Muchos piensan en los jóvenes como una generación perdida, sin rumbo. Otros, los perciben como inmaduros o poco serios. Si hay algo de cierto en esto es que los prejuicios son infinitos. Porque hoy las grandes revoluciones están en manos de los jóvenes de todo el mundo: los que cuestionan, interpelan y buscan lograr el cambio en el mundo del que los adultos no se encargaron.
En Argentina, uno de los grandes quiebres fue en junio del 2015 cuando las calles se vieron inundadas de una marea de jóvenes en la primera marcha de “Ni una Menos”, que se realizó en la plaza del Congreso. Otro de los grandes momentos en los que asombró la participación de adolescentes fue también en una marcha, en el 2018, esta vez relacionada con el tratamiento de la despenalización y la legalización del aborto, en un día simbólico como lo era el Día de la Mujer. Y en el 2019 comenzó una lucha por el calentamiento global en todas partes del mundo liderada por la adolescente sueca de 16 años Greta Thunberg. Esto reafirma una vez más que hoy los jóvenes ocupan un papel activo en los cambios del futuro.
En este contexto, en pos de darles voz a quienes serán adultos durante la próxima década, cinco adolescentes argentinos fueron oradores de las charlas TEDxRíodelaPlata, egresados de Clubes TED-Ed, sobre diferentes temáticas que respondían a una simple pregunta: ¿Qué veían distinto como adolescentes a las generaciones anteriores?
Carolina Colman
Estudiante de Ciencias Políticas, la joven de 18 años oriunda de Berazategui siempre se sintió atraída por las causas sociales. “Me interesa mucho la política porque creo que es lo que hace a nuestra vida; todo lo que hacemos y elegimos está atravesado por la política. También creo que es mi manera de relacionarme con las causas sociales", dijo a este medio Carolina Colman.
En este contexto, la joven reflexionó en su charla TEDxRíodelaPlata acerca de cómo los jóvenes se organizan y reaccionan frente a cuestiones como el acoso callejero, la educación sexual o el cambio climático.
La primera vez que Colman asistió a una marcha fue en el 2018 por la legalización del aborto. Cuando notó la cantidad de jóvenes que se movilizaban por una misma causa de manera organizada, el impacto fue inmenso: “Sé que las marchas siempre existieron, no es algo de nuestra generación, pero lo que sí sé es que nuestra generación tiene como herramienta a las redes sociales, que permiten que se repliquen estas movilizaciones en todo el mundo y darles una vuelta más a las marchas. Que no quede en la nada misma”.
Ese día fue muy especial porque significó para ella el quiebre con el pasado. Y es que la joven decidió convertir una experiencia traumática en algo poderoso: cuando era más chica, en la calle un hombre le mostró su pene. Ese episodio la indignó y activó algo en ella. “El año pasado fue muy importante para el movimiento feminista y es gracias a ello que pudimos reconocer algunas cosas que nos afectaron de chicas y hoy podemos decir con mucha más fuerza que no, cuando algo no nos gusta, cuando no lo pedimos ni consentimos. A gran escala, sucedió lo mismo con el cambio climático; los jóvenes dijimos basta y se creó un movimiento enorme a nivel mundial para cambiar esta realidad y que no tengamos que arrastrarlo a nuestro futuro”, enfatizó la joven.
Chiara Rasso
“¿Qué pasaría si cuando me recibo ya deja de ser necesaria mi carrera? ¿Si el día de mañana me gustan las chicas? ¿Si no encajo en un grupo o directamente no quiero encajar? Cuando me preguntaron qué veía diferente con respecto a la generación anterior, lo primero que se me vino a la cabeza era el miedo que tenemos hoy los jóvenes a no saber qué es lo que pasará la semana que viene, menos en diez años”, afirmó Rasso en diálogo con Infobae.
La joven habló sobre cómo su generación se percibe lejana de las generaciones que la antecedieron y por qué es ilógico buscar permanencia en un mundo tan cambiante.
“Se siente ilógico buscar permanencia en un mundo que está cambiando constantemente pero también entendí en este proceso que tener miedo estaba bien, que era algo que le pasaba a la gente y que me iba a seguir pasando sea o no grande, que la única manera era animarse a proyectar”.
“Hoy no sabemos qué va a pasar dentro de una horas. Somos la generación a la que le inquieta todo y, si bien pareciera que estamos dispuestos a hacerle frente a cada situación, eso no significa que no tengamos miedo”, afirmó la joven.
De este modo, explicó que cada proyecto de vida lo encara a través de tres principios: ser la mejor versión de ella misma, adueñarse de su presente y proponerse objetivos flexibles a largo plazo para poder tomar las decisiones.
Francisco Weitzman
El adolescente de 16 años es de Capital Federal. Luego de asistir a una fiesta con sus compañeros de curso y de relacionarse con un chico empezó a preguntarse: ¿cuáles son los criterios que tienen en cuenta las personas para determinar si les gusta o no una persona? “Toda esta situación me llevó a pensar en dos cosas: ¿por qué tenemos la necesidad de encasillar a las personas por su físico, género y personalidad? y, segundo, ¿cómo es que me llega a gustar alguien por estas razones? Concluí después de mucho tiempo que el único criterio que tenía yo era simplemente si me gustaba esa persona y me sentía cómoda a su lado", explicó a Infobae Francisco Weitzman.
En este contexto, Weitzman expuso sobre cuáles deben ser los criterios para determinar si alguien les gusta o no. Y por qué no deben encasillar a las personas por su orientación sexual.
“La idea del amor en este sistema social en el que vivimos y nos relacionamos lo vemos en generaciones anteriores que se traducen en estar casados hace 30 años, una pareja monogámica, hijos, el modelo de familia, entre otros, eso es lo que se nos inculca consciente e inconscientemente”, enfatizó el adolescente.
Según Weitzman el cuestionamiento de lo que está impuesto con respecto al género se ve todos los días en la calle, en la escuela y en las marchas: “Eso es una continuación de la lucha por el libre derecho de la expresión sexual. Si este filtro de criterios no existiese en la cabeza de nadie más, entonces problemas actuales que son graves como la discriminación, desigualdad e inequidad de derechos por el simple hecho de ser quien sos no estarían más”.
Manuel Fernández Burda
Manuel Fernández tiene 16 años y está actualmente en cuarto año del secundario. Cuando se le presentó la consigna de identificar qué notaba de diferente con respecto a las generaciones anteriores, la respuesta fue fácil de comprender para él: los adultos minimizaban su opinión por el simple hecho de que “era muy chico”. “Cuando íbamos a refutar algo con mis amigos a los mayores enseguida la respuesta era: ‘Vos no podes opinar, sos muy chico’, y eso me indignaba bastante porque yo tengo una voz y tenía algo que decir, por suerte son cada vez más los que entienden que esto tiene que cambiar”, confesó a Infobae Fernández.
Por eso, en su charla TEDxRíodelaPlata, la temática fue cómo la relación de poder entre adolescentes y adultos hoy se ve condicionada por el acceso a la información que hoy tiene los chicos, gracias a la tecnología.
Admite que actualmente él tiene la suerte de que en su casa y en algunos espacios de su colegio es escuchado sin tener miedo a que lo rebajen, no es el mismo escenario para todos: “Sí, me siento capaz de cambiar algunas cosas. Sé que soy un adolescente pero tengo información y el acceso a la misma en caso de no tenerla para poder cambiar la realidad. Hoy los ejemplos son muchos, los jóvenes están cambiando el mundo”.
“En muchos casos tenemos las respuestas de muchas cosas pero no te dejan usarlas. Por eso sugiero que los adultos escuchen, ya que tenemos mucho para decir. Es hora de que se den cuenta de que el monopolio de la información manejado por los adultos desapareció cuando apareció Internet”, concluyó.
Yael Crupnicoff
Con 17 años, a Yael Crupnicoff, siempre le inquietó la política, y se describe así misma como activista por el clima y los derechos de las mujeres. Por eso decidió reflejar en su exposición cómo los jóvenes hacen que la política forme parte de su cotidianidad. “Los adolescentes entendemos que no es algo abstracto, que sucede más allá de la cultura que consume cada uno; hoy todo está atravesado por la política”, apuntó Crupnicoff.
Lo cierto es que la joven mantiene un papel activo en la sociedad e incluso, gracias a su interés por sus causas, su familia también: “Voy a todas las marchas, coordino la delegación que sale desde mi escuela, estoy en ‘Jóvenes por el clima’ y también brindo apoyo escolar en un barrio vulnerable. A la primera marcha que asistí fue a la del aborto cuando mi mamá me manifestó que le daba miedo que vaya. Entonces la invite a que venga conmigo y fue una experiencia muy enriquecedora porque se dio cuenta de que éramos jóvenes luchando por una causa que nos involucra a todos y estuvo muy bueno vivirlo con ella”.
"Pertenezco a una generación que no tiene miedo a hablar de un tema, que no escapa a las situaciones por miedo a incomodar el otro. Entendemos que hay que hablar y discutir. La revolución que está pasando ahora es única, por eso es importante que no nos vean únicamente como el futuro sino también como el presente. Acá estamos”, enfatizó.
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