Subrogación de vientre: ¿cómo es y cuánto cuesta en la Argentina?

En una entrevista con Infobae, el especialista en fertilidad Sergio Pasqualini analizó todas las ventajas de llevar adelante este método en nuestro país. Además, reveló cómo influye la pandemia de COVID-19 en los tratamientos de fertilidad

Ni Ucrania, ni Estados Unidos: ¿cómo es y cuánto sale la subrogación de vientre en la Argentina? (Shutterstock)

Kiev, Miami, California... Cada vez escuchamos más casos de parejas que, por diferentes motivos, viajan por el mundo en busca de concretar su más ansiado anhelo: convertirse en padres a través de la subrogación de vientre. Sin embargo, hay muchas personas que desconocen que pueden hacerlo en nuestro país, sin tener que tomar un avión y con un costo muchísimo más accesible.

Si además lo necesitan, pueden recurrir a la donación de óvulos y espermatozoides que se realiza de modo anónimo. Finalmente, si lo desean, pueden elegir a la donante -en su mayoría de origen ucraniano- a través de catálogos donde pueden conocerla por fotos e interiorizarse sobre su vida personal. Todos los detalles en esta entrevista de Infobae con el especialista en fertilidad, Sergio Pasqualini (MN 39914), pionero en ese tema en nuestro país, ya que la primera subrogación en la Argentina se hizo en 2011 en Halitus Instituto Médico, entidad que fundó y dirige.

-¿Cuáles son los cambios que ve ahora en los distintos tipos de familia y cómo es la subrogación de vientre en nuestro país?

-Hace 15 años, una mujer que no se embarazaba iba al médico sola, porque el marido le decía que fuera al ginecólogo a ver qué le estaba pasando. Ahora viene la pareja y, si alguno de sus integrantes -heterosexuales u homosexuales- no puede venir, te piden disculpas. Hace 15 ó 20 años, el promedio de edad de las mujeres que venían a consultar era de 23 años. Hoy es de 37 ó 38 años. No solo cambió el tipo de familia, también cambió el deseo de tener hijos.

Pero lo que no cambió es el reloj biológico: la vida útil de los ovarios sigue siendo igual o quizás menor que hace 100 años, porque se le van agregando mutaciones por el paso del tiempo de manera muy lenta, además del medio ambiente, que afecta la parte reproductiva.

Subrogación de vientre en la Argentina (Shutterstock)

Uno llega a la frase “donde hay amor, hay familia” cuando ve las consultas de ahora y que antes eran impensadas, pero que son producto de los avances de la medicina. Antes, los hombres sólo podían adoptar pero, a medida que todas estas técnicas fueron apareciendo, pueden tener la oportunidad de tener un hijo biológico.

También está el tema del turismo reproductivo, porque empezaron a aparecer leyes en distintos países que hacen que la gente se movilice para poder lograr su objetivo de acuerdo al problema que tiene. Las parejas también se movilizan por un tema económico y para poder llevar adelante el embarazo.

Los donantes aquí son anónimos. No obstante, nosotros también trabajamos con un banco de óvulos que está en Bélgica y todas las donantes son, por lo general, de Ucrania. Hay parejas que buscan ese tipo de genética y hay catálogos donde pueden ver las fotos de las donantes.

Desde 2013, cuando un fallo de la justicia reconoció como padres a la pareja que tuvo la voluntad procreacional, tuvimos más de 55 nacidos por subrogación de vientre y el año pasado tuvimos 157 consultas por ese tema. Hay mucho interés hoy en la subrogación y mucha gente no lo hace en nuestro país porque desconocen que se puede hacer.

Con la pandemia, las personas que viajaron a Ucrania por subrogación tuvieron complicaciones para reunirse con sus hijos recién nacidos, ya que no se puede viajar. En China dejó de estar prohibido tener más de un hijo y ahora viajan a Ucrania, igual que los españoles, ya que en su país la subrogación está prohibida. Todo va cambiando de acuerdo a las circunstancias.

Los valores de la subrogación de un vientre en la Argentina son en pesos y hablamos de un monto equivalente a 10 mil dólares a valor oficial.

Ni Kiev, ni California, ni Miami. En Argentina, también puede subrogarse un vientre y con valores mucho más accesibles (Shutterstock)

-En la Argentina hay muchos mitos con el tema de la subrogación de vientre, ¿por qué algunas parejas la hacen afuera y no aquí?

-Si un empresario muy viajado va al este de los Estados Unidos, la subrogación puede salir unos 120 mil dólares. En el oeste, unos 200 mil. Ahí hay un impedimento económico para la mayoría de las personas, al margen de que no todos saben moverse bien con un tema de salud lejos de su país. Lo que para uno es fácil, para otro es complicado. No es sólo el tema económico. Hay personas que van a Ucrania porque alguien se lo recomendó. Claro, los que recomiendan se basan en casos que anduvieron bien, que son muchos, pero no se conocen todas las historias ni las cosas que podrían pasar. Si uno hace la subrogación en su país, puede averiguar todo y estar mucho más tranquilo.

Un punto importante es cuando las parejas nos consultan sobre quién sería la mujer que llevaría el embarazo y ahí les decimos que es fundamental que le cuenten a su entorno cuáles son sus planes para poder concretar su deseo. Si el entorno no sabe que la pareja buscar subrogar un vientre, nadie les va a preguntar si necesitan que alguien les lleve adelante el embarazo.

Si lo blanquean y lo hablan con naturalidad, seguro que alguien va a aparecer para ayudarlos desinteresadamente. Hasta puede ser que se ofrezca la persona menos pensada. Nosotros no salimos a buscar a la portadora pero, cuando las parejas llegan con ella, la evaluamos con una psicóloga y una asesora legal para ver si se puede avanzar o no.

(Shutterstock)

El deseo de ser madre lleva a cosas que no dejan de sorprender, como pasar por 5 ó 6 in vitro. La subrogación tiene sus cosas, no es como hacer un in vitro, pero se puede hacer perfectamente por más que no haya una ley. El Código Civil brinda protección ya que se se incorporó la figura de la voluntad procreacional y que es la base para que el niño sea reconocido como hijo propio de una pareja, aunque el embarazo lo haya llevado adelante otra mujer.

Si el bebé nace en la ciudad de Buenos Aires no hace falta ir a un juzgado. Directamente, se va a anotarlo al Registro Civil con un consentimiento de más de 27 páginas armado por nosotros y que se firma frente a un escribano, donde están todas las partes con sus representantes legales. Si nace fuera de la Ciudad, después del nacimiento se puede ir ante el juez o, también, ir a pedir permiso antes. Nosotros recomendamos la primera opción.

No hay una ley que lo reglamente, pero tampoco hay una ley que lo prohíba. Así que todo lo que no está prohibido se puede hacer, solo hay que manejarse como corresponde y con un buen asesoramiento para evitar situaciones adversas. Con esto de la pandemia, la Argentina pasó a ser un lugar súper interesante para tenerlo en cuenta.

-¿Quiénes son las donantes de óvulos y cómo se eligen?

-Hay cuestiones genéticas que son importantes, por ejemplo, una pareja de japoneses necesitan de un donante de esa nacionalidad para que no haya diferencias. Las donantes de óvulos pasan por una primera entrevista, donde son evaluadas para ver si son conscientes de lo que van a hacer. En algunos casos, las descartamos. De cada 100 que se acercan, las que tomás no llegan a 10. Hay mucha selección por distintos motivos, como psicológicos, genéticos, médicos, etc. La donante está muy estudiada.

Hay parejas que buscan la genética de las mujeres ucranianas, los óvulos vitrificados funcionan bien y los tiempos de espera son mínimos: en dos o tres meses se hace el tratamiento. Para algunas parejas la cuestión genética es importante, mientras que para otras no: sólo quieren un hijo.

El nivel de las donantes de óvulos y de espermatozoides fue cambiando. El 80% de nuestras donantes de óvulos tiene formación terciaria y hace años eso no pasaba.

Con la donación de óvulos, uno tiene que respetar las características de los pacientes para que después no haya contraste. Es lo mismo que le pasa a un cirujano plástico cuando tiene que respetar la fisonomía del paciente. Ver o no la foto de la donante es secundario, uno tiene que tener confianza en el profesional que lo está tratando.

REUTERS/Kacper Pempel

-¿Por qué es importante congelar óvulos y hasta qué edad puede hacerse?

-El congelamiento de óvulos es algo que todas las mujeres tendrían que tener en cuenta. Lo ideal es congelar antes de los 33 años, tener los hijos que desees antes de los 50 y después, si quedan óvulos congelados, podés donarlos o descartarlos. Lo que contrataste es un seguro sin garantía. Es como un seguro de vida: está bueno tenerlo pero es preferible no usarlo.

Después de los 35 años, la curva de la fertilidad empieza a bajar bruscamente. Hay mujeres que se embarazan a los 28 y a los 30 ya no pueden volver a hacerlo. Nadie sabe qué librito trae bajo el brazo en cuanto a reserva ovárica, porque a veces los ovarios fallan más temprano de lo que deberían.

Hay mujeres de 40 años que mantienen su fertilidad mejor que otras de 35 años. Se las evalúa con análisis hormonales y con una ecografía de los ovarios. Si bien uno recomienda que cuanto más temprano se conserven los óvulos, tanto mejor, no descartás a nadie por la edad porque te encontrás con sorpresas.

Tampoco hay que olvidarse de los hombres. Encontrás a un hombre de 70 que embaraza a una mujer de 30 y, a la inversa, nunca lo vas a encontrar. Pero también, con el tiempo, el hombre va perdiendo su capacidad reproductiva y, si no la pierde, puede generar cosas que se podrían evitar. Con un espermograma, que es algo muy simple, se puede saber cómo está.

Si congela espermatozoides, el día de mañana también eso lo puede ayudar: si tuviera una muestra congelada a los 30 años, cuando llegue a los 60 podría evitar algunas cosas, si es que no perdió toda posibilidad.

(Shutterstock)

-O sea, también es importante que el hombre congele sus espermatozoides

-Sí, es importante que el hombre también congele. Hay parejas que vienen a consultar pensando que el problema es de la mujer. Le hacemos un espermograma al hombre y vemos que no tiene esperma. Y ahí no hay nada que hacer más que recurrir a un donante. Hay que saber que, por más que el hombre eyacule, no significa que su semen esté en buenas condiciones. Además, es mucho más fácil evaluarlo que a la mujer.

-¿Qué pasó con los tratamientos de fertilidad con la llegada del COVID-19?

-La aparición del coronavirus fue muy brusca y, de golpe, nos encontramos sumergidos en todo esto. Tanto a los médicos que hacemos fertilidad, como a nuestros pacientes, la pandemia nos agarró desprevenidos. Algunas personas que buscaban un embarazo se vieron beneficiadas por la cuarentena, pero en otros casos, la sexualidad empeoró porque se suma toda la incógnita de la economía, el temor al contagio etc. Estresarse afecta a la reserva ovárica pero cada historia es diferente.

Con el inicio de la cuarentena, tuvimos que cortar los tratamientos que estaban por iniciarse. Posteriormente, se autorizaron los tratamientos para las reservas ováricas disminuidas y para las bajas respondedoras, para que el paso del tiempo no afecte el objetivo: lograr un embarazo. Una mujer con 30 años, que tiene las trompas tapadas, tiene un margen de tiempo para esperar que esto pase. Pero, en el caso de las mujeres de más de 37 o 38 años, la situación es diferente y reviste cierta urgencia.

El especialista en fertilidad, Sergio Pasqualini

-¿Es aconsejable buscar ahora un embarazo?

-Por el temor al contagio de COVID-19 hay un infundado miedo a embarazarse. Pero es necesario saber que nadie prohibió, ni aconsejó embarazarse por el coronavirus. Aún no sabemos mucho de este virus, ya que todavía no hay nacimientos de bebés con madres que se hayan contagiado al principio del embarazo. Lo que sabemos es que, las mujeres que se contagiaron en el segundo o tercer trimestre, no tuvieron problemas, incluso, si el bebé se infectó. Las mujeres se enferman menos de ésto que los hombres, ahí también tienen un punto a favor.

Además, sabemos que una mujer embarazada tiene el mismo riesgo frente al COVID-19 que si no lo estuviera. Entonces, podemos decir que este virus, desde el punto de vista del embarazo, es amigable. En el caso de las donaciones de óvulos y espermatozoides es necesario saber que ambos no son afectados por el virus. El único riesgo lo corren el anestesista o la gente que trabaja con la donante, pero no la receptora. Todos los centros de fertilidad tomaron las normas y protocolos para evitar los contagios.

-¿Cuáles son los principales temores que ve ahora en las parejas y cómo les lleva tranquilidad?

Todas las parejas que están ansiosas por empezar su tratamiento me llaman y escriben para ver cuándo pueden empezar, pero entienden perfectamente la situación que estamos viviendo. Las personas se tranquilizan cuando uno las acompaña, hay que hacerlas sentir que las llevamos de la mano, que no están solas. Armamos un grupo de contención, con una counselor que se ocupa de acompañar y contener a las parejas.

Lo bueno de esta pandemia es que nos agarra en un momento donde, si bien estamos aislados, con la tecnología estamos más comunicados que nunca.

-¿Qué cambios cree que llegaron para quedarse?

Las consultas virtuales van a quedar. No todas van a ser con esa modalidad pero sí una buena parte. Las plataformas nuevas que estamos viendo son fantásticas, incluso, en el caso de los ateneos que hacemos los médicos.

Hay mucho ahorro de tiempo en todo, por ejemplo, con los traslados. Con las videollamadas se respetan mucho más los tiempos que del modo presencial. Los congresos mundiales también se van a hacer así, aunque claro, que va a faltar el contacto humano para relacionarse.

Los tratamientos de fertilidad en los tiempos del COVID-19 (Shutterstock)

-¿Qué pasa cuando un embarazo no llega y cuándo es recomendable hacer una consulta?

Es fundamental el enfoque integral de la persona que busca un hijo. Es importante la relación mente-cuerpo porque si la cabeza está bien, el cuerpo actúa mejor. El yoga es importante, la nutrición es fundamental y, cuando corresponde, es clave el acompañamiento psicológico. Una buena sexualidad hace a una mejor fertilidad, porque hace que el cuerpo funcione mejor y que la persona se sienta bien. El rol de la sexóloga también es clave porque el tiempo y la rutina hace que muchas cosas se pierdan en una pareja, ello sumado a un embarazo que no llega y los afecta.

Tiene que pasar un año para considerar infértil a una persona y eso lleva a que las parejas dejen pasar tiempo para llegar a la consulta. Lo ideal es que la hagan lo antes posible, porque con cosas muy simples podemos saber si lo básico está bien, como por ejemplo, ver el tema de los espermatozoides con un espermograma, que es algo muy simple.

La consulta tiene que ser lo antes posible y con alguien lógico, que no te llene de estudios ni cosas innecesarias.

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