Corría el año 2011 cuando Horacio Teitelbaum y Carlos Simonelli se conocieron en un club donde ambos iban a hacer natación. Era noviembre, y lo que empezó con un par de mensajes de texto y encuentros a tomar algo, terminó con un matrimonio y una familia ensamblada, hoy tienen cuatro hijos: Alma, Ayra, Vincent y Vigo.
La travesía de conformar una familia comenzó en el 2013, cuando Horacio le comentó a Carlos el proyecto de concebir a su primera hija. “Lo de Alma era un proyecto concreto que tenía antes de conocerlo a Carlos, yo iba a viajar a Estados Unidos para conocerla a través de un vientre subrogado y le pregunté si me acompañaba, la fuimos a buscar y no nos separamos nunca más”, comentó emocionado a Infobae Horacio Teitelbaum.
De este modo, se convirtieron en padres de la pequeña Alma, quien hoy tiene siete años: “Cuando la tuvimos nos dimos cuenta de que era una experiencia hermosa. Ella es genéticamente de mi procedencia, y entre ambos nos dimos cuenta de que era hora que Carlos pruebe con su material genético. Para esta ocasión decidimos hacerlo en Argentina, y justo coincidió con la modificación en el Código y se trató todo el tema de la afiliación. Una conocida se había ofrecido y eso nos facilitó mucho todo”.
“Nos enteramos que teníamos mellizos en camino y fue emoción pura. Aparte, que toda la experiencia de embarazo la pudiéramos vivir de cerca con la gestante fue realmente muy especial para nosotros. Poder estar en el día a día”, confesó Horacio.
Con Ayra y Vincent recién llegados, la pareja soñaban con un bebé más para la familia: “Soñábamos con tener cuatro, así que recibimos al más chiquito Vigo que vino a completar la familia. Hoy somos seis, y es realmente emocionante”.
En casi diez años de relación y dos de casados, la pareja conformó una gran familia que tiene como norte el cariño y los valores. Sin embargo, se encontraron con algunas piedras en el camino. Hoy los tres niños nacidos en Argentina tienen partidas de nacimiento y DNI provisorios.
“Cuando recibimos a Alma, ella llevaba únicamente mi apellido porque fue un proyecto personal que encaré solo y Carlos la adoptó, así que hicimos un cambio en la partida de nacimiento de la nena. A partir de los mellis y Vigo, nos acoplamos a un recurso de amparo colectivo que inició el defensor del pueblo de CABA y la federación LGTB, que decía que todos los nacidos por gestación por sustitución si tienen documentada la voluntad procreacional, es decir, que nacen a través de un gestante, se pueden inscribir en la partida de nacimiento con los apellidos de quienes hayan presentado esa voluntad. Pudimos anotar a los tres en el registro civil con el apellido de ambos”, enfatizó Horacio.
Sin embargo, que Alma lleve ambos apellidos mediante la adopción de Carlos fue un problema: “El defensor de menores quería que hagamos lo mismo con nuestros tres hijos, es decir, que yo adopte a los mellis cuyo material genético es de Carlos, y que Carlos adopte al más chico que tiene mi material genético, pero en primera instancia logramos la inconstitucionalidad del Código que decía que ‘madre es quien da a luz y la que va en el papel'. Lo ganamos en la Cámara pero volvió a apelar y finalmente fuimos a la Corte Suprema. Hoy nuestro caso está hace más de tres años y la documentación de los chicos es provisoria”.
“En ningún lado dice que la documentación es provisoria pero es una cuestión interna que tiene que ver con nuestra dignidad y el derecho a transmitirle la identidad verdadera a nuestros hijos. También, porque sabemos que esto puede instalar un precedente para muchas otras personas que están pasando por lo mismo”, aseguró Horacio.
Y aunque intentan no opacar a diario la felicidad de estar juntos, ambos desean cuanto antes que la Justicia resuelva su caso: “Mi deseo es que terminemos con este tema cuanto antes. Lo tuve durante mucho tiempo en ‘frezeer', pero en esta pandemia, donde es necesario ver empatía, solidaridad y fibra humana, espero que nos den el ejemplo desde la Justicia. Este es un tema que se tiene que resolver, por los chicos, porque no es un tema menor”.
Según explicó Carlos, ser padres fue lo mejor que les pasó en la vida, y es el rol con el que más cómodos se sienten: “Siento que antes de convertirme en papá había un montón de fórmulas, pero me encontré con que no hay nada escrito, sino que es algo que se va construyendo día a día. Y cuando creías que lo manejás de ‘taquito’ al tema, te volvés a sorprender. Deseo que el día de mañana sean libres, dueños de sí mismos, que hagan lo que el corazón les dicte y que sepan siempre que vamos a estar”.
Durante la cuarentena, la familia recibió un pedido muy especial: debido a la situación de pandemia, como había chicos que iban a ingresar a los hogares porque sus padres se enfermaron de coronavirus, desde la Dirección de Niñez y el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes decidieron seleccionar a familias de tránsito para encontrarles un lugar a los más chiquitos y darles alojamiento a los más grandes. Seleccionaron a Carlos y Horacio.
“Durante 104 días tuvimos a dos chiquitos más en casa. No lo dudamos ni un segundo. Lo hicimos de corazón y sabemos que fue un antes y un después en nuestras vidas. Los cuidamos como si fueran nuestros y fue una experiencia desafiante pero hermosa, un trabajo muy arduo cuidar a seis chiquitos, pero lo volveríamos a hacer con tal de ayudarlos”, enfatizó Horacio.
Ambos explicaron que Alma, que es la más grande, es la que por el momento tuvo más preguntas: “Alma va a cumplir siete años y ya nos ha venido a preguntar cosas como: ‘¿Por qué no tengo mamá?‘. ‘¿Fui comprada?’. Entonces siempre le explicamos con sumo detalle todo. Tenemos álbumes de fotos así como videos de su nacimiento y por el momento recontra asimiló todo. Siempre le explicamos que ella tiene dos papás, así como otros tienen a dos mamás o una mamá y un papá. Lo importante es tener una familia que te quiere, ser distinto a los demás no tiene nada de malo. Los otros tres son muy chiquitos aún para entender”.
En el Día del Niño, la pareja tiene un solo deseo: que la Justicia tome una decisión favorable con su caso y puedan estar tranquilos con que la identidad de los chicos esté asegurada.
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