La dinámica de las relaciones amorosas mutó a lo largo del tiempo. Las parejas comenzaron a reflejar cambios en los roles, las expectativas de sus protagonistas se equilibraron, y los tiempos de duración del vínculo se acortaron. También se incrementaron las licencias y las búsquedas de nuevas satisfacciones, tal vez encontradas en un tercero en discordia.
“La infidelidad es un comportamiento narcisista. Las ganancias de saberse atractivo/a, de conquistar, de tener una sexualidad con otros u otros cuerpos e intensidades se guarda en el secreto de la valoración personal. Respecto a la repercusión que tiene en lo sexual, los beneficios eróticos de estar con una tercera persona se extienden a la cama de la pareja estable; es posible que la persona esté más abierta y proponga más juegos y poses. Existe el mito de que la persona infiel rehuye a tener sexo con su pareja estable y no es así. Por lo general el sentirse seguro/a con otro cuerpo aumenta la confianza personal”, aseguró a Infobae Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo.
“Aunque el 91% de los infieles confiesa que busca una aventura por una atracción física, lo cierto es que un 34% también afirma que necesita una conexión emocional”, aseguran desde el portal Ashley Madison, un sitio web para personas infieles. Por otro lado, según una encuesta, el 61% de las personas afirmó buscar intensidad, retos y cumplir sus fantasías, mientras que el 35% necesita aventura y emoción. En definitiva, hay una variedad de caminos por los que las personas terminan experimentando una infidelidad.
Más allá de los argumentos que se esgrimen, los factores que llevan a una persona a violar el acuerdo de fidelidad son numerosos y no asientan solo en desajustes de la pareja. De acuerdo a Ghedin, no hay resultados concluyentes de esta conducta, ya que no hablamos de una patología sino de un comportamiento humano: “Ni los andrógenos (testosterona) ni la falta de sexo en la pareja llegan a ser factores únicos y determinantes de la infidelidad. En cambio, la búsqueda de experiencias nuevas ligadas al placer aparece como un estímulo irrefrenable. La persona que es infiel sabe que su comportamiento transgrede una pauta vincular, más allá de eso, y aun sintiendo culpa, el beneficio sobre la estima es mayor que cualquier obstáculo”.
En base a la encuesta realizada, Ashley Madison enumeró los cinco tipos de infieles. Estos son:
1. Superhéroe: ser otra persona
Un engaño Superhéroe es aquel en el que una o ambas partes se hacen pasar por una persona diferente a la que realmente son con el tercero. Así, consiguen sentirse empoderados y les aporta nuevas sensaciones de control. No conocer demasiados detalles sobre su amante da a los infieles la posibilidad de hacerse pasar por esta imagen idealizada de sí mismos. Dentro del espectro de los infieles, el 12% de los encuestados suele engañar con este método.
2. Abrelatas
El Abrelatas es el tipo de infidelidad en el que el infiel quiere ser descubierto en el acto para que su pareja lo abandone. Según datos de Ashley Madison, el 3% de los encuestados responde a este tipo de categoría.
3. Despertador
Parecido al Abrelatas, alguien de este tipo de categoría desea que su actitud distante y rara lleve a su pareja a darse cuenta de que algo está pasando. Como su propio nombre indica, es una alarma que indica que algo tiene que cambiar en la relación para que pueda prosperar y mejorar. Únicamente el 3% de los encuestados responde a este tipo de infidelidad.
4. Oportunista
Un affaire oportunista es aquel en el que una relación casual y platónica se convierte en una relación seria tras concretarse. Aunque la primera intención de esta infidelidad pueda ser de algún modo inocente, estos affaires pueden llegar a ser los más dolorosos. Este tipo de actitudes responden al 16% de los encuestados.
5. Aventurero: en búsqueda de nuevas emociones
Una infidelidad aventurera busca un buen cambio de ritmo. Aquellos que están “enganchados” a relaciones aventureras necesitan emoción, intensidad y diversión. Esta suele ser la más elegida por los infieles, ya que el 81% de los encuestados responde a esta categoría.
“Descubrir la infidelidad cuando era un valor a respetar provoca crisis de diferentes intensidades. En muchos casos ayuda a comunicarse mejor, a descubrir al otro que se había perdido en la cotidianidad. Las parejas que afrontan la infidelidad y deciden continuar juntos deben saber que los reproches, el ‘pase de factura’ constante, el malhumor y la necesidad de saber los pormenores del hecho infiel no ayudan para nada. Tampoco es un ‘dar vuelta la página’ y hacer como si nada hubiera pasado. Aunque hoy en día hay mayor tolerancia, es menester afinar la comunicación y no dejar que la rutina arrase con todo”, concluyó Ghedin.
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