Dos personas frente a frente. Durante 40 segundos, uno deberá demostrar de qué madera está hecho y sus golpes no serán de puño sino verbales: rima e improvisación conjugados con buen léxico y sin insultos.
La batalla de gallos, como la llaman en la jerga rapera, será una de las innovaciones de la decimosexta edición del Tattoo Show que se realizará entre el viernes 6 y el domingo 8 en La Rural, y fue organizada por 4:20 Free Style & Rap, un grupo que se reúne en la plaza de Isidro Casanova para competir desde la lírica y escapar un rato de la realidad que viven muchos jóvenes de esa localidad del populoso partido de La Matanza, al oeste del Conurbano.
Allí hay barrio, negocios que bajaron sus persianas y algunos que perduran, almacenes o kioscos que asoman en las ventanas de las casas, muchas calles de tierra y otras tantas de asfalto roto, calles que con unas gotas de agua se inundan y hacen de esa porción de la Ruta 3 un arroyo, pero también está el legendario Jesse James y la entrañable Fragata, el Club Atlético Almirante Brown. Símbolos del barrio.
Desde allí al mundo: los 16 preclasificados para competir en la exposición de tatuajes más importante de Argentina rapearán con estilo libre, con los temas que les vengan a la mente en ese momento, excepto que el jurado proponga uno. Es un enfrentamiento de agresiones verbales para sumar más puntos y convertirse en el gallo campeón de la riña donde no hay heridos sino un ganador que subirá al podio.
La batalla freestyle nació en los Estados Unidos y en sus formas de producirlo se arma una ronda en la que dos o más personas (por diversión o competición) tratan de atacar al otro basándose en sucesos, resaltando los que considera sus defectos, haciendo comparaciones, superándolo técnicamente en rimas. Esto sucede con un micrófono como escudo o sin él, sobre una tarima, un escenario o en la calle; con una pista musical o con una persona haciendo la pista improvisada con su voz (beatbox). El ganador de cada batalla será señalado por un jurado y si no lo hay se desempata al estilo del taquicárdico “gol de oro” en el fútbol, pero que en el rap se llama réplica o ronda extra. A quien gane, el host (anfitrión) le levantará la mano como al boxeador campeón en el ring. Se irá con el premio en efectivo, algo que sumen los sponsors, un trofeo, un nuevo tatuaje (mediamanga en muchos casos) y el pecho inflado de orgullo o como un gallo antes de cantar.
Las Batallas de Gallos nace en Puerto Rico en 2005 o allí nació el certamen que hoy es considerado el internacional más conocido, el Red Bull. Desde entonces no deja de crecer y tener adeptos en todo el mundo de habla hispana. ¿Sobre qué se expresan? Muchas veces sus duras vidas dan un sinfín de letras e improvisaciones. La rima se ensaya y perfecciona. O al menos eso asegura uno de los organizadores de este certamen y que rapeó casi una década y cada noche escucha a más de 70 pibes hacer lo suyo.
Entre los más conocidos del momento está John C. Mr Z que será parte del jurado que evaluará a los semifinalistas que subirán al escenario del Tattoo Show durante los tres días de batalla.
“Lo que se verá en la Rural es una pre clasificación de raperos. Nosotros realizamos un evento cada 15 días en la plaza de Isidro Casanova donde participan más de 70 competidores. De ellos se preseleccionaron 16 para hacer allí, en vivo, la clasificación de octavos hasta la final. Los competidores se enfrentarán en un ida y vuelta, para decirle al rival por qué es el mejor”, contó Gabriel Nisterenko, coordinador de esta batalla, a Infobaeó. Durante esas jornadas serán entre 3 5 las personas que integren el jurado y que determinen quién pasa a la siguiente ronda.
En este caso, no habrá temática y cada participante será libre de crear en el momento. “Ellos ya se conocen porque se cruzan siempre en las competencia, pero esa será una nueva oportunidad para explicarle al otro por qué es el mejor y lo harán con un juego de palabras”, aventura el vendedor de 23 años al tiempo que asegura que los raperos del freestyle o gallos “son payadores modernos que se expresan a través de la rima porque si no rima, no clasifica”.
“Los 16 que llegan a la competencia son de la alta élite —explica Gabriel— son raperos que no se traban, no usan recursos básicos como la puteada. En la batalla cuenta más que digan una palabra inteligente que un insulto. Pero, no todos los eventos son iguales: algunos se manejan desde la improvisación, eso es aleatorio. En este caso, por una cuestión de tiempo decidimos hacerlo así para que no se extienda del horario permitido, pero solemos poner temática o personajes contrapuestos como Batman y el Guasón, por ejemplo, y desde esos lugares se enfrentan”.
El rap, la expresión para alejarse de la cruda realidad
A fines de la década de 1960, el rap era común entre los movimientos de protesta, pero no fue asociado con un estilo musical sino hasta la década siguiente cuando se usó, en 1971, en el álbum Black Moses de Isaac Hayes en canciones como Ike’s Rap, Ike’s Rap II, Ike’s Rap III, entre otras. Esos raps "hablados sexy de voz ronca de Hayes se convirtieron en componentes clave de su sonido característico”. The Funky Homosapien explica que se usaba para referirse a hablar de manera estilística a principios de la década de 1970.
Pero su etapa de gloria fue desde mediados de los 80 hasta principios de los 90, período en el que el lirismo del hip-hop tuvo su transformación más drástica: “En estos años dorados, una masa crítica de prodigios de micrófonos estaban literalmente creándose a ellos mismos y su forma de arte al mismo tiempo”, opinó el escritor William Jelani Cobb mientras que Allmusic escribe: “Rimadores como Chuck D de PE, Big Daddy Kane, KRS-One y Rakim inventaron el complejo juego de palabras y el kung-fu lírico del hip-hop posterior”. Esa etapa dorada terminó alrededor de 1994.
La expresión aguda, como en todos los estilos con raíces africanas, fue la denuncia y la protesta, contar la realidad individual y social. Lo sigue siendo y así lo viven los raperos de Isidro Casanova. “Sabemos que algunos tienen situaciones difíciles y buscan escaparse a través de la música y el rap es lo que hoy más se está moviendo de los géneros porque se puso de moda, en realidad”, revela Gabriel, uno de los 13 organizadores de Freestyle 4:20 que junto a otros decidió organizar una nueva competencia por una experiencia que vivió.
“Soy amplio con la música, escucho rap nacional e internacional, pero no hay uno que me identifique. También escucho otros estilos porque eso es importante a la hora de improvisar”.
“Yo había competido y estaba para ganar, pero ganó mi rival porque era el más conocido... Así que me reuní con otros y decidimos organizar un evento en el que gane quien tenga que ganar”, recuerda. “Nos hicimos amigos y el grupo fue creciendo en estos dos años y medio y la competencia es cada vez más grande. Vamos a ver hasta donde llegamos”, anticipa.
Recordando esas primeras competencias agrega que eran 18 competidores iniciales y “hoy son cerca de 80”. “Nos juntamos en mi casa o en la de los que viven solos y organizamos una comida colectiva entre los organizadores donde cada uno lleva comida para compartir y hasta sus cubiertos”. Pese a ser hoy un grupo de amigos asumieron la responsabilidad de tomar las batallas con seriedad. “Esos días está prohibido hablar de la organización porque como creció tanto se puso todo muy serio y para mantenernos unidos decidimos no hablar de ella”.
Los detalles de las “batallas”
“Sin repetir y sin soplar”, avisaba Silvio Soldán, el conductor y anfitrión del legendario programa estudiantil Feliz Domingo. El mismo concepto se pide en las batallas de gallos que tiene como punto de referencia lo que pasa en el certamen internacional que se repite cada año.
“Para que no se repitan esas rimas el jurado tiene que estar atento a todo lo que dicen, para eso llevan libretas y evalúan por puntos. Si uno repite una rima el jurado se da cuenta enseguida, sobre todo una que hizo furor”, devela Gabriel sobre la intimidad de la competencia que requiere creatividad por parte de los concursantes y buena memoria de los jurados que muchas veces observan las 20 batallas que se desarrollan en Argentina. El hoy organizador de este debut en el evento de tatuajes rapea desde hace más de 9 años aunque su actividad central en las competencias le impide hacerlo.
En referencia a lo que pasará en esta convocatoria afirma que “no siempre será agresión, pero como es batalla lo que más suma es el ataque y lo que más efecto genera”.
Respecto al arte de improvisar, el rapero admite que “esto es como todo: si uno quiere ser bueno en algo tiene que practicar todos los días y dedicarle un rato. Hay algo que se llama ‘doble tiempo’, que es cuando el rapero rapea rápido y va rimando una palabra tras otra sin darse descanso. Es tanta la exigencia que esto tiene que hay chicos que salen a correr para que eso les salga y no quedarse sin aire a mita de la rima. Después se puede poner un instrumental con temática que vaya tirando palabras al azar que no se suelen utilizar, pero se las incorpora en el vocabulario”.
La batalla de gallos se realizará en tres jornadas: viernes 6 de 19 a 20:20; sábado 7 de 20:00 a 21:20 y domingo 17:00 a 18:20
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