De Nueva York a Londres, lentamente el foco vira a Milán donde Infobae estará presente entre el 18 y el 24 de febrero para ver a más de 100 diseñadores mostrar sus colecciones para la temporada Otoño/Invierno 2020/21 en desfiles y presentaciones.
Impulsada por la Camera della Moda Italiana, la consigna “China, we are with you” (China, estamos con vos) en respuesta a la crisis provocada por el coronavirus es un reflejo de los tiempos que cambian. Con tantos ojos que la miran, la moda asume la responsabilidad de su rol social y político y usa su voz para echar luz sobre los problemas que el mundo debe afrontar.
Los desfiles de Gilberto Calzolari, Marco Rambaldi, Calcaterra, Ultràchic, Arthur Arbesser, Gucci, Alberta Ferretti, Nº21, Jil Sander y Moncler el miércoles 19 inaugurarán definitivamente la semana. El jueves 20 presentarán Max Mara, Genny, Luisa Beccaria, Brognano, Anteprima, Vivetta, Daniela Gregis, Prada, Act Nº1, Fendi y Moschino sus colecciones y el viernes 21 se podrá conocer la propuesta de Tod’s, Emporio Armani, Antonio Marras, Sportmax, Etro, Marni, Iceberg, Marco de Vincenzo, Versace, Frankie Morello Milano y Cristiano Burani.
El fin de semana se llevarán a cabo los desfiles de Salvatore Ferragamo, Gabriele Colangelo, MSGM, Agnon, Ermanno Scervino, Philosophy di Lorenzo Serafini, Cividini, Bottega Veneta, Annakiki, Missoni, GCDS, Philipp Plein, Ports 1961, Drome, Boss, Laura Biagiotti, Fila, Vìen, Giorgio Armani y Simona Marziali. Se cerrará el domingo con un evento de la Camera della Moda Italiana y el lunes, cuando varios estén viajando a París para una nueva Fashion Week, presentarán Atsushi Nakashima y Alexandra Moura.
Sin embargo, el retorno de Gucci, la constancia de Armani y de Prada, el renacimiento de Bottega Veneta y los aires nuevos de firmas jóvenes e italianísimas como GCDS no alcanzan para evitar que el mundo de la moda se pregunte: ¿son los desfiles relevantes todavía?
Los que cuestionan la Semana de la Moda, desde diseñadores como Stella McCartney a la misma revista Vogue, la atacan por su fracaso en ser sustentable, por su incapacidad de llegar de la pasarela al cliente con velocidad y por relegar al diseño a un segundo plano y centrar el foco en el desfile de vanidades de Instagram, con artistas, influencers y editores minando las redes con imágenes de un mundo de fantasía al que muy pocos acceden. Sí, reconocen que es una brillante estrategia de marketing, la única forma de comunicar una visión creativa integral, una manera de generar empleo y de entrenar pasantes, pero ¿es suficiente?
La pregunta, en cambio, debería ser ¿es suficiente vivir la moda en formato digital? En este mundo hiperconectado e hiperrelativo, el exceso de estímulo en internet y lo alejado que está el universo de la moda de la experiencia de muchos, lo convierten en una idea borrosa y falta de dimensión. Lo digital no alcanza y la Semana de la Moda es su solución: apela a la necesidad humana de conexión y lleva a la calle algo que, de otra manera, bien podría ser artificial. Es una forma, imperfecta tal vez, de dar vida a un sueño.
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