Murales 3D, una tendencia que pisa fuerte en la intimidad de los hogares

Una escenografía que da lugar a una historia donde los protagonistas no son actores. Una ventana que invita a entrar a otra realidad. Un poco de magia y otro poco de realidad. Así son los espacios arquitectónicos que invitan al arte a ser parte de ellos. Y se abrazan, complementan y funden en un todo.

Lucas Ripani es uno de los arquitectos que se suman a esta tendencia y utiliza murales en casi todas sus obras. “Desde los primeros bares que hice, como Boticario y Parque Bar, contratamos muralistas para aportar color y sensación 3D a las paredes. Todos los bares que hacemos son conceptuales, por eso los pensamos con diseño gráfico y unimos la arquitectura. Nosotros llamamos ‘escenas’ a lo que tenemos que generar en un lugar. El color, la textura, el dibujo todo remite a una escena, a un concepto. Hasta pensamos en spots para que se puedan sacar fotos ahí”.

El joven arquitecto explicó a Infobae que este concepto del espacio se crea a partir lo que quiere transmitir el cliente. Además, se tiene en cuenta el tipo de comida y el público al que apunta. Y continuó: “Todas estas cosas se ven reflejadas en la arquitectura, en sus materiales, colores, murales, la técnica del mural. Generamos una ambientación. Es una manera de descontracturar el espacio arquitectónico. Muchas veces quedan espacios muy rígidos o de un mono material y, entonces, está bueno usar alguna de las paredes para hacer foco, dar color y vibración”.

Además de brindar un valor agregado al lugar, el mural es algo único, artesanal, donde detrás está la mano de un artista. “No es un patrón o imagen copiada de la web ploteada en una pared. Hay un trabajo en conjunto del arquitecto con el muralista, de estética, de combinación de colores, de cómo se va a ver desde lejos. En Mauer usamos muchos murales. Este bar está relacionado con la caída del muro de Berlín. Hicimos la copia de los que están en Berlín”.

Según Ripani se trata de una tendencia donde la figura del muralista tomó un rol muy importante porque hoy se aprecia más el arte en este tipo de espacios. “Se está dando más valor a las artes gráficas porque se sabe que suman, que brindan color. Entonces se convoca muralistas para que ellos dejen su estilo y trazo. Para dejar huellas de algo más artesanal y exclusivo. En vez de usar un ploteo o algo más industrial, queda el sello de una persona y su pincel”.

Florencia Chedufau es artista y empezó a pintar murales casi de casualidad. Hoy es lo que más le apasiona hacer y deja su huella no solo en locales comerciales sino también en las casas de clientes particulares. “Yo quiero que mis murales sean cómo abrir ventanas para crear nuevos espacios de contemplación y paisajes. Amo la naturaleza, su variedad, sus colores, profundidad y movimiento. Los murales llenan los espacios, los completan. Y los agrandan. A mi particularmente me encanta engamarlos al ambiente. Plasmar una pintura en la inmensidad de una pared, empezar la primer pincelada y ver cómo se a poco se va llenando el espacio, es fascinante. Son tendencia en el exterior y acá también ya están instalados”.

Para elegir el dibujo recorre todo el lugar, conoce y charla con las personas que habitan ese espacio y mira toda la paleta de colores: “Después de la charla y de definir el diseño me paro frente a la pared y empiezo. La sensación es única. La pared es inmensa y es divino ver cómo se va completando”.

Su mayor fuente de inspiración viene de la naturaleza y la artista va armando carpetas con ilustraciones científicas que busca en Pinterest o con fotos que ella misma saca mientras camina. “Saco foto a canteros o jardines. Mis murales tienen mucho que ver de con la naturaleza, sus colores, formas, armonía, tanto la flora como la fauna. Me gusta representar los diferentes ecosistemas, ahora estoy pintando mucho la selva tropical. Aunque también, los clientes quieren representar ciertos temas, recuerdos o imágenes de algo que les gusta”.

Álvaro Lavista Llanos es otro artista que también trabaja en pos de contar historias. Además de bares y locales, fue el creador de grandes espacios escenográficos para varias películas. Y hoy, gracias a su experiencia, a la pintura y al dibujo los complementa con carpintería, herrería y otros oficios. Se define como un autodidacta que heredó el amor por el arte de su abuela. “Pasé mucho tiempo de mi niñez con mi abuela que era una artista reconocida de San Isidro. Y las tardes que estaba con ella me las pasaba pintando. Fue la mujer que más me impulsó en el arte, siempre me regalaba acuarelas, hojas para pintar. Me enseñó a dibujar, a no pasarse de la línea, a empezar de lo claro a lo oscuro. Vengo de una familia de artistas. Empecé pintando y con los trabajos que me tocaron terminé trabajando también en carpintería, herrería y diseño. Me acuerdo que mi primer trabajo grande me lo pidió el Parque de la Costa donde hice por ejemplo ‘El David’ gigante de cuatro pisos de altura. Y de ahí salté a trabajar en la película francesa ‘Lucky Luke’. Hicimos un pueblo fantasma entero de tres cuadras, adentro de una tosquera, casi llegando a Cañuelas”.

A esta experiencia le siguió la película ‘El secreto de tus ojos’ y bares como Patagonia, Antares, y Temple. “A mí me buscaban para hacer efectos especiales de pintura o murales. Hice varios bares. Creo que dentro de lo que son, por ejemplo, las cervecerías su diferenciación viene de la mano del estilo y su ambientación. Es ahí donde los artistas podemos darle ese plus de originalidad y creatividad. Después hice Parada 13, un boliche en Tigre, donde armamos un mural 3D y como al dueño le encantó terminamos metiendo hasta un avión que está colgado en uno de los laterales. Trabajamos tres meses en ese proyecto. Éramos tres artistas que sabíamos hacer todo: carpintería, soldar, herrería.”

La artista Fiona Aragones, se une al debate: “Sí creo que es una tendencia. Es un recurso que se está usando mucho porque habla de una identidad, es algo que dice: ‘esto es lo que soy y lo que te quiero decir. Estoy fijo y firme’. No es solamente decorativo sino que habla de una identidad”. El arte es cultura y ésta es un reflejo de lo que está pasando, lo que nos pasa. Fiona arrancó como camarera en el local donde pintaría su primer mural.

Desde ese momento nunca paró. “Pintar es un placer, a veces estoy 8 horas seguidas pintando. La mayoría de los murales son a pedido, y sobre todo para locales”. Para armar el primer boceto habla con el dueño, estudia el movimiento del lugar, qué quieren ofrecer, qué imagen quieren dar y en base a ello une lo que el cliente quiere con lo que al lugar le conviene. “En un mural para otro pienso mucho en el dueño, esa pared es de tal persona y quiero tratar de reflejarla. Trato de ver a través de ella y poder plasmarlo. Hago un par de bocetos y los presento. Una vez aprobados arranco a pintar. Sin querer y sin darme cuenta, desde hace 6 años estoy todo el tiempo pintando. Me parece increíble que sea un trabajo. Lo que más me gusta es el arte abstracto. Me gusta la composición de colores que tienen mucho que ver con los estados de ánimo”.

Ya en el final del debate, Alvaro Vaquero, artista, comparte su experiencia con los murales: “Creo que se trata de un recurso interesante para diseñar espacios y darles vida. Tanto en lugares públicos como privados. Se genera contenido artístico para cualquier tipo de público, armas un clima diferente. El mural por sí solo es una obra de arte, que a veces se puede potenciar con el entorno donde fue ejecutado. Creo que es una tendencia que vino para quedarse. Aunque los murales datan desde hace muchos años, por citar por ejemplo a Diego Rivera, o la Capilla Sixtina de Miguel Ángel”.

Lo que más le gusta de este recurso tiene que ver con las escalas que se manejan: “Tengo que pensar diferente de cuando pinto sobre un bastidor de tela, las dimensiones y los detalles cambian. Es otro mundo, otra lectura, el mural se ve de lejos, la gente interactúa con el mismo. La pintura cambia. Los materiales y la técnica también varían”. El artista que intervino varios bares de Capital Federal y Zona Norte describió su fuente de inspiración: “La idea es llegar a un acuerdo con el cliente sobre la base de poder volcar mi propio estilo. Me gusta abordar y dejar un arte positivo, alegre, con colores que brinden luz al lugar en cuestión. Que les sea una imagen agradable a los que viven por allí y a la gente que pasa cada día frente al mural”.

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