La actual emergencia sanitaria instalada por la pandemia del COVID-19 expone una realidad que nos atraviesa como sociedad desde hace mucho tiempo: las condiciones precarias de vivienda y saneamiento que vive una gran parte de la población argentina. Estas carencias impiden el cumplimiento de una de las principales formas de prevención del coronavirus: la higiene y el lavado de manos.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a nivel mundial, seis de cada 10 personas, lo que equivale a 4.500 millones, carecen de un saneamiento seguro. En la Argentina, según datos censales del Indec, más de seis millones de personas no cuentan con instalaciones sanitarias adecuadas: no poseen baño, utilizan un baño compartido o ubicado fuera del hogar, están a la intemperie, no cuentan con cloacas o descarga de agua. Además, según datos de la última encuesta permanente de hogares del Indec, más de 14 millones de personas no tienen acceso a ningún servicio público como agua corriente, gas de red y cloacas.
En concordancia con esto, un informe difundido en 2019 por el Observatorio de la Deuda Social Argentina indicó que, si bien hubo mejoras en la última década, a nivel urbano nacional se mantienen elevados déficits en materia de acceso al agua y cloacas. Además, según este documento, el conurbano bonaerense es uno de los aglomerados que continúa ampliamente postergado en este sentido, ya que un 46% de los hogares no cuenta con conexión a red cloacal.
Sumado a la falta de recursos, aparece otro problema que es el de la vivienda. Según ODSA, un 27% de la población en Argentina no accede a una vivienda digna, es decir, que tiene una vivienda precaria, vive en condiciones de hacinamiento y tiene un déficit del servicio sanitario.
En relación a esto, hay una creciente preocupación por la propagación del virus en los barrios vulnerables de la ciudad y el conurbano, en donde uno de cada cuatro hogares situados en viviendas situadas en villas o asentamientos precarios registra hacinamiento, según datos del informe de ODSA citado anteriormente.
“En este contexto, la prevención e higiene es fundamental ya que permite que el virus no permanezca en nuestras manos y así nos toquemos la cara, objetos y otras personas y predisponer a la infección. Ya estamos viendo situaciones de brote en barrios carenciados con las necesidades básicas insatisfechas y esto es el terreno ideal para la propagación rápida del COVID-19”. Para la médica infectóloga Valeria Grilli (MN 137575 - MP 334535), “si no están dadas las condiciones adecuadas de higiene, las personas no tienen armas para pelear contra el virus y el resultado es un gran número de personas infectadas”.
Más allá del coronavirus: cuando la falta de higiene se vuelve mortal
Detrás de estas cifras se encuentran personas que a diario deben enfrentar la realidad de ir a un baño precario afuera de sus casas, en condiciones de higiene deficientes que ponen en riesgo la salud y están asociadas a enfermedades como el cólera, la diarrea, el paludismo, entre otras.
Según la OMS, las enfermedades diarreicas son la segunda mayor causa de muerte de niños menores de cinco años y asegura que una proporción significativa de estas enfermedades se puede prevenir mediante el acceso al agua potable y a servicios adecuados de saneamiento e higiene. Según cifras del organismo, a nivel mundial, se producen alrededor de 1.700 millones de casos de enfermedades diarreicas infantiles cada año y en la Argentina, según datos del Boletín Integrado de Vigilancia epidemiológica hubo 583.517 casos notificados de diarrea aguda durante el último año.
“La importancia de un buen sistema de higiene y saneamiento ambiental tiene implicancia directa sobre muchas enfermedades que afectan en pediatría con alta tasa de morbilidad. La mayoría de los casos de enfermedades diarreicas en los niños se deben a un abastecimiento de agua insalubre y un saneamiento e higiene deficiente”, explicó la médica pediatra Adriana Gavotti (MN 81184 - MP 38252), quien forma parte del equipo médico del Hospital del Niño de San Justo, uno de los hospitales pediátricos más importantes de La Matanza. Para ella, “además, otras enfermedades vinculadas son el paludismo, las parasitosis, que ocasionan grandes problemas de salud en los chicos, como oclusiones intestinales, anemias, desnutrición, trastornos cognitivos. Estas enfermedades se evitarían en una gran medida mejorando el saneamiento y la higiene ambiental”.
En este contexto, la ONG Módulo Sanitario dedicada a construcción de módulos de baño y cocina dentro de viviendas de emergencia busca visibilizar la problemática de saneamiento en la Argentina y ayudar a mejorar las condiciones de muchas familias que viven en esta situación.
“Las malas condiciones de saneamiento en la Argentina vienen desde hace décadas. Desde Módulo nuestro propósito es ayudar a cumplir con un derecho básico, que es el acceso a un baño. Desde 2015 trabajamos construyendo módulos de baño y cocina que cuentan con agua fría y caliente, desagües y electricidad para ayudar a resolver la emergencia sanitaria que viven cientos de miles de familias del país”. Matías Nicolini es el fundador y director de Módulo Sanitario, que hasta el momento ya construyeron más de 500 módulos y proyectan construir 150 más durante 2020.
Vivir una pandemia, sin un baño digno: dos historias en primera persona
Hacinamiento, techos y paredes de chapa, inodoros a la intemperie o compartidos por más de una familia, sin acceso a agua y en condiciones de vivienda precarias, son algunas de las condiciones en las que viven muchas familias en nuestro país.
Daniela vive en el barrio Pinazo de Zona Norte, en una casa que comparte con nueve personas, entre ellas, sus cinco hijos y su nieta. “Somos muchos, somos dos familias grandes y usamos un baño compartido que está afuera de la casa. A veces se hace muy difícil, sobre todo en las noches y con los chicos, cuando hace frío y tenemos que salir para ir al baño”, comentó.
Karina, por otro lado, vive con su pareja y sus hijos de cinco y siete años en una casilla de 6 x 3 metros a 1,60 metros del piso porque es una zona inundable. Tienen un único baño afuera que forma parte del merendero que tiene en su casa y, por lo tanto, es compartido con toda la gente que accede a una comida gracias a su esfuerzo. “Por las noches tenemos que traer un tachito o algo para que los chicos puedan hacer y no bajen. Es una situación muy complicada la que tenemos”, detalló.
El acceso a un baño en condiciones normales de saneamiento es un derecho humano y sin embargo, algo que parece tan simple, no siempre se cumple. Viviendas compartidas con más de diez personas, en zonas inundables, baños precarios fuera de las casas que, además, se comparten con muchas personas sin poder garantizar una higiene adecuada, todas estas condiciones hacen que tomar las medidas necesarias para prevenir el virus sea una verdadera odisea.
En este contexto de incertidumbre, Daniela y Karina recibieron una gran noticia para su familia: Módulo Sanitario, con el apoyo de una empresa privada, va a construir sus futuros baños.
“Estoy súper agradecida con toda la gente que se está movilizando en este proyecto para poder darle una mano a los que no podemos hacerlo por nuestra propia cuenta. Pensé que íbamos a seguir compartiendo el baño toda la vida”, dijo Daniela.
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