“Lazy bags”, las reposeras inflables que coparon las playas y son el éxito del verano

Llegaron hace ya cuatro años y este 2020 se instalaron definitivamente en Pinamar. Pesan 1,3 kilos, se trasladan en una pequeña bolsa de tela y se inflan con el viento. En Argentina cuestan alrededor de $1.000

El producto llegó al país en 2016 y, cuatro años más tarde, está replicado en todas las playas argentinas

Algunos prefieren no llamar la atención y eligen colores oscuros. Otros, buscan no pasar desapercibidos y buscan tonalidades llamativas, las cuales fluctúan entre el fucsia, el verde agua y el azul flúo. En Pinamar, las reposeras inflables continúan siendo un éxito entre los veraneantes, multiplicadas desde el norte hasta Cariló como una sutil y diferente manera de descansar en la arena.

Me permite dormir mucho más cómodo que en la reposera y tomar sol de manera pareja. Además, entre las lonas, las sombrillas y las carpas que se clavan en la playa uno pasa desapercibido. Y me gusta porque la inflás en dos minutos; y cuando tenés que irte lo mismo, cerrás la bolsa y listo”, indicó Mariano Saavedra, de 27 años, a Infobae.

El producto irrumpió en el mercado nacional en 2016 y ganó adeptos al instante. Cuatro años después, la sensación es única: llegó para quedarse. Dentro de la escena playera, distinguirlos entre la multitud sólo precisa de un poco de observación. Y si bien durante los primeros años costaba verlos de manera continua, con el correr de las temporadas es parte del paisaje turístico frente al mar.

Una mujer descansa en una de las playas más concurridas de Pinamar

Su armado requiere de pocos segundos. Saavedra aceptó el desafío de sacarle el aire y volver a armarlo en un solo instante. “Me ayuda el viento”, avisó el joven, quien en apenas 23 segundos estaba acostado nuevamente sobre el inflable.

“Lazy bag” es su nombre tradicional y en las plataformas de venta online su precio oscila entre los $800 y $1.500, dependiendo la marca y el color del producto. En la playa se las utilizan como sillas, reposeras y colchones. Sus dueños, aprovechan para descansar y disfrutar de una jornada junto al mar.

El producto es holandés y está confeccionado por materiales livianos y resistentes, similares a la tela de avión. No necesita de elementos externos para su armado. Además, es fácil de llevar: entra en una mochila o en la cartera. También se adaptan a diversos terrenos según las necesidades de cada usuario. Una vez inflado es lo suficientemente grande para que una persona pueda tomar sol, leer un libro o sentarse a tomar un mate.

El armado precisa sólo del viento y luego bloquear la entrada para evitar que se escape el aire

“Nosotros en la familia somos cuatro y tenemos uno solo porque al principio mis hijas me hacían chistes, me decían que era un ridículo por comprarlo. Lo probé en el patio de casa y lo sentía cómodo. Este lo tengo desde el año pasado, y ese verano lo usé yo solo. Cuando lo traje nuevamente volvieron a criticarme, pero ahora, si pasás dentro de media hora, vas a ver a alguna de ellas durmiendo sobre el inflable”, bromeó Gerardo, quien veranea desde hace 10 años en el parador Cocodrilo, en referencia a sus hijas.

“Junto a mi mujer e hijas nos quedamos al mediodía y solemos traer la conservadora con sándwiches o alguna sobra que nos quedó de la noche anterior. Armamos una sombrilla, juntamos las reposeras y hasta nos sentamos tres personas arriba del inflable. Realmente es muy práctico y me sorprendió para bien ver que muchas personas lo están usando”, agregó el cordobés de 53 años.

Los turistas lo usan para leer, tomar sol o descansar

El inflable requiere únicamente del factor viento, clave y esencial para que el mismo se llene de aire y permanezca lo suficientemente rígido como para soportar el cuerpo de una o más personas. Cuando ingresa el aire, se debe enrollar la punta por la que ingresó el viento y bloquear su entrada con dos broches.

Desde su surgimiento, este invento invadió los balnearios internacionales, desde Estados Unidos hasta las tradicionales playas europeas. En Argentina comenzó a distinguirse en las playas más concurridas a partir de 2017, dada su practicidad y que el producto es resistente al agua o al pasto.

Fotos: Diego Medina

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