El calvario de la joven que no consigue las 25 pastillas diarias que necesita para digerir la comida

Jazmín Ruiz tiene 24 años y padece de fibrosis quística del páncreas. Bajó 8 kilos en 15 días porque necesita ingerir 25 comprimidos por día de una medicación para poder alimentarse bien. La lucha con su obra social para poder obtenerla y no pasar hambre

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“Para los no estaban al tanto, tengo una hija que tiene una enfermedad que se llama fibrosis quística y hoy no me entregan la medicación para ella”, señala Maria Cecilia Ruiz, en un video que empezó a circular en redes sociales para que Jazmín, su hija de 24 años, reciba la medicación que necesita para poder vivir y satisfacer una de las necesidades más básicas: comer.

Oriunda de General Madariaga, provincia de Buenos Aires, Jazmín lidió toda su vida con la adrenalina de no poder digerir una sola comida sin antes ingerir la medicación necesaria. Y es que la joven padece de fibrosis quística, una enfermedad poco frecuente que provoca la acumulación de moco espeso y pegajoso en los pulmones, el tubo digestivo y otras áreas del cuerpo. Es uno de los tipos de enfermedad pulmonar crónica más común en niños y adultos jóvenes. Y es potencialmente mortal.

Para poder comer las cuatro comidas diarias y que mi cuerpo digiera bien los alimentos necesito un total de 25 pastillas. En caso de contar con menos unidades por la falta de medicamentos, que es lo que actualmente me está pasando, tengo que fraccionar las comidas a dos por día e incluso bajar la cantidad de alimentos. Es desesperante. Llegué a adelgazar ocho kilos en quince días”, comentó a Infobae Jazmín Ruiz.

La joven explicó que desde diciembre del año pasado tiene problemas con su obra social IOMA: “Es una lucha constante y lamentablemente; es una medicación que necesito de por vida. Actualmente la obra social me debe 45 envases de las pastillas, pero no veo posible que me las entreguen en un corto plazo, por ende, ya estoy empezando los trámites para que me repongan nuevamente unas nuevas esperando todavía el anterior pedido que no llegó”.

La medicación que necesita Jazmín son suplementos de enzimas pancreáticas que permiten realizar la digestión de los alimentos de forma correcta. “Es lamentable tener que fraccionar comidas padeciendo una enfermedad tan delicada. Yo necesito entrenar todos los días para estar sana y el no alimentarse bien desencadena que mi energía baje y yo me sienta muy caída a tal punto de no poder salir de la cama o quedarme dormida”, apuntó la joven.

Ante la respuesta de la obra social de que la medicación estaba en falta por la pandemia, la joven se comunicó también con conocidos que padecen la misma enfermedad: “Me di cuenta de que era mentira, porque personas con otras obras sociales recibían la misma medicación que viene de Estados Unidos. ¿Qué me quieren decir? ¿Que para IOMA no llega ese avión pero para otros sí? Por suerte tengo conocidos que me dieron medicamento para poder sobrevivir pero es horrible llegar al punto de tener que pedir algo que te corresponde”.

Una odisea pre pandemia

La joven junto a su madre
La joven junto a su madre

Ni la llegada del COVID-19 ni la cuarentena son motivo suficiente para dejar a una persona sin su medicación. En enero no estábamos en la misma situación y fue una odisea conseguir que me manden unos pocos frascos. Es muy frustrante padecer esta enfermedad y encontrar constantes trabas como ‘perdimos el trámite’, ‘te cambiamos los datos de afiliados’, ‘vas a tener que volver en unos días’ y la cuenta de excusas sigue”, enfatizó Ruiz.

La joven también comentó que es desgastante tener que explicarles una y otra vez a distintos asesores de la obra social la situación que padece y que ninguno pueda imaginar o intentar agilizar los procedimientos para no tener que atravesar el calvario: “Una sola vez me contacté con la obra social y una mujer me explicó que ella sabía lo que era porque tenía un familiar con la misma condición. Eso me tranquilizó un poco, pero duró poco. Hoy nadie me puede dar una respuesta concreta”.

Actualmente le quedan unos pocos frascos que la abastecen por quince días. “Tengo la suerte de tener a mi familia que siempre está insistiendo y realizando distintas acciones para que se escuche y se conozca esta realidad. Pero no todos tienen esa suerte, algunos incluso se cansan de luchar contra esta realidad pero es necesario para poder vivir y cumplir una función básica como es comer”, concluyó Ruiz.

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