde el voluntario se lleva una práctica profesional a cambio de donar su tiempo, aporta mucho valor a distintas organizaciones que se ven altamente impulsadas por estos aportes”, argumentó Laurenz.
La propuesta actual es no considerar sólo las oportunidades tradicionales de voluntariado, sino ver que hay distintas opciones de procesos diferentes relacionados a esta colaboración, pero con nuevas formas y enfoques innovadores.”Ser voluntario es una forma altruista que puede empezar por uno, que contagia a otros y así termina armando toda una estructura. El impacto de algo que comienza con muy poquito puede ser enorme”, concluyó Laurenz.
El esfuerzo de las partes genera una potencia mayor. Es el caso de Fonselp que logra conectar a esta nueva faceta de voluntarios con organizaciones y empresas innovadoras con el fin de transformar el futuro. Para alcanzar este objetivo se apoya en la comunidad generada entre las organizaciones miembro de Civic House, que ofrece una estructura y brinda asesoramiento en el desarrollo de los proyectos. Cada acción busca reducir el impacto de esta crisis en los diferentes ámbitos y, junto a una ciudadanía comprometida, como sociedad estamos logrando unir la tecnología con el cambio social.
SEGUÍ LEYENDO: