Por qué hay que prestarles atención a otras patologías, y no sólo a las que trajo la pandemia

Hay una gran cantidad de personas que están desarrollando o incrementado diversas patologías psiquiátricas, desde depresión hasta trauma, y otras que lidian con el sufrimiento provocado por enfermedades autoinmunes, o patologías cardiovasculares o cerebrovasculares. Las otras muertes, más allá del coronavirus

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El coronavirus afectó a más de 200 países (Shutterstock)
El coronavirus afectó a más de 200 países (Shutterstock)

Saliendo de su casa un médico ve que unos animales están muertos, la señal de una epidemia que azota al pueblo de Orán. A partir de allí se desarrollará una serie de acontecimientos que le hacen reflexionar sobre el valor de la salud, pero, fundamentalmente, sobre la existencia.

En otro relato un hombre esperando en un semáforo pierde la vista, y partir de allí descubrirá el comienzo de una epidemia de ceguera, en la que él es el sujeto.

Tanto Camus como Saramago, como tantos otros, nos han mostrado a las epidemias como factor movilizador que al cuestionar aquello que damos por hecho, la vida física, sea quizás la única manera de vivenciar la condición frágil de la existencia humana.

(Shutterstock)
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En estos relatos como tantos otros, el núcleo conceptual es que la señal es la enfermedad física pero que en realidad la existencia es un todo complejo e indisoluble, imposible de separar so pena de entrar en la inexistencia, aún cuando la vida biológica siga.

En nuestra sociedad tan fracturada por décadas de conflictos, tendemos a ver todo fragmentado, fracciones aisladas de un todo. Cuando la angustia y la incertidumbre es proyectada al otro, esos trozos partidos los oponemos entre sí, aún cuando son piezas de lo mismo. Nos acostumbramos a verlo en la política (partidos), pero no en el bienestar y la salud, donde todos tendemos en apariencia al mismo fin. Sin embargo, como la matriz conceptual es la fragmentación, hemos trasladado ahora esa ruptura a la salud, quebrando así la herramienta, y es el pensamiento lógico científico.

La irrupción del SARS-CoV-2 ha simplemente caído en la misma procesadora, y no podía ser de otra manera: ha creado opuestos en todas las áreas, y conceptos, todo es discutible, inclusive que es salud, concepto sin el cual no se puede cuidar la misma.

Pero es ahí donde no debió haber entrado nunca. Los ejemplos históricos de salud ideologizada forman parte de la tragedia de la humanidad. La base misma de esta es la aceptación de la realidad, observarla, estudiarla, testearla y luego implementar una serie de mecanismos diagnósticos para poder finalmente establecer la terapéutica en caso de ser esta posible, pero siempre absolutamente atado a lo que es realidad.

Hay más de 10 millones en el mundo de infectados por coronavirus (Shutterstock)
Hay más de 10 millones en el mundo de infectados por coronavirus (Shutterstock)

Hay una gran cantidad de personas que están desarrollando o incrementado las más diversas formas de patología psiquiátrica, desde depresión, a trauma, y que por algún extraño concepto aún imaginando que lo único valioso es la vida biológica, no entiende que termina inclusive en la muerte física. Los geriátricos hacinados que no eran geriátricos sino en su mayoría lugares con persona con patologías neurodegenerativasn por ende personas con discapacidad, son un ejemplo trágico.

Pero también, y aún en relación con el sufrimiento psíquico, enfermedades autoinmunes, o patologías cardiovasculares, o cerebrovasculares. O en los últimos días, un anciano aislado que se suicida pero que, dando positivo de COVID-19, se duda sobre el certificado de defunción. La lista puede ser interminable, los ejemplos lamentablemente son concretos.

El estudiante de medicina aprende desde el inicio a tomar al ser como un todo y cuando empieza a hacer sus primeras historias clínicas trata de tomar todos los datos, ya que algo inadvertido formará parte de eso que emerge como malestar, como enfermedad.

Por alguna razón estamos haciendo mala medicina. Hay otras muertes, aún en vida y son cada vez más. Tenemos, que visibilizarlas, atenderlas, antes que sea tarde.

*Enrique De Rosa es médico psiquiatra, sexólogo y neurólogo

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