¿Quién no fantaseó en su infancia con armar su propia casa? Arriba de un árbol, de madera. Con sábanas y almohadones, en el cuarto. De bloques de madera, o con piezas de encastre. Así de simple y sencillo, la arquitectura actual tiende a sistemas constructivos en seco, con poca mano de obra, apuntando a una alta eficiencia en cuanto a tiempos y recursos utilizados. E inclusive con la posibilidad de que las termine de armar el mismo usuario.
En los países del norte se trata de un sistema ya consolidado. Aquí, la modalidad está en crecimiento y teniendo en cuenta la pandemia, y la necesidad del distanciamiento social, promete instalarse y traer soluciones. El diseñador Bobby Rastalsky es uno de los pioneros en sumarse a la movida. A raíz de la cuarentena y de un pedido personal, ideó un sistemas de casas panelizadas que puedan ser terminadas por el cliente. “Una amiga con una situación complicada, separada y sin mucho dinero, me pide hacer una casa cerca de donde vivo yo en un terrenito que ella tenía. Como no podía trabajar con mucha gente, me manda unos pesos y empiezo a construir paneles en casa. Después con un tráiler los llevé y la armé ahí. Toda la estructura de la casa la hice yo en mi propia casa. Una casita de 20 metros cuadrados con un entrepiso”.
A partir de esta primera casita, a Rastalsky se le ocurrió repetir el concepto y armar una empresa pequeña, Epidemie, que construya este tipo de espacios tanto para vivir como para trabajar, estudiar, o como espacios para los más jóvenes. “Unos amigos del sur, a los que ya les había armado un centrito comercial, me están pidiendo este tipo de casas, ya más grandes, en los alrededores de Villa Langostura. La idea es hacer todo acá y mandarle las casas pre armadas en paneles. Este es un proyecto de más metros pero con el mismo concepto”.
Las construcciones en seco, ideadas por Rastalsky, cuentan con un piso suspendido, son sustentables y muy fáciles de amar ya que vienen con un kit e instrucciones de armado. “Uso madera autóctona, de la zona, de producción y muchos materiales que reciclo: chapas, puertas, ventanas y manijas viejas. El baño, como los que se usan ahora, funciona por decantación donde las aguas se van transformando de sucias a limpias. Y la idea es ponerles paneles solares para generar electricidad, calefones solares, y hacer acopio de agua para filtrarla y potabilizarla. Son autosuficientes y sustentables en cuanto a los materiales y en su operatividad”.
Rastalsky cree que, más allá de la pandemia, los sistemas constructivos en seco son lo que se viene. “En Europa ya no se habla de ladrillos y las casas se miden por la pérdida térmica. Cuidándola de la fuga térmica, se logra calefaccionar con muy pocos recursos. La construcción en seco es la tendencia mundial”. Para el emprendedor no hay otra manera de construir que no sea en seco por sus ventajas en cuanto a tiempos, optimización de recursos y funcionalidad. “La casa levantada del piso, para evitar humedades. Con cañerías por debajo de la casa. Si se rompe algo, abrís un panel y lo cambias. Con instalaciones eléctricas a la vista para poder solucionar en el momento cualquier problema. Hágalo usted mismo, es un poco el concepto”, finalizó.
Modul.ar es otro emprendimiento, nacido en pandemia, y que tiene la misma filosofía de base: construcción en seco, rápida, y más inteligente. El arquitecto Juan Rey Obligado, uno de sus creadores, explicó a Infobae: “La idea surge ante la urgencia cada vez mayor, y puesta en evidencia en este tiempo de pandemia, de nuevos espacios habitables y alternativas a la construcción tradicional. Queríamos crear un sistema que pudiera armarse en pocos días, con consciencia del uso de los materiales y la mano de obra justa, dejando atrás la idea de obra húmeda que lleva mucho tiempo, genera desperdicios de material y tiene costos difíciles de calcular”.
El emprendimiento propone módulos de pocos metros cuadrados, que se fabrican sobre el terreno en menos de un mes, y se adaptan a las necesidades de los clientes. Los paneles llegan listos a la obra y se arman como un rompecabezas entre 2 o 3 personas. “Respetando la medida de los materiales prefabricados, reducimos los tiempos, el gasto operativo, el transporte y la mano de obra. Evitamos el desperdicio y hacemos más efectiva la construcción lo que lleva a un proceso más sustentable. Los módulos pueden ser usados como complemento de una vivienda, oficina, taller, estudio o incluso plantearse como un hogar en sí”, describió el emprendedor. Y finalizó: “Si bien la manera tradicional de construir en Argentina es el ladrillo, hoy la tendencia es la construcción en seco. Es más amigable con el medioambiente y, con un buen diseño, hasta más económica. En el mundo ya son tendencia los micro espacios, la portabilidad, y la flexibilidad de ambientes. Nosotros creemos en una construcción basada en estos pilares y vemos que cada vez más personas quieren construir de esta manera”.
Luis Di Palma, CEO de Steel Tech Group, se unió al debate y agregó: “Dadas las circunstancias sanitarias, el Steel Framing juega un rol clave. Es un sistema que, desde los materiales mismos que utiliza, garantiza distanciamientos aceptables que evitan la proliferación de los contagios. Por poner ejemplos concretos, una placa de yeso que es manipulada entre dos personas los mantiene alejados a más de 2,50 metros de distancia. La construcción de una vivienda de entre 60 a 100 metros cuadrados, puede ser construida en tres meses con una dotación de no más de cuatro personas simultáneamente en obra”.
Di Palma coincide en que estos sistemas constructivos facilitan y promueven la construcción rápida, eficiente y con menores desperdicios. Además de minimizar los movimientos de vehículos con materiales o con desechos, evitando traslados excesivos que puedan poner en riesgo la salud de sus trabajadores. Con respecto a la demanda en ascenso de este método, argumentó: “El Steel Framing tiene mucho por delante en la construcción de viviendas en nuestro país. Su velocidad constructiva y su excelente aislamiento térmico son las principales características distintivas por las que el cliente cada vez más lo solicita. Si a esto le sumamos que su costo constructivo es totalmente competitivo con el ladrillo, su participación en el mercado de la construcción en Argentina debería tener un gran crecimiento”.
Por último, explicó cómo se replicó en el sur del país. “Todas estas ventajas del steel framing fueron las que históricamente lo hicieron ser tan exitoso en esta zona. En la Patagonia el costo de la mano de obra y la logística es mayor que en el resto del país. Esta situación dio lugar a este sistema constructivo por ser más eficiente, de poco personal en obra y de plazos mucho más cortos. Y dadas las circunstancias sanitarias actuales puede ser una excelente solución para el resto del país”.
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