Crónicas de la pandemia a través de una mente brillante: “El COVID-19 hoy perdió su fuerza inicial"

Una pieza audiovisual exclusiva que recorre cinco temas fundamentales sobre el nuevo coronavirus a través de la mirada lúcida y científica del médico infectólogo Daniel Stamboulian, y que resume todo lo que hay que saber sobre la pandemia. Además el análisis a fondo del día a día para combatir a la enfermedad que aún tiene detenido al mundo

Dr. Stamboulian - El camino global del COVID-19

Inclaudicable, sereno y brillante, así funciona el médico pediatra e infectólogo argentino Daniel Stamboulian frente a la ciencia en general y especialmente frente a la argentina. Y como buen hijo de inmigrantes armenios es un trabajador incansable y una mente lúcida y focalizada con sus espléndidos más de 80 años a cuestas. Un verdadero andariego de la ciencia, que a cualquier lugar que llega reúne un grupo de personas a su alrededor y él siempre tiene algo nuevo para enseñar.

Escucharlo es acceder en primera persona al saber y al contexto preciso de los grandes hitos de la historia de la medicina pero sobre todo de su impacto social, algo que siempre lo ha desvelado. Cómo comunicar mensajes de salud hacia el mayor número de personas y que la sociedad pueda apropiarse de esas ideas para incentivar la prevención. Algo que en este tiempo pandémico suena cercano, pero Stamboulian lo practica desde hace 50 años. A lo largo de su carrera pudo sintetizar esos dos mundos que con el tiempo convirtió en uno solo y en un adelantado para la época: comunicar mensajes científicos simples y para todos. Educar y concientizar a la población en temas de salud es una manera de curarlos.

Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires y se graduó como médico en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1962, con Diploma de Honor. Tres años después, completó su residencia en el Hospital de Clínicas José de San Martín. Con una beca bajo el brazo, se especializó en Infectología en la Universidad del Sur de California. En 1971 y cargado de diplomas, regresó al país decidido a extender el modelo moderno de Infectología que conoció en los Estados Unidos.

Esta vez Infobae invitó al doctor Stamboulian para desmenuzar desde adentro a la pandemia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 , los temas relacionados con el COVID-19, las últimas investigaciones y tratamientos que desde hace 5 meses somete al mundo a la incertidumbre, el confinamiento y a distintas estrategias epidemiológicas para librarnos de un virus al que todavía no se lo tutea. Sin embargo el mensaje de Stamboulian es profundamente optimista: la vacuna está cerca y el virus modera su virulencia en cada vez más países del mundo. Aquí se iniciará un viaje por el camino global del COVID-19 en cuatro episodios temáticos:

Bloque temático 1 - Los epicentros de la pandemia, de Wuhan hasta hoy

El epicentro de la pandemia por COVID-19 permitió conocer una ciudad pujante pero de la que el mundo poco sabía: la ciudad de Wuhan, una megalópolis industrial situada en el centro de China y capital de la provincia de Hubei, con 11 millones de habitantes. (PH REUTERS/Aly Song)

El epicentro de la pandemia por SARS-CoV-2 comenzó a fines de diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, y con cierta celeridad se extendió a 190 países del planeta. Esta fuerza de amplificación hacia el mundo entero es lo que impulsó a la OMS a declarar la emergencia de salud pública mundial el 30 de enero de 2020 por el nuevo coronavirus, que desde hace casi cinco meses paralizó al mundo

Retomó Stamboulian, “cuando se avanza en el estudio sobre cómo se extendió el coronavirus SARS-CoV-2 es importante tomar como marco la epidemia por SARS 1 (en el año 2002-2003 ) y MERS (2012). El SARS 1 se trató de una infección muy severa con el 10% de mortalidad pero que no es extendió a muchos países. Se concentró en Canadá pero tuvo una mortalidad alta, mucho mayor que la actual por COVID-19 (entre 3 y 4%, según estimaciones de la OMS)”.

En 2012 apareció el MERS en Arabia Saudita y en los países de esa región -también una epidemia de la familia de los coronavirus- y la diferencia es que la mortalidad fue aún mayor, casi del 37 %. Entonces la pregunta que se dispara es, ¿Cuál es la diferencia con el COVID-19 en esta familia de los coronavirus que hace varios años acechan al mundo?

El COVID-19 se extiende mucho y fácilmente en la comunidad -tiene un alto grado de transmisibilidad- y provoca infecciones no muy severas - a diferencia del SARS y MERS -; es claramente menos agresivos que los anteriores. El 80% son infecciones que provoca el COVID 19 leves o moderadas. Sí, hay que mirar con atención, el 20% de las infecciones que afecta directamente a los adultos mayores porque tiene un comportamiento mucho más severo sobre todo en los que son diabéticos e hipertensos con una mortalidad muy elevada. De allí, la importancia de proteger a los adultos mayores. El impacto en esa franja etaria -podemos localizarla aproximadamente a partir de los 65 años y más- son los que nos dieron las cifras de mortalidad en el caso argentino y en el mundo en general”, explicó el infectólogo.

Bloque temático 2 - Dos países éxito frente al SARS-COV-2: Eslovenia y Nueva Zelanda

Un primer plano bajo la lente ampliada del miscrocopio del nuevo coronavirus. Sin duda, hoy la teoría del “debilitamiento natural” del SARS-CoV-2 divide a los especialistas más destacados del mundo. (Photo REUTERS BY A THIRD PARTY)

Cuando se analiza qué pasó en Europa, países como España e Italia tuvieron una cantidad muy importante de casos y fallecidos. Muy cerca de allí está Eslovenia, el país que limita en una de sus costas con Italia -además de hacerlo con Austria, Hungría y Croacia - y a quien considera además su principal socio económico y cultural. Sin embargo, frente a la pandemia ocurrieron cosas totalmente opuestas.

Consultado por Infobae sobre el caso esloveno, Stamboulian explicó: “Eslovenia es un país con 2 millones de habitantes; allí trabaja hace varios años el infectólogo argentino Federico Potocnik, quien junto a un grupo de profesionales jóvenes acompañaron al sistema de salud de Eslovenia en la implementación de una cuarentena muy estricta inicialmente, luego comenzaron a liberarla y lo que realmente asombra y hoy es digno de estudio es que Eslovenia no tiene más casos. Quiere decir que es uno de los primeros países en el mundo que ha controlado el COVID-19″.

En Eslovenia se testeó mucho -quedó entre los diez países que más tests se hicieron per cápita- y se implementaron medidas rápidas y severas de confinamiento. El foco de fallecidos y contagiados en general fueron los adultos mayores - el epicentro en Eslovenia estuvo en los asilos de ancianos - y el leitmotiv que movilizó a la sociedad y al sistema de salud fue “evitar ser Italia”.

-Doctor, ¿Qué pasó con otros países como Nueva Zelanda que también pudo controlar al COVID-19?

- Nueva Zelanda aplicó uno de los confinamientos y medidas de restricción más estrictas del mundo y resultó: el país pudo controlar la propagación del virus y las autoridades sanitarias afirmaron recientemente que, “no hay nadie en Nueva Zelanda que reciba atención hospitalaria para COVID-19”.

Se produjo -hasta hoy - la eliminación de la enfermedad; que no es erradicación como pasó con la polio o la viruela a nivel global. La eliminación supone la ausencia de una enfermedad a nivel nacional o regional y conlleva una tarea -tal vez aún más estricta que la aplicada en los confinamientos- que es la contención y seguimiento de los hábitos y costumbres sociales. Esto requiere un sistema de vigilancia de alto rendimiento para garantizar que no aparezcan nuevos casos y evitar generar lo que se conoce como “nuevos brotes”. En la actualidad, muchos países que siguen un enfoque de contención han tenido nuevos brotes, en particular Singapur, Corea y Australia.

Cuando entonces se pone en perspectiva, la baja de casos en Italia, España y la desaparición en algunos países como Eslovenia, Yugoslavia y Nueva Zelanda. Estos países han controlado muy bien y de cerca a los pacientes enfermos y a sus contactos y han hecho muchos testeos. Y así cercaron y controlaron al grupo de mayor riesgo. En esa línea es importante recordar algunas reflexiones de un gran investigador de Milán (N. de la R. Giuseppe Remuzzi) quien afirmó recientemente -y suscribo- que el COVID-19 - así como ocurrió con el SARS 1- está perdiendo su fortaleza inicial; hoy cada vez vemos casos menos frecuentes y menos graves. Remuzzi incluso sostiene que cuando aparezca la vacuna, quizás la infección en el globo estará controlada. Sin duda, hoy la teoría del “debilitamiento natural” del SARS-CoV-2 divide a los especialistas más destacados del mundo.

Bloque temático 3 - El impacto del coronavirus en América Latina

Dimensionar el impacto del nuevo coronavirus en la región latinoamericana disparó las alertas con la llegada estacional del invierno en este lado del planeta. (Foto: Especial)

Solo basta repasar algunas cifras en Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina para demostrar por qué en la actualidad la región de América Latina es el nuevo epicentro de la pandemia global, explicó el doctor Stamboulian.

En Sudamérica continúa la propagación agresiva del virus en Brasil, Perú y Chile. También el crecimiento de casos en Venezuela. En el Caribe aumentaron los casos en Haití y Surinam reportó un pico la última semana luego de más de un mes sin nuevos positivos. En América Central se ve un aumento de casos en México, Panamá y Costa Rica, este último con especial incremento en la frontera con Nicaragua. El desafío en la región, además, es la temporada de invierno con la circulación de gripe.

“A comienzos de junio 2020 y luego de más de 5 meses de pandemia, podemos decir que el centro está en América latina y tenemos además algunos países que están muy castigados por este nuevo virus como Ecuador, Perú ( N.de la R: con 199 mil casos y 5500 fallecidos), Chile (N. de la R: con 138 mil casos y 2200 muertos) y actualmente el gigante Brasil con cifras escalofriantes (N. de la R: con 707 mil casos positivos) y que no cesan, ya superaron los 37 mil muertos ( N. de la R: cifras del 9 de junio 2020 ). El gran problema de Brasil está por supuesto en las favelas, es muy difícil controlar los contactos y el presidente Jair Bolsonaro ha tenido una actitud muy liberal con respecto al manejo de la pandemia”.

“Y cuando uno indaga por qué explotó la pandemia en estos países encuentra algunas razones. En Perú, resultó muy difícil hacer los controles de los pacientes y contactos allegados. El caso chileno tiene un escenario sanitario difícil de comprender, muchos infectados y pocos fallecidos, y con un evidente colapso del sistema de salud. Uruguay, en cambio, ha hecho un trabajo fenomenal: pocos casos y pocos muertos y lo considero un ejemplo en América Latina. Y después está la Argentina, con una cuarentena temprana y hoy flexibilizada y extendida para las personas de riesgo (N. de la R: con más de 31 mil casos y más de 800 fallecidos) pero con gran dificultad como en el caso brasileño en los barrios vulnerables”, concluyó el experto.

Bloque temático 4 - Plasma de convalecientes, esperanza y liderazgo de la ciencia argentina

Para el infectólogo Stamboulian, “el plasma de convalecientes replicando lo que se hizo con la Fiebre Hemorrágica Argentina es una gran esperanza para el tratamiento de los pacientes con COVID-19”, sentenció a Infobae.

Cuando se analizan cuáles son los tratamientos más eficaces frente al COVID-19, los fármacos que hasta ahora se han utilizado y estudiado - por citar al más conocido, la hidroxicloroquina- no han dado los resultados adecuados. Al menos hasta el momento.

En diálogo con Infobae Stamboulian precisó, “tengo el privilegio de formar parte de un equipo científico de trabajo y hemos visto que la posibilidad de usar el plasma de convalecientes podría ser una herramienta muy importante para controlar a los pacientes infectados. El plasma de convaleciente es el líquido de la sangre que tiene anticuerpos, que son defensas importantes contra el virus de los que ya tuvieron la enfermedad. Esto se estudiará como tratamiento para personas a las que se le detecta el virus de manera temprana para intentar evitar que empeoren".

Recordó el doctor Stamboulian, “en la década del ´70 junto al doctor Julio Maiztegui estábamos muy preocupados por controlar la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA). En aquel entonces, en el CEMIC tratamos con plasma de convalecientes a pacientes contagiados con la Fiebre Hemorrágica. Fue muy impactante ver lo beneficioso del plasma y ver la recuperación”.

Los antecedentes del doctor Julio Maiztegui son cruciales para entender 40 años después la dimensión científica del plasma de convalecientes, no sólo como una ventana de esperanza en el hallazgo del tratamiento, sino también para dejar en evidencia el rol trascendental de la ciencia argentina. Los resultados del ensayo clínico del doctor Maiztegui se publicaron en 1979. Y ese estudio definitivamente inició una nueva era en el tratamiento: se supo que el plasma era inmune y controlado por una técnica de reconocimiento de anticuerpos. Desde entonces el Instituto Maiztegui creó bancos de plasma controlado que se ofrecieron a servicios privados y así bajó absolutamente la letalidad de la FHA.

En la actualidad, existen dos grupos científicos sumamente interesantes que están desarrollando y estudiando el uso del plasma de convalecientes en enfermos con COVID-19 y ambos son liderados por médicos argentinos. Los ensayos clínicos ya están en marcha, uno en la Argentina, liderado por el doctor Fernando Polack, de la entidad científica internacional Infant. El estudio clínico de Polack se realizará en principio en las instalaciones de los hospitales públicos San Juan de Dios, Simplemente Evita, Doctor Carlos Bocalandro y Evita Pueblo. En tanto, en CABA participarán el Hospital Militar Central, el Sanatorio de Los Arcos, CEMIC, la Obra Social de los empleados de Comercio (OSECAC) y el Sanatorio Finochietto. La Fundación Bill y Melinda Gates financiará la segunda etapa de la investigación cuando haya que ponerlo en escala. El objetivo del ensayo clínico es reducir a la mitad los casos en adultos mayores con cuadros severos.

El segundo estudio está a cargo de la médica argentina, Laura Bover, desde Estados Unidos. Bover es investigadora del M.D. Anderson Cancer Center de Houston, Texas y coordina un gran grupo autodenominado CPC-19 (Convalescent Plasma COVID-19). Del grupo participan expertos en diversas áreas de la ciencia y la medicina como bioquímicos, hemoterapeutas, infectólogos, virólogos, epidemiólogos e inmunólogos, hasta abogados que asesoran sobre cuestiones legales a la hora de armar los protocolos.

Enfatizó Stamboulian: “Creo fervientemente que ambos trabajos que están haciendo, el doctor Fernando Polack y la doctora Laura Bover, abren una esperanza que nosotros tengamos una herramienta muy útil para el tratamiento de los pacientes enfermos por el nuevo coronavirus".

¿Qué más se puede hacer con el plasma de convalecientes?, se preguntó Stamboulian. “Una idea muy interesante es fabricar un medicamento que se llama gamaglobulina. En la provincia de Córdoba existe un centro que hace ese trabajo. Con el mismo plasma de convalecientes se prepara la gamaglobulina que en la Argentina ya se ha utilizado para tratar la Hepatitis B, la Hepatitis A y para la rabia. Es la mejor alternativa para hacer escalar las posibilidades del plasma para curar al mayor número de personas con la fabricación de gamaglobulina”.

Bloque temático 5 - ¿Cuál es el estatus actual de la fabricación y acceso de las vacunas contra el COVID-19 ?

La OMS clasificó el centenar de proyectos en el mundo sobre vacunas en curso en ocho categorías distintas, que se corresponden con tipos de vacunas probadas o experimentales. (Photo: REUTERS/Dado Ruvic)

Hay que tener presente que para las infecciones virales las vacunas son las herramientas fundamentales. “Recuerdo la pandemia de 1918 que mató sólo en los Estados Unidos a más de 50 millones de personas por gripe y luego fue popularmente conocida como la epidemia de la gripe española”, puntualizó Stamboulian. Ya en la década de 1940 el panorama cambió cuando se creó la vacuna contra la influenza, una herramienta esencial para controlar la gripe; y a comienzos de los 80, llegó la vacuna antineumocócica. Ambas no previenen el COVID-19 pero previenen infecciones asociadas al nuevo coronavirus.

-Doctor, ¿Sobre qué proyectos de vacunas usted tiene más expectativas y por qué?

-Existen muchos proyectos de vacunas en estos momentos y destacaré tres que están muy avanzados; incluso algunos prometieron resultados para septiembre próximo y otros para fin de este año. Al respecto, Estados Unidos es el país con más iniciativas en marcha. Me interesa y confío en los proyectos de Bill Gates.

En primer lugar, me gusta mucho el proyecto de Pfizer que prometen una vacuna montada en una tecnología muy novedosa y que permite muchas posibilidades, son vacunas “de ADN” o “de ARNm”, que utilizan fragmentos de material genético modificado. En segundo, está el proyecto del laboratorio Moderna, en Massachusetts, que también está muy avanzado en la fabricación de la vacuna.

Y en tercer lugar, está la vacuna que se desarrolla en Inglaterra, en la Universidad de Oxford que es la más adelantada (N. de la R: junto al grupo farmacéutico AstraZeneca) El laboratorio afirmó que espera resultados para septiembre 2020 sobre la eficacia de su vacuna.

- ¿Cómo se resuelve la producción en escala de este insumo que tiene que estar disponible para una población mundial de 6.000 millones de personas?

-Para resolver la idea de acceso universal a las vacunas ya se han hecho contactos con laboratorios de la India, Europa y Estados unidos para poder producirla en escala. Esto será posible. Pienso que el control del COVID-19 va a pasar por las vacunas y creo que la creación de esta herramienta vendrá de parte de los tres laboratorios que antes señalé para que nos brinde finalmente el control de esta pandemia que tanto estamos padeciendo.

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