Cada vez más personas descubren los engaños virtuales de sus compañeros o simplemente suponen traiciones que no son tales derivadas de un simple “me gusta”. En la era virtual, la tentación está al alcance de la mano.
Si bien los besos y las relaciones sexuales fuera de la pareja son considerados engaño por casi el 100 por 100 de los hombres y las mujeres, todo lo que ocurre antes de cruzar esos límites se presta a la confusión. La lujuria y el deseo son eternos, y la vida moderna facilita el engaño. ¿A qué actitudes hace referencia el “micro-cheating”?
A veces las relaciones pueden volverse rutinarias y aburridas, y estar activos en las redes sociales aparece como una gran opción para no perderse de lo mejor de la soltería. Evitar mencionar deliberadamente a una pareja en una conversación para presentarse como soltero/a o seguir e interactuar con un amante del pasado en las redes sociales son algunas de las formas que indicarían que alguien está realizando un micro-engaño.
Se trata de esas pequeñas acciones que indican que una persona pone su atención emocional o física en alguien que está por fuera de su relación. La línea divisoria entre el micro-cheating y la infidelidad es muy fina. Por eso, hay que estar atento y no naturalizar estas conductas.
El advenimiento de las redes sociales cambió muchas cosas sobre la sociedad, incluida la noción que mucha gente tiene sobre la infidelidad. Tradicionalmente requería una relación física entre un cónyuge infiel y su pareja romántica. En el pasado, las personas intercambiaban miradas, sonrisas y alguna nota de amor. Hoy, estos gestos fueron suplantados por los “me gusta”, mensajes directos y furtivos o hasta imágenes que desaparecen en segundos.
Una encuesta realizada por el sitio web de infidelidades Ashley Madison reveló que en nuestro mundo moderno hay una amplia gama de comportamientos que constituyen el engaño. El 55% de los encuestados aseguró que una conexión emocional se considera más una infidelidad que el acto sexual en sí. Quizás menos sorprendente es que más del 40% de los encuestados dijo que enviar fotos íntimas a otra persona que no sea su pareja constituiría el engaño. Y un número similar también reconoció que enviar mensajes de texto era una forma de infidelidad.
Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Indiana descubrió que los usuarios de Facebook con frecuencia usan el sitio para mantenerse en contacto con sus ex parejas o amigos platónicos con los que saben que pueden conectarse románticamente si sus relaciones actuales no prosperan. El estudio halló que los hombres se quedan en el pasado aproximadamente el doble que las mujeres. Pero entre ambos sexos, la práctica es generalizada: en promedio, los encuestados dijeron que tenían conversaciones románticas o sexuales con dos personas además de su pareja actual.
El impacto emocional de descubrir una traición virtual suele ser equiparable al de detectar el hecho físico y tangible de nuestra pareja y otro teniendo sexo, por ejemplo. Como dice la regla de oro, no le hagas al otro lo que no te gustaría que te hagan. Si es tu ego el que se siente satisfecho atrayendo la atención de otras personas pensá que podés dañar a tu pareja e ilusionar al receptor de tu atención virtual.
¡Cuidado con la profecía auto cumplida! La profecía auto cumplida es una creencia falsa que, cuando uno insiste en su verosimilitud, puede terminar provocando su concreción en la realidad. Muchos celosos, de tanto celar, terminan por dar ideas al potencial infiel, desencadenando el engaño temido.
Con la tecnología en el centro de todas nuestras actividades, incluidas las cuestiones del corazón, nos hemos encontrado en un terreno sexual sin explorar. Hay más opciones, pero muchas menos pautas. Es interesante pensar que esta nueva categoría nos desafía a repensar el límite entre lo que es considerado un engaño y lo que no lo es. Al fin y al cabo, lo fundamental es el pacto que cada pareja arme, y lo que dentro de esta se permita o no.
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