Son dos profesionales exitosos, sin hijos y decidieron mudarse a un micro-departamento: “Nuestro hogar de 18 m2 tiene todo lo que necesitamos”

Por elección propia y sin condicionamientos económicos, Juan Manuel y Melina decidieron resignar metros cuadrados a cambio de ganar practicidad, buena ubicación y cercanía con sus lugares de trabajo y los sitios donde practican sus hobbies. Con muebles funcionales a medida y mucho orden, aseguran que la decisión les cambió la vida. La visión de un especialista sobre una tendencia que crece en las principales ciudades del mundo

Juan Manuel y Melina son una pareja de mediana edad, sin hijos y ambos profesionales exitosos. Dejaron atrás un departamento de dos ambientes en el barrio de La Paternal y se mudaron a uno de 18m2: una vivienda minimalista en Palermo

La historia de Juan Manuel y Melina puede resultar para muchos inexplicable. Pero ellos lejos de buscar comprensión sobre su peculiar decisión, prefieren contar su historia con alegría. Y explican por qué decidieron mudarse a vivir juntos en muy pocos metros cuadrados. Ellos hoy sienten “alivio y felicidad”.

Son una pareja de mediana edad, sin hijos y ambos profesionales exitosos. Dejaron atrás un departamento de dos ambientes en el barrio de La Paternal -donde vivieron 13 años- y decidieron buscar y mudarse a uno de solo 18 metros cuadrados: una vivienda minimalista en Palermo, un espacio único que en 18 m2 concentra estar-comedor-cocina-dormitorio más otros 5 m2 destinados al baño -sin bañera ni bidet-, pasillo y balcón. Ahora habitan uno de los micro-departamentos que permite construir el nuevo Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires, vigente desde enero de este año.

El costo de un departamento de 18 m2 arranca en valores cercanos a los 50 y 60 mil dólares, según el mobiliario que tenga y el barrio donde esté ubicado (Shutterstock)

Juan Manuel Rodríguez -44 años, arquitecto- y Melina Rabinovich -39, contadora-, casados y decididos a no tener hijos, viven en el sexto piso de un edificio nuevo con amenities comunes: vigilancia, gimnasio, lavadero, terraza, pileta y salón de usos múltiples equipado hasta con vajilla.

Tuvieron que diseñar muebles funcionales a medida para aprovechar el espacio al máximo y deshacerse de cosas “superfluas”; también renunciar a la heladera con freezer, al horno y reemplazar la cama matrimonial por una de una plaza con carricama debajo, un conjunto versátil que durante el día hace las veces de sofá con almohadones decorativos.

Decidieron resignar metros cuadrados a cambio de ganar practicidad, una buena ubicación y cercanía con sus lugares de trabajo y los sitios donde practican sus hobbies -ciclismo y running- ya que los dos entrenan como aficionados para triatlón y carreras de aventura y montaña.

“Nuestra búsqueda estuvo centrada en dos premisas ‘precio y ubicación’. El detonante fue la necesidad de mejorar la conexión con nuestros lugares de trabajo porque nos quedaba muy a trasmano; estar lo más cerca posible del subte, de la pista de ciclismo de carrera (ex KDT) y de un espacio verde para correr", cuentan.

“Estamos algo ajustados, pero logramos acomodarnos. Nuestro hogar tiene todo lo que necesitamos, si bien es cierto que antes de mudarnos tuvimos que ‘pensar’ el espacio por nuestra cuenta. Al fin y al cabo, vivir acá nos cambió la vida, aseguraron sonrientes a Infobae.

“Superar el ¡no entramos!”

La búsqueda del nuevo hogar fue intensa. “Después de mucho buscar dimos con este departamento que, a priori, era demasiado chico, pero evaluamos todas las cosas buenas que tenía”, contó Juan Manuel a Infobae. Recordó que ni bien entraron, Melina suspiró: “Me encanta…pero ¡no entramos!”. Con cierta experiencia en diseño de muebles, Juan Manuel le respondió: “Dejame ver bien, esperá”. Acto seguido, con la vendedora de la inmobiliaria se pusieron a tomar las medidas exactas de todo.

Es una vivienda minimalista en Palermo, un espacio único que en 18 metros cuadrados (m2) concentra estar-comedor-cocina-dormitorio más otros 5 m2 destinados al baño -sin bañera ni bidet-, pasillo y balcón

“Comencé a dibujar el plano en 3D, me di cuenta que entraba todo muy justo con los espacios de guardado, que tendríamos que deshacernos de muchas cosas ‘superfluas’ y que incluso no podríamos poner la cama doble, ni siquiera una cama rebatible porque aún plegada quitaba demasiado espacio. Entonces le dije a Meli: ‘Si resignamos una heladera estándar por una bajo-mesada, tipo frigobar, y la cama doble por un sofá cama de una plaza con otra abajo, entramos cómodos".

Decisión tomada: compraron el mini departamento y empezaron a organizarse. Juan Manuel diseñó y realizó un mueble integral que va casi de punta a punta del ambiente, una alacena de cocina con espacio de guardado hasta el cielorraso (el departamento sólo traía instalado el mueble bajo mesada), una mesa-desayunador también con espacio de guardado y ruedas para poder trasladarla al lado del sofá o al balcón, y una mesa ratona especial que también sirve para sentarse. “Con todo eso nos arreglamos muy bien para poder invitar amigos, en ocasiones recibimos hasta 4 invitados”, contaron.

Viven en el sexto piso de un edificio nuevo con amenities comunes: vigilancia, gimnasio, lavadero, terraza, pileta y salón de usos múltiples equipado hasta con vajilla

Tuvieron que despedirse de varios electrodomésticos, muebles y también de mucha ropa. “Es un proceso que encaramos progresivamente años antes de que se pusieran de moda los ‘organizadores de espacios’; por más que esté en buen estado e incluso tenga valor emocional, si no se usa se va, sí o sí. Ni hablar de los adornos, recuerdos, revistas, cajas, CDs, apuntes no estrictamente necesarios para el trabajo, etc… todo eso voló”, apuntó Melina.

El departamento no tiene conexión de gas, es todo eléctrico y se abastece con agua caliente central. Lo recibieron con dos anafes empotrados y compraron un microondas con “grill” con funciones mixtas para poder cocinar carnes, por ejemplo. Tiene un solo aire acondicionado frío-calor, que estiman más que suficiente.

Ventajas y desventajas

Dispuesto a enumerar los beneficios de su nuevo hogar, Juan Manuel enumeró: “Puedo ir al trabajo en subte, reduciendo el tiempo de viaje, y para el caso de Melina, que le queda a menos de 20 cuadras, va caminando. Logramos estar a menos de 30 cuadras del circuito de ciclismo y de los Bosques de Palermo, que frecuentamos los fines de semana. Nos resulta más cómodo ir al gimnasio del edificio y así ahorramos dos abonos por mes, un monto similar al costo de las expensas. Volver del trabajo en verano y refrescarnos en la pileta de la terraza es un plus que no nos imaginábamos tener, como tampoco vivir en una interesante zona gastronómica”.

Tuvieron que diseñar muebles funcionales a medida para aprovechar el espacio al máximo y deshacerse de cosas “superfluas”

En cuanto a las desventajas de vivir en 18 m2, afirmó: “Hay que ser muy ordenado y muy desapegado de los objetos. Es que el espacio de guardado es escaso, a pesar de que está optimizado al máximo. Tenemos que pensar dos veces antes de traer algo nuevo a casa. Tampoco podemos cocinar en cantidad porque no hay espacio para hacerlo y tampoco hay freezer. Para lavar la ropa tenemos que subir al lavadero del edificio y activar los lavados y secados allí, ya que en el departamento no hay lugar para lavarropas ni tender”.

Cercanía, comodidad y practicidad

Con un amplio conocimiento acerca de los nuevos hábitos de vida y de consumo en la sociedad actual, Guillermo Oliveto, presidente y fundador de la consultora W, brindó a Infobae un análisis conciso sobre la tendencia de los micro-departamentos que crece en las grandes urbes. “El mundo ya tiene 7.500 millones de habitantes y la urbanización es una tendencia exponencial. En 2050, se prevé que el 75% de la población global viva en ciudades. Hoy las ciudades son el gran polo de atracción: marcan la agenda del presente y del futuro; allí están el trabajo, la innovación y el entretenimiento”, explicó.

El nuevo Código de Edificación, aprobado a fines del año pasado por la Legislatura porteña, se aggiornó a las tendencias que tienen lugar en las grandes ciudades del mundo, como Barcelona, Berlín, Tokio o Nueva York (Shutterstock)

Y continuó: “Las distancias largas resultan ‘muy caras’ en términos de tiempo. Y hoy el tiempo es el bien más escaso, por ende, el más valioso de la sociedad global. A la hora de elegir dónde vivir, cercanía-comodidad-practicidad empiezan a ganarle la pulseada a comodidad-espacio-confort. Por eso se reducen los espacios exprimiendo al máximo la funcionalidad y organizándolos en su interior con una decoración donde prime el ‘menos es más’. Cada vez más la gente quiere disfrutar de su tiempo y no padecerlo en embotellamientos de tránsito. Esta es la razón por la que está dispuesta a resignar metros cuadrados a cambio de ganar horas de trabajo -productividad- o de ocio -recreación-”.

El nuevo Código de Edificación, aprobado a fines del año pasado por la Legislatura porteña, se aggiornó a las tendencias que tienen lugar en las grandes ciudades del mundo, como Barcelona, Berlín, Tokio o Nueva York. En ese sentido, los legisladores que lo impulsaron remarcaron que se bajaron las medidas mínimas en sintonía con el tipo de construcción que necesita el mercado para facilitar el acceso de la primera vivienda a la franja de los jóvenes.

Los edificios de micro-departamentos están ubicados en zonas próximas a avenidas y medios de transporte y están pensados para generar una extensión del departamento en calidad de vida con la inclusión de algunas de estas amenities (Shutterstock)

El presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), Damián Tabakman, afirmó a Infobae que “en las grandes ciudades del mundo cada vez más personas, sobre todo jóvenes, eligen vivir en espacios más chicos pero funcionales, en edificios con servicios comunes, bien ubicados, conectados con el transporte público, cercanos a los lugares de trabajo”.

“Los edificios de micro-departamentos están ubicados en zonas próximas a avenidas y medios de transporte y están pensados para generar una extensión del departamento en calidad de vida con la inclusión de algunas de estas amenities: gimnasio, espacio de coworking, microcine, SUM, parrillas, solarium, pileta, jacuzzi, bicicletas comunitarias, duchas”, señaló a Infobae, Gabriel Brodsky, de Predial, empresa que comercializa micro-departamentos en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cuánto sale vivir en pocos metros cuadrados en un mini espacio super bien ubicado? El costo de un departamento de 18 m2 arranca en valores cercanos a los 50 y 60 mil dólares, según el mobiliario que tenga y el barrio donde esté ubicado.

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