Todos ellos este 2020 tenían grandes sueños por cumplir. Son emprendedores y construyeron desde cero su proyecto para lograr llegar a donde están hoy. Pero con la llegada del coronavirus a la Argentina, sus vidas cambiaron para siempre y sus planes tuvieron que reconvertirse y adaptarse a una era de incertidumbre.
Delivery de fiestas
Milena Fuhr es decoradora y event planner, y tiene una empresa que lleva su nombre. Desde hace varios años realiza eventos sociales, corporativos, y en temporada baja se dedica a enseñar y formar comunidad de ambientadoras con potencial para hacer networking con otras emprendedoras.
Pero este año la pandemia le impidió seguir con sus planes, porque el aislamiento implicó la cancelación de todos los eventos: “Al principio de la pandemia, estaba decaída y sin saber qué iba a pasar con esta situación, ya que hicimos mucho esfuerzo estos años para posicionarnos en el mercado y estábamos felices de diseñar cada uno de nuestros eventos”.
“Estamos perfeccionando una opción que ya estaba vigente, pero que creemos que este año será el boom: la famosa party box. Te hacemos llegar a la puerta de tu casa la decoración necesaria para tu fiesta, con instrucciones y tutoriales de cómo colocar vos tu propia decoración”, explicó Milena.
Una “caja madre” para alimentar las emociones
Dana Daverio comenzó su vida en el rubro gastronómico hace seis años. Tiene una marca de leches vegetales y una agencia de publicidad especializada en gastronomía. “Para mí la comida y los alimentos dan placer. Me gustaría que cada vez haya más productos que alimenten y no solo que inciten a comer”, dice en diálogo con Infobae.
En esta cuarentena, Daverio se propuso realizar un nuevo proyecto llamado “Caja Madre”, que surgió pensando en cómo podía ayudar a la gente a comer bien durante el aislamiento. “Sabiendo todos los inconvenientes que tenemos con los productores de alimentos en este momento traté de dar mi pequeño granito de arena y poder ayudar a los emprendedores a acercar sus productos e instar a quedarse dentro de sus casas”.
Estas cajas están pensadas para cuidar la alimentación en tiempos de cuarentena. Los productos vienen envasados de fábrica, con muy poco o nada de procesados ni químicos. La compra se hace online desde la web y se entrega en las casas con un servicio de entregas totalmente autorizado.
Tienen cinco cajas, una de desayuno; otra “plant based”, llena de productos 100% a base de plantas, una “no cocina”, para cuando no tenés ganas de cocinar pero igualmente tenés ganas de comer algo rico y que te alimente; otra “cocina”, cuando se te prende la creatividad y el “antojo", para esos momentos en los que te agarran muchas ganas de comer algo rico.
Una app para el buen pan
La historia de Pannet comienza en el año 2002 en Florencio Varela de la mano del emprendedor Antonio Bertasio con una estructura pequeña y un producto que llegara para desafiar a los gigantes de la industria de los panificados.
Hoy, emplea a 20 personas, y afronta, como muchas otras pymes, el desafío de sobrevivir a la crisis económica que azota al país en plena parálisis por la pandemia del COVID-19. Desarrollaron una app para despachar sus productos, que en realidad ya habían creado unos meses antes del aislamiento social, preventivo y obligatorio.
“Hoy se pide delivery de productos congelados y precocidos para tener stock y nosotros facilitamos el acceso al mejor precio y sin moverse de casa y sin gastos de envío. Con la cuarentena, tuvo un despegue notorio. La app se llama “Quiero Pannet” y permite comprar desde el hogar y tener panificados listos o para hornear a toda hora", contó Antonio Bertasio, dueño de la empresa.
Del Mercado de San Telmo a la puerta de tu casa
Aníbal Cordero es dueño de cuatro locales gastronómicos dentro del Mercado de San Telmo. Y por la pandemia del coronavirus, tres de ellos -El Hornero, The Market Burger y The Market Pops & Bubbles- se volcaron a la modalidad de delivery todos los días para poder llegar a fin de mes.
“El coronavirus nos shockeó en un principio. Con cierta rebeldía nosotros igual seguimos trabajando hasta que ese jueves se dijo que la parte gastronómica iba a tener que cerrar durante la cuarentena y con todo el dolor del mundo tuvimos que hacerlo. A partir del viernes ya se había empezado a hablar de permitir hacer delivery, no hacer take away", compartió.
Agregó que toda la ganancia que hacen con el sistema de delivery que implementó con sus restaurantes es para cubrir los gastos de la materia prima con la que elaboran cada uno de sus menúes y los sueldos de los empleados.
Directo al take away y el delivery
Morgan Chauvel llegó en noviembre de 2010 a Buenos Aires y durante un año trabajó como ingeniero de sistemas para el gobierno de Perú. Sin embargo, este panadero francés se dio cuenta de que los argentinos necesitaban de sus delicias también y abrió Cocú Boulangerie en el corazón de Palermo, en diciembre del 2012.
“Nunca cerramos. Tomamos siempre las medidas de precaución, barbijo, alcohol en gel, ventanilla para atender al público, y desde el día uno la gente no podía entrar más a Cocú. Realizamos una reunión de crisis todos para ver cómo podíamos seguir funcionando. Y la decisión fue, seguir con take away, delivery interno (2 km) y las aplicaciones de Rappi y Glovo”, explicó.
Contó además que están facturando entre un 20% y un 25% de lo que facturan normalmente. A sus delicias acceden, mediante formato del take away,un 40% de las personas; un 35% de las personas lo hace a través del delivery; y un 25% lo hace pidiendo por las plataformas de aplicaciones. “Reducimos bastante la carta, ofreciendo productos que son más rentables, y que no necesitan materia prima cara”.
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