Si bien el cambio no es radical ni vertiginoso, el rap argentino se hace eco de la revolución de las mujeres. La escena se vio interpelada por la lucha del movimiento feminista y la marea verde que mueve los tiempos de esta nueva era. Las rimas homofóbicas, las frases misóginas y las agresiones sexistas ya no desatan ovaciones y son resistidas entre el público.
Que hoy las pibas rimen en las plazas, claven punchlines, hagan beatbox, o tiren bases desde las consolas es moneda corriente y el mensaje de cara a las mujeres de nuestro país que improvisan es claro: que se animen a competir en las grandes batallas y que dejen de ser consideradas “mujeres que hacen freestyle” para empezar a ser reconocidas como freestylers.
Este domingo 20 de octubre a las 17 hs. el Estadio Luna Park será el escenario de la final argentina de la Batalla de los Gallos. DToke –campeón argentino en 2013 y 2015 e internacional en 2013–, WOS (campeón argentino e internacional de BDLG 2018) y Azcino (campeón mexicano y subcampeón internacional de BDLG 2018) conforman el jurado de expertos a cargo de la competencia. Si bien el género estuvo hasta ahora en gran parte dominado por las presencias masculinas, por primera vez, la final nacional tiene dos mujeres entre sus 16 finalistas, Josefina Lucía Bolli, más conocida como NTC (21) y Rosario Flores, aka Roma (17).
Desde sus comienzos, el hip-hop se trató de contar historias. Así como el sonido del movimiento fue creado por la reutilización creativa de la música que ya existía, el éxito de los MCs del género se basó en su voluntad de romper las viejas formas y manejar los fragmentos para crear un nuevo estilo de autoexpresión. Los raperos, tanto hombres como mujeres, utilizaron juegos de palabras, repetición y metáforas extendidas para relatar experiencias oscuras, violentas, románticas o esperanzadoras, y se convirtieron en héroes.
Pero dada la historia de la industria de la música de marginar las contribuciones de las mujeres, es fácil ver el hip-hop como un club casi exclusivo para hombres. Las letras jactanciosas sobre violencia, sexo, arrogancia y masculinidad reinan en un espacio donde las mujeres, en la mayoría de los casos, son cosificadas como trofeos o sus propias historias son ignoradas. Pero mientras que los críticos todavía se burlaban del hip-hop como una moda pasajera, las raperas femeninas comenzaban a inventar una parte formidable de la biología del género, detallando sin complejos sus interpretaciones y experiencias del mundo en el que vivían. Todas tenían distintas variaciones en estilo, flujo y contenido lírico, pero lo que cada mujer tenía en común era una voz ferozmente independiente y el poder de permanecer constante y rotundamente fieles a sí mismas.
La primera rapera en lanzar su propio álbum completo fue la estadounidense MC Lyte y lo hizo en 1988. El flujo de Lyte, la precisión lírica y la escasez de la autocensurarse llamaron la atención de la industria rápidamente. En su momento, la rapera describió la escena como “competitiva y basada en habilidades”, pero no con un sesgo de género. “Puede haber habido momentos en que los promotores no quisieron pagarme lo que me merecía. En una lineup, no querían ponerme donde debía ir. Pero nada de eso me afectó hasta un punto donde me importaba. Puede haber habido contratiempos, pero nunca dejé que me afectaran”.
Las mujeres del mundo han tenido un impacto increíble no solo en el rap, sino también en la industria de la música. Sus letras creativas, flujos innovadores y éxitos en las listas de los más escuchados han hecho que muchas de sus rimas revolucionarias ayudaran a allanar el camino. Si bien sus contribuciones al género a menudo se pasan por alto, no se puede negar que estas raperas cambiaron la escena para siempre.
En la Argentina, la historia del rap de mujeres nos remite a las pioneras Actitud María Marta, el ex conjunto de las aún vigentes Malena D’Alessio y Alicia Dal Monte, aka Alika, que en los años noventa se impuso gracias a sus innovadoras propuestas musicales y letras contestatarias. En el nuevo milenio, el camino se agrandó cuando aparecieron Ioja, Sara Hebe y Miss Bolivia, entre otras. Sin embargo, en el freestyle y el rap improvisado la tendencia se fue acentuando en estos últimos diez años.
Una de las precursoras, si no la primera freestyler, fue Lait. Su presencia era habitual en los inicios del movimiento under rapero, Halabalusa, y ha dejado batallas contra tres jóvenes promesas como Kódigo (2010), Papo o Mks (2012). Además, se destacan grandes nombres como La Joaqui (Red Bull 2014 y 2015), Tink (Red Bull 2016) o Rouse. Hoy las freestylers, además de haberse ganado su lugar en las competencias más importantes del país, conforman jurados y así logran romper con los estereotipos.
Josefina Lucía Bolli, más conocida como NTC, tiene 21 años y conoció el mundo del freestyle a los 17 cuando como espectadora en una batalla se enamoró del género. Cuando terminó el secundario y empezó a cursar las primeras materias de la carrera de sociología en la facultad, Josefina quedó embarazada. La llegada de su hijo Marek marcó un antes y un después en su vida. Y a pocos meses de haberse convertido en mamá escuchó de una batalla femenina de freestyle y quiso probar su suerte. “Dije ‘me mando para ver que onda’ y divertirme. Fui y llegué a la final. Ahí fue cuando me di cuenta que me gustaba. De repente, se empezaron a dar un montón de cosas hermosas como el Festival de Juventud Urbana, de donde salió mi batalla contra Replik que alcanzó con más de 1 millón de reproducciones en Youtube”, contó en diálogo con este medio la freestyler.
En la competencia del Festival de Juventud Urbana fue la única mujer en participar y en la final del abierto de Almirante Brown fue la única mujer en pasar a cuartos de final. Formó parte de la Nike Battle Force en 2018 y actualmente es la puntera del torneo de la competencia Pueblo Rapper. “Falta un montón, pero muy de a poco se van abriendo espacios para las mujeres. Fueron muchos años donde los protagonistas fueron los hombres. Hoy, si bien te encontrás a un par de chicas en la escena, siguen siendo minoría”, aseveró NTC.
Cuando empezó a hacer freestyle lo hizo “como un resultado del dolor”. Allí, asegura, vuelca todo lo que le pasa. “Lo que me falta lo encuentro en el freestyle. Es catártico y loco al mismo tiempo. Soy amiga de varios competidores y es increíble porque te tirás con todo y después te abrazas y te decís ‘che, estuviste muy bien’, eso es muy mágico. Mi mensaje para las pibas es que se animen. Que siempre va a haber gente que ponga palos en la rueda pero también hay mucha otra que da oportunidades. Que nuestro lugar, el día de hoy, es el de protagonistas y nunca más el de personajes secundarios”, expresó.
Su nombre hace referencia a un capítulo de la famosa serie animada estadounidense Los Simpsons y la sigla NTC significa “no te compliques”. “Ya no me atacan por ser mujer. Y cuando lo hacen -continuó- no me enojo, pero respondo desde un lugar de mucha altura y ahí ellos saben que pierden. Ya no soy una competidora de plaza. Ahora me codeo con gente profesional que no suele acudir a cosas básicas. En la plaza me cosificaron mucho y al principio me enojaba mucho y desde el enojo no podía hacer mucho. Ahora, lo tomo como un precursor. Es de las cosas que más me saca, pero para bien”.
Rosario Flores, aka Roma, arrancó a competir a los 14 años. Su primera competencia fue en el Parque Saavedra y a mediados de 2018 empezó a ganar reconocimiento por una batalla de clasificatoria en Las Vegas. Desde entonces, decidió empezar a anotarse a eventos un poco mas grandes. Participó de la Nike Battle Force, Templo Sagrado (en Villa el Chocon, Neuquén), Actitud Freestyle 2019, BDM femenina y regional 2019, en la Triple F y también está clasificada a la Red Bull Nacional 2019 y Juventud Urbana.
Su primo fue quien le mostró el mundo del freestyle. Empezó a batallar con él en una plaza que quedaba cerca de su casa. “Para mí, haber llegado hasta acá en una locura. Veo mis primeras batallas en las que era mala, muy mala y hoy estar entre los 16 finalistas de la Batalla de los Gallos me enorgullece muchísimo”, sostuvo en diálogo con Infobae.
Para prepararse para la emblemática Batalla de los Gallos, Flores entrenó una vez por semana con su representante y todos los días por su cuenta con contadores, “tirando mucho freestyle” y escribiendo sus temas. Compitió en distintos eventos y en plazas como para no perder la costumbre. Flores asegura sus objetivos para la batalla son “morir en donde sea, es decir caer en octavos, en cuartos o en semis pero irse feliz”.
“En las plazas aprendí que hay estilos distintos. Que en esa cancha vale todo y tenés que bancartela. Recuerdo que me hayan gritado en la cara y dicho de todo. Yo era muy chica. A los 15 años estaba en una batalla en la plaza con 9 hombres y uno de ellos me dijo en su punchline que ‘me arrodillaba y les chupaba la p.... a todos’. Fue muy feo y me marcó mucho. La escena del freestyle sigue siendo machista pero está cambiando mucho y de golpe. A la gente que sigue con esas ideas les cuesta muchísimo”, concluyó.
Fotos: Gentileza Redbull
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